El consumo público sustentó parte importante del crecimiento de la economía en 2023 y, si no se modera, amenaza la sostenibilidad de las finanzas públicas. A finales del año se situaba un 12,7% por encima de los niveles prepandemia. Con todo, su peso está en niveles históricamente elevados, representando un 20% del PIB potencial, según el Banco de España.
"Hemos calculado cuánto representa el consumo público como porcentaje del PIB potencial para eliminar fluctuaciones. Estamos en niveles que igualan máximos históricos recientes que teníamos al final del último ciclo expansivo. Pensamos que no será algo permanente, pero es un riesgo al alza", comentó el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, en la presentación de las proyecciones macroeconómicas este martes.
El Banco de España prevé una ralentización del consumo público tras el crecimiento más fuerte de lo esperado en 2023. En concreto, creció un 3,8%, frente al 2,2% que el Banco de España calculaba. "En los peores años de la pandemia crecía en términos reales a tasas del 3%", advirtió Gavilán. En 2024 el BdE prevé una desaceleración de ese aumento al 1,2%.
"Todo lo demás constante, si el consumo público no se desacelerase en 2024 de acuerdo con lo asumido en el escenario central de este ejercicio de proyecciones, existiría un riesgo al alza en la previsión de crecimiento del PIB, pero también en la de déficit público", alerta el Banco de España en su informe.
El consumo público amenaza el déficit
El Banco de España calcula que el déficit se situará en el 3,5% durante todo el horizonte de proyección, tanto este año como en 2025 y 2026. Eso significaría que España no cumpliría el objetivo de reducirlo al 3% este año pese a la desaceleración del consumo público.
Por esa razón, para reducir el déficit al 3%, a partir de 2025 tendrá que hacer ajustes fiscales de entre cuatro y seis décimas al año. El Banco de España no incorpora ese ajuste en sus previsiones al desconocer las medidas que adoptará el Gobierno, que tendrá que comunicar en septiembre de este año a la Comisión Europea.
El Banco de España ha advertido de que si el crecimiento del consumo público se mantiene estable, con un crecimiento del 3,8% también este año, el déficit público podría estancarse en el entorno del 4% en lugar del 3,5%, lo que agravaría aún más la situación de las finanzas públicas (pero también supondría más crecimiento del PIB, dejándolo por encima del 2%).
En definitiva, con este nivel de consumo público récord en más de una década, dentro de sólo seis meses España tendrá que presentar a Bruselas la hoja de ruta fiscal que seguirá en los próximos cuatro años. La maquinaria de las nuevas reglas fiscales entrará en funcionamiento en 2025 y se mantendrá activa durante toda la legislatura.
El Ejecutivo deberá garantizar ajustes de entre el 0,4% y el 0,6% del PIB anuales mientras el déficit supere el 3% y la deuda, el 90%. Estos ajustes se podrán situar en la parte baja de la horquilla (0,4%) y alargar a siete años (hasta 2031) si se avala que hay reformas e inversiones en marcha, pero en todo caso en España rondarán los 8.000 millones de euros anuales.
Esto enfriará la economía, que ha mantenido un crecimiento sorprendentemente fuerte en los últimos años. El Banco de España calcula que el PIB crecerá un 1,9% este año, otro 1,7% en 2025 y un 1,7% en 2026. Pero si el consumo público se mantiene, el déficit se enquistará en el 4% y el PIB crecerá más del 2%.
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