Cuenta atrás para que Mario Draghi ceda los mandos del Banco Central Europeo a una mujer. A partir del próximo 1 de noviembre Christine Lagarde será la encargada de mantener la economía de la Unión Europea a flote y también será la responsable de poner en marcha nuevas políticas económicas y fiscales para consolidar el crecimiento de la zona euro.
Lagarde tiene un gran reto por delante porque la sombra de Draghi es muy alargada. Para muchos, es el salvador del euro. Y ese 'whatever it takes' (hacer lo que sea necesario) que pronunció en los momentos más duros de la última recesión fue el principio de una política económica que ayudó a Europa a salir de la crisis financiera.
Al analizar la crisis de la zona del euro cabe destacar que por aquel entonces, la propia moneda única acababa de cumplir 10 años. Los dos primeros presidentes del BCE, Wim Duisenberg y Jean-Claude Trichet, con sus mentalidades del norte de Europa, consolidaron la credibilidad de la zona monetaria, pero en el caso de Trichet, su postura restrictiva con respecto de la inflación dio lugar al mayor error de la política del BCE en su breve historia: subir los tipos en plena crisis financiera mundial.
Los errores de Trichet permitieron a Draghi experimentar"
Draghi, con su mentalidad del sur de Europa, asumió el cargo cuando los países del euro ya se habían consolidado como una zona monetaria creíble. Y, lo que es más importante, esta ya había cometido errores de políticas restrictivas. "Si la crisis de la zona del euro hubiera sucedido poco después de 1999, esta se habría desintegrado. Por tanto, los errores de Trichet permitieron a Draghi experimentar. Y, en ausencia de coordinación en el plano presupuestario y ante unos mercados que castigaban a los países prestatarios derrochadores, la responsabilidad de apuntalar la economía recayó enteramente sobre los hombros de la política monetaria", destaca Jim Leaviss, jefe de renta fija de M&G.
Desde que tomara posesión de su cargo el 1 de noviembre de 2011, el banquero italiano ha rebajado el tipo de interés de referencia para sus operaciones de refinanciación en 150 puntos básicos, el de facilidad de depósito, en 150 puntos básicos, y el de facilidad de préstamo, en 200 puntos básicos.
Además, Draghi también abandonará el BCE tras haber engordado su balance en más de 2,6 billones de euros, con la puesta en marcha de tres programas de financiación a largo plazo con objetivo específico (TLTRO) y después de haber apuntalado un sistema de segmentación para no perjudicar las reservas que las entidades bancarias tienen "aparcadas" en el propio BCE.
La situación de España
Cuando el banquero italianó llegó al BCE, España era el eslabón más débil de la eurozona, después de que los mercados se hubieran empeñado en que el gobierno no fuese capaz de financiarse mediante la emisión de deuda. Aunque el foco estaba puesto en nuestro país, toda la eurozona mostraba debilidad y "Draghi encendió una chispa que derivó en una serie de grandes decisiones que siguieron para salvar el euro como moneda y para salvar el espacio económico europeo", tal y como recuerda Mondher Bettaieb, director de crédito de Vontobel AM.
La primera de ellas, y que marcó su mandato, fue el programa de compras de activos o el 'Outright Monetary Transactions' (OMT por sus siglas en inglés) que permitía la compra de bonos soberanos para permitir que los gobiernos de los países que habían pedido ayuda a través del Fondo Europeo de Estabilidad pudieran financiarse. Eso sí, esta medida establecía una condición: que el país que recurra a él implemente políticas económicas concretas.
Esto derivó en un estrechamiento de los diferenciales de los bonos soberanos, y mejoró la capacidad de financiación, lo que ayudó a los bancos al permitir que las entidades financieras fueran capaces de financiarse a tipos asequibles y así poder conceder préstamos a tipos más bajos a los agentes económicos del país.
A las operaciones OMT le siguieron los programas de liquidez TLTRO, una de las decisiones más importantes de Draghi, ya que garantizó que los bancos pudieran refinanciarse a tipos realmente bajos, algo muy positivo para el sistema financiero y los bancos europeos.
Esta semana es su última reunión del BCE y deja un sistema financiero mucho más saludable con tipos muy asequibles y programas que permiten seguir estimulando la actividad económica y el consumo de los consumidores, pero también deja demasiados bancos y empresas 'zombis' en Europa, acostumbrados a este dinero barato, y ello mermará el crecimiento económico futuro. Ahora, será Lagarde la encargada de quitar este dopaje a Europa. La duda está en si conseguirá hacerlo.
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