La inversión empresarial torpedea desde hace meses el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compara con "un cohete". Pese a situarse aún un 2% por debajo del nivel que tenía en 2019, y en un contexto de llegada masiva de fondos europeos, desde el Ejecutivo se resisten a admitir públicamente este pinchazo. Sin embargo, ya lo recogen en sus previsiones del año.
En el cuadro macroeconómico que el Gobierno envió hace unas semanas a la Comisión Europea, rebajó su previsión de crecimiento de la inversión empresarial del 4% al 2,8% para este año. Un 30% menos. Este cambio llegó después del frenazo que sufrió en 2023, cuando apenas aumentó un 0,8% en media anual, frente al 3% que auguraba el Gobierno y el 2,4% de la Comisión.
Tras el pronóstico del Ejecutivo, la propia Bruselas también recortó la semana pasada sus expectativas sobre el crecimiento de la inversión empresarial en España, del 3,4% que auguró en noviembre de 2023 (las últimas previsiones completas) al 1,9%. En este caso, un 44% menos. Retrasa, como el Gobierno, parte del crecimiento esperado para este año ya al 2025.
"En 2024 y 2025 se contempla una aceleración de la inversión [respecto al crecimiento del 0,8% en 2023], en especial de los bienes de equipo, gracias a la recuperación de los niveles de confianza empresarial y el continuado impulso del Plan de Recuperación", aseguró el Gobierno en el documento de actualización de previsiones para 2024 y 2025 enviado a Bruselas a finales de abril.
Culpa a la inversión en construcción
En una entrevista reciente sobre fondos europeos realizada por Ernst & Young (EY), se preguntó al secretario de Estado de Economía, Israel Arroyo, cómo se puede explicar que, con el Mecanismo de Recuperación y los fondos de Cohesión en su momento más álgido, la inversión esté "estancada". "Es fundamentalmente la inversión en construcción la que explica el peor comportamiento recurrente". respondió.
Según el secretario de Estado, los fondos europeos están teniendo "un impacto en la inversión productiva y de infraestructuras", con un crecimiento "robusto". Sin embargo, lo que refleja la Contabilidad Nacional publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) es que la productiva, en bienes de equipo, está un 6% por debajo del nivel prepandemia. Es una brecha mayor que la de la inversión en construcción (-3%).
Además, los datos del INE no permiten distinguir entre inversión privada o pública pero la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) calcula en su Informe sobre los presupuestos iniciales de las AAPP 2024 que a finales de 2023 el nivel de la inversión privada en términos reales sería un 8% inferior al registrado en 2019, mientras que la pública se encontraría más de un 30% por encima de la de ese año.
Aunque tampoco lo desagrega la Contabilidad Nacional, la inversión extranjera en España cayó en 2023 en cerca de 6.400 millones de euros, el primer descenso en cuatro años. En términos porcentuales, el flujo de inversión foránea directa fue un 20% inferior al del año anterior, pasando de los 34.614 millones a los 28.215 millones, según el Registro de la Secretaría de Estado de Comercio disponible en DataInvex.
Pese a todo, las previsiones sobre la evolución de la economía española para este año han mejorado. La Comisión Europea revisó hace unos días al alza el crecimiento del PIB del 1,7% al 2,1%. El Gobierno, por su parte, la mantuvo intacta en el 2% pero alteró su composición: ahora proyecta que se sostendrá más de lo previsto en el incremento del consumo público y menos en el privado y la inversión.
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