Pedro Sánchez y Emmanuel Macron se citan este jueves en Barcelona. Una cumbre en la que firmarán un Tratado de Amistad para dar más estabilidad a la relación entre España y Francia. Aunque esta cooperación ya existe y ha sido muy útil en 2022 en materia energética. Macron ha encontrado un socio en Sánchez para solucionar la crisis que ha sufrido con sus centrales nucleares disparando los envíos de energía desde España, mientras el presidente francés frenaba cualquier posibilidad de reactivar el gasoducto Midcat.
Las exportaciones de gas natural y electricidad hacia Francia en diciembre cerraron en los niveles más altos del año. Los datos que maneja el Ministerio para la Transición Energética es que los envíos de gas natural al país de Macron han aumentado en el último mes del año un 146% respecto a noviembre y han alcanzado la cifra de 4.991 gigavatios hora exportados al país vecino, el tercer mes más exportador de 2022.
Las compras de gas de Francia con origen España se describen en el mercado como "barato". Un término que justifican en la compara la referencia ibérica, MIBGAS, con el TTF holandés, que es la principal referencia de Europa. En diciembre, la referencia ibérica se situó en 99,50 euros/MWh. Respecto al precio medio del TTF de diciembre es de 117,1 euros/MWh, un 15% más que el MIBGAS.
Francia es el mayor cliente del gas que envía España, con un 53%. El Boletín Estadístico de Hidrocarburos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) apunta que sólo las exportaciones de gas natural licuado (GNL) al país vecino, la que se realiza a través de metaneros a las plantas de regasificación, ha crecido un 335% respecto al año anterior.
Las compras de Macron también se han disparado también a través de gasoducto, aunque en menor nivel. Con el Midcat bloqueado y el H2Med siendo un proyecto de futuro, este intercambio depende de la capacidad que tiene las infraestructuras de Irún y VIP Pirineos, que es de 7 bcm (miles de millones de metros cúbicos).
El aumento de las necesidades de Francia llevaron al Gobierno español a ampliar en 1,5 bcm el gasoducto de Irún. Un movimiento que incrementó la capacidad en un 18% sobre la actual y que permite a España suministrar a Francia el equivalente al 6% de su consumo de gas natural.
Macron también quiere más luz ‘española’
Macron también está 'encantado' con la importación de electricidad por parte del Gobierno de Sánchez. España ha enviado en diciembre a Francia el 3,2% de su consumo nacional de electricidad, que se sitúa en 1.462 GWh. Una cifra que aumenta en un 23% lo enviado en noviembre.
Desde el 1 de agosto, las exportaciones eléctricas a Francia, que tiene una parte muy relevante de su parque nuclear inoperativo, suman 6,7 TWh, frente a unas importaciones medias de 2,1 TWh en el mismo período de los últimos cinco años. “España está actuando solidariamente con el resto de estados miembros de su entorno garantizando la seguridad de suministro de electricidad vía la exportación indirecta de gas natural en forma de electricidad”, explican desde el Gobierno.
¿Electricidad subvencionada?
En este caso, también es más 'barato'. El país que lidera Macron ha pagado de media en el último año un 35% más por la electricidad en su mercado mayorista que España. Un dato marcado porque el Gobierno cuenta con la medida excepcional que limita el precio del gas con el que se produce electricidad desde mediados de junio. Una electricidad más barato que llegado a España a enviar 6.729 GWh de electricidad frente a los 2.165 GWh de media que ha importado cada año desde Francia en los últimos cinco años.
Una medida que ha contenido los precios del mercado mayorista de la luz en el mercado español frente al pico que han sufrido en algunas semanas en el resto de Europa . Francia, que ha sufrido una crisis en la producción eléctrica en su red de centrales nucleares en este período, ha necesitado importar luz desde todas sus fronteras.
La factura que ha pagado Francia a España por este 'rescate' eléctrico se cifra hasta septiembre en 448 millones de euros hasta septiembre, según las primeras estimaciones que ofrece la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Una cifra que es diez veces menor de los 5.000 millones de euros de su coste.
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