Cuba sigue siendo para muchos un nombre tabú a la hora de hacer negocios. Pero la Isla jamás ha estado tan abierta a la inversión internacional como en estos momentos, en el nuevo escenario en sus relaciones con EEUU. Actualmente, el Gobierno de Raúl Castro tiene catalogados hasta 400 proyectos empresariales para los que precisa apoyo económico del exterior. Y para conseguirlo, los cubanos no han escatimado medidas, algunas de ellas impensables hace apenas una década. En este marco se encuadra la llamada Zona Especial de Desarrollo Mariel, que se ha convertido en un polo de atracción para inversiones extranjeras gracias a los beneficios fiscales que ofrece.
Tal ha sido el éxito de su implantación que Mariel comienza a ser conocida en el ámbito internacional como la ‘Hong Kong cubana’. Con una extensión de unos 450 kilómetros, la zona está especialmente destinada a empresas extranjeras que aportan nueva tecnología y beneficia a aquellas inversiones especialmente respetuosas con el medioambiente. Las compañías que llegan a Mariel apenas pagan impuestos y, además, disponen de un sistema de ventanilla única para los trámites, según aseguró Janet Guadalupe Fernández, consejera económica comercial de la Embajada de Cuba en España, durante su intervención en unas jornadas sobre infraestructuras en la Isla organizada por la patronal de ingeniería Tecniberia.
Mariel cuenta además con una ventaja añadida: no funciona como una zona franca al uso, con lo que, una vez establecida en esta región, una empresa puede desarrollar su proyecto en cualquier parte del territorio con idéntico beneficio fiscal.
Cada vez son más las empresas que se ven atraídas por este peculiar modelo que, poco a poco, va dando sus frutos. Alicia Montalvo, directora general del ICEX, aseguró que las consultas recibidas por el organismo sobre Cuba se han elevado un 30% en el último año.
"Cuba es un foco importantísimo ahora para las empresas españolas". La prueba la constituye otro dato, aportado en este caso por Eugenio Martínez, embajador del país caribeño en España: en 2016, el Gobierno cubano emitió 3.000 visados de negocios para españoles.
Economía socialista y planificada
Al margen de las ventajas de la Zona Mariel, el régimen fiscal cubano es generalmente beneficioso para las empresas internacionales. "Existen vacaciones fiscales de entre 8 y 10 años si se hacen inversiones en el país. El impuesto de sociedades oscila entre el 12% y el 15%", explicó José María Viñals, socio de Lupicinio, un despacho que cuenta con una experiencia de más de tres décadas asesorando a empresas españolas que quieren hacer negocios en Cuba.
Aunque Mariel suponga toda una revolución, inimaginable hace no mucho tiempo, algunas cosas no han cambiado en la Isla. "Hemos detectado una necesidad de inversión extranjera para cubrir los numerosos déficits que tenemos".
Pero Cuba es y va a seguir siendo un país socialista", aclaró el embajador Martínez. Viñals lo corrobora y añade: "Es una economía planificada, es decir, es el Gobierno el que define los proyectos según las necesidades que detecta, la iniciativa privada no existe".
Energías renovables
Eso sí, proyectos hay para elegir. Y en diversos sectores. Especialmente significativo, el de las energías renovables. "Tenemos un plan para que el 25% de la energía generada en Cuba provenga de fuentes renovables”, apuntó el embajador. El reto resulta complicado toda vez que, actualmente, esa cuota tan sólo se sitúa en el 4%.
Energía es el segundo sector con más proyectos localizados por el Gobierno, en concreto 107. Sólo le supera el de turismo, con 114, que hacen especial hincapié en las infraestructuras que están alrededor de los hoteles, masivamente gestionados por empresas españolas.
Sin duda, otra ventaja para invertir es la nueva Ley que protege y estimula la inversión extranjera. E incrementa la seguridad jurídica, un aspecto que preocupa especialmente a la hora de apostar por el país. "Cuba ha hecho un esfuerzo muy importante por reforzarla. Tiene un notable historial de cumplimiento de laudos internacionales contrarios a sus intereses. Y, además, 62 convenios de protección de inversiones, 14 de ellos con países de la Unión Europea", recordó Viñals.
Un aspecto más delicado es la siempre complicada relación con EEUU, aunque no debe suponer un problema para inversores europeos. Así lo ha avalado el Parlamento de la Unión. “El problema puede venir por la financiación porque los bancos que tengan alguna relación con EEUU pueden tener problemas. Pero para eso están las alternativas de Cofides y los bancos de desarrollo de países como China, Rusia y Holanda”.
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