Economía

El pacto entre sospechosos que une al Rayo Majadahonda con el Atlético de Madrid

Es sorprendente ver un partido de fútbol que termine cinco a cero y que los ‘jefes’ de ambos equipos abandonen el campo satisfechos. La goleada la metió el equipo visitante,

Es sorprendente ver un partido de fútbol que termine cinco a cero y que los ‘jefes’ de ambos equipos abandonen el campo satisfechos. La goleada la metió el equipo visitante, cosa que tampoco es muy habitual. En este caso, sirvió para dejar fuera de la competición a los locales. Todo esto aconteció la pasada noche de Reyes, con el Atlético de Madrid y el Rayo Majadahonda como protagonistas. Un millón de telespectadores siguieron el encuentro entre dos equipos que están unidos por un episodio controvertido: el pacto empresarial y político que zanjaron dos ‘sospechosos habituales’.

Sucedió hace 25 años y tuvo como protagonistas a Jesús Gil y Gil; y a Ricardo Romero de Tejada y Picatoste. Es decir, un mediático presidente de fútbol y un alcalde que terminaría siendo conocido por gastar 212.000 euros en armas de cazar, puros y lotería con una ‘tarjeta black’ que tenía por su cargo como consejero de Bankia. Los testigos de aquel acuerdo aseguran que el pacto se fraguó en los 'felices años 90’ en Majadahonda, donde para lograr una concesión pública era mejor ser bueno jugando al mus que preparando el concurso.

En este contexto, Jesús Gil obtuvo 60.000 metros cuadrados de terreno público para que lo disfrutase 'su' Atlético de Madrid durante 50 años. “Gil construye la ciudad deportiva en Majadahonda sin licencia de obra”, titula Juan Francés en 1998 en El País. Una polémica concesión que ha denunciado en varias ocasiones José Luis Peñas, exconcejal de Hacienda de Majadahonda y autor de Uno de los suyos: Confesiones del delator del caso Gürtel. “No se han cumplido la gran mayoría de los acuerdos que recogía aquel el contrato de concesión y se le ha permitido al Atlético de Madrid, entre otras cosas, cobrar cinco millones por llamarlo ‘Ciudad Deportiva Wanda’. Algo que es ilegal porque está obligado a mantener en todo momento el nombre de Majadahonda”, explica a Vozpópuli el exconcejal.

Gil se comprometió con Romero de Tejada a construir ocho campos de fútbol y una residencia de deportistas. También a reformar el campo principal del Cerro del Espino para que tuviera una capacidad de 8.000 espectadores. Una reforma que, 25 años después, no ha llegado. Un escenario que forzó a que, en el único año en el que el Rayo Majadahonda compitió en Segunda División, la familia Gil tuviese que acoger durante media temporada al equipo majariego en el Wanda para cumplir con las exigencias de LaLiga.

Ejemplo del 'boom' de Majadahonda

Aquel compromiso quedó enterrado entre el centenar de grúas que invadieron Majadahonda en aquellos ‘felices años 90’, en los que la alegría desbordante y la especulación inmobiliaria iban de la mano en esta localidad, a pocos kilómetros de Madrid. De hecho, desde que Gil y Romero de Tejada chocaran su mano, la ciudad ha pasado de 30.000 a los cerca de 80.000 habitantes actuales y a ocupar los primeros puestos en los listados de ‘pueblos más ricos’ de España. “Muchos de estos logros se celebraban en el palco del Vicente Calderón”, comenta Peñas. “Teníamos ‘barra libre’ de abonos del ‘Atleti’, que han ido disfrutando los sucesivos alcaldes de Majadahonda”, añade el exconcejal.

Jesús Gil, ante los medios de comunicación.

El rápido desarrollo de la localidad ha provocado que la concesión que tiene el Atlético de Madrid ocupe un terreno que, si se tiene en cuenta el valor residencial actual del metro cuadrado de la zona, podría rondar los 300 millones de euros. Es el vivo reflejo de que Majadahonda ha ‘disfrutado’ con el Atlético de Madrid y que el ‘Atleti’ también ha sacado provecho de su vida en la ciudad. “Respecto a la relación contractual, existe un convenio de colaboración entre ambos clubes desde 1997 beneficioso para ambas partes”, informan desde el Rayo Majadahonda a este medio.

Ese pacto impide desde entonces que los majariegos que juegan en las categorías inferiores del equipo de su ciudad pisen el Cerro del Espino y que se conformen con las pequeñas instalaciones situadas a 500 metros. También convirtió desde entonces al Rayo en un ‘banco de pruebas’ del equipo rojiblanco, donde los jugadores que podrían valer en algún momento para ponerse la camiseta del Atlético de Madrid se desfoguen en el equipo de Majadahonda.

Sin masa social

Esta receta vació los vestuarios del Rayo de majariegos en favor de esas jóvenes promesas. El ejemplo de ello son los hermanos Hernández (Lucas y Theo) y Rodri, jugadores que han triunfado en el Atlético de Madrid tras su paso por el Rayo Majadahonda y que han dado un ‘pellizco’ económico al club local tras su venta por los denominados 'derechos de formación'.

El pacto del 97 ha forjado la unión entre ambas instituciones hasta diluir al Rayo Majadahonda como un club satélite. Un hecho que ha lastrado la creación de una masa social entorno al club, tal y como sucede en otras ciudades madrileñas. El equipo no ha logrado aprovechar que la ciudad ha triplicado su población y los éxitos deportivos que ha logrado gracias, en parte, a los ‘pellizcos’ de las ventas de esos famosos canteranos rojiblancos.

Una situación que está intentando cambiar la familia Arribas, la actual propietaria del Rayo Majadahonda, que tiene como cabeza visible a Alejandro Arribas, futbolista y canterano del Rayo Majadahonda. Aun así, la decisión de renunciar el pasado jueves a su condición de local contra el Atlético de Madrid y hacer uso de esta ‘relación histórica’ para vender más entradas no ha sido bien recibida entre los aficionados más fieles.

Existe un convenio de colaboración entre ambos clubes desde 1997 beneficioso para ambas partesRayo Majadahonda

En un torneo en el que las eliminatorias de las primeras rondas se juegan a partido único, y en el campo del rival de menor entidad, sorprendió que el Wanda Metropolitano abriera sus puertas el pasado 6 de enero para acoger este partido. Su 'local' ejerció esta vez de 'visitante' mientras el Real Madrid jugó en Alcoy y el FC Barcelona, en Linares.

Fueron pocas las bufandas majariegas entre los 17.769 espectadores que acudieron la pasada noche de Reyes al Wanda. En las oficinas del Rayo Majadahonda están a la espera del informe económico de los dueños del Wanda para saber los datos del evento. Unos datos que le permitirán saber cómo de rentable ha sido este partido conmemorativo de aquel pacto entre sospechosos.

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