La inseguridad jurídica es ya la principal amenaza para la economía española, según los empresarios. Un 48% de los encuestados la ha señalado, por delante de la incertidumbre política (44%) y el cambio regulatorio (30%), aspectos que ya inquietaban mayoritariamente a los empresarios en años anteriores. Sin embargo, la inseguridad jurídica no se mencionaba hace un año y ahora es la que más respuestas acapara.
El año pasado los tres principales riesgos para la economía española, en opinión de los líderes empresariales, eran la inflación (54%), la incertidumbre política (46%) y el debilitamiento de la economía global (33%). Lo que refleja el estudio publicado este domingo por CEOE y KPMG es que los empresarios han pasado de preocuparse por los aspectos más económicos a aspectos regulatorios y políticos.
"Los resultados de la encuesta arrojan una elevada preocupación en torno a la inseguridad jurídica, la incertidumbre política y los cambios regulatorios", destaca el informe. Ante un contexto económico y geopolítico incierto, demandan estabilidad, especialmente en el ámbito normativo. De hecho, uno de cada cuatro encuestados sitúa también la inseguridad jurídica y los cambios regulatorios entre los principales riesgos para su negocio (25% y 26% de la muestra, respectivamente).
Resulta muy significativo, también, que la inestabilidad política se haya instalado como una de las grandes preocupaciones del tejido empresarial, por su impacto sobre la seguridad jurídica, la certidumbre y la estabilidad regulatoria. Una preocupación que se traslada a la caída de la inversión que ya estamos registrando en nuestro país", destaca el presidente de CEOE, Antonio Garamendi.
La inseguridad jurídica daña la inversión
El efecto de este sentimiento por parte de los empresarios ya se ha materializado. La inversión empresarial encadena dos trimestres de caídas consecutivas. Es la única variable del Producto Interior Bruto (PIB), junto al gasto de los turistas españoles en el extranjero, que no ha recuperado todavía los niveles prepandemia. Es más, en los últimos trimestres se ha alejado aún más y cerró el 2023 un 5% por debajo.
Las principales instituciones económicas han alertado de esta situación. El Banco de España apuntaba hace unos días a esa "debilidad" de la inversión empresarial en sus últimas proyecciones económicas y calculaba que no recuperará los niveles prepandemia hasta finales de 2025 o principios de 2026. Se basa, entre otras fuentes de información, en su propia encuesta a las empresas: sólo un 15% de ellas dicen haber aumentado su inversión este trimestre.
España es la excepción entre las grandes economías de la UE: la inversión en Italia y Francia ya supera con creces los niveles de 2019 y se sitúan un 23% y un 5% por encima, respectivamente. Incluso Alemania, un país mucho más afectado por la crisis energética y las disrupciones derivadas de la guerra de Ucrania, está más cerca de aquellos niveles previos a la pandemia.
En este sentido, lo que está 'tirando' del crecimiento económico en España, que recuperó sus niveles prepandemia en el tercer trimestre de 2022, son fundamentalmente el consumo público y las exportaciones, que están ya un 12,7% y un 8% por encima. El consumo privado, si bien se ha mantenido fuerte, está justo en el mismo nivel de 2019.
Estas cifras resultan llamativas teniendo en cuenta la fuerte inyección de fondos europeos que se viene produciendo desde 2021, con más de 37.000 millones de euros recibidos desde Europa de los cerca de 80.000 millones que se pretenden captar a fondo perdido (a los que se podrían sumar otros 83.000 en préstamos con condiciones favorables). Sin embargo, la mayoría del dinero ejecutado ha ido a parar al sector público y uno de cada cinco euros que se convocan quedan desiertos.
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