El sector del vino, tras el aceite de oliva, se encuentra inmerso en una profunda crisis. La subida de los costes ha obligado a realizar un ajuste al alza de los precios, una situación que ha provocado una reducción de las ventas. Mientras el precio de la materia prima sigue en aumento, los productores de vino temen que la escalada de precios provoque que un colapso en el sector más pronto que tarde.
Con la época de vendimia finalizada, la UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) ha hecho una valoración de la temporada y lo cierto es que las cifras son negativas: la rentabilidad de los viticultores está hundida hasta el punto de poner en peligro la sostenibilidad del sector. Desde la asociación denuncian que los agricultores están al límite y que no se sabe muy bien hasta cuando van a ser capaces de aguantar el chaparrón.
Desde la asociación cuentan a Vozpópuli que esta es "una de las campañas más cortas del siglo", con apenas 34,2 millones de hectolitros de vino y mosto. A ello hay que añadir que España ha reducido su consumo un 6%, según la UPA por dos motivos: un cambio en el consumo -la gente evita beber si conduce y los hábitos cada vez son más saludables- y que los españoles, con la inflación, priorizan otros productos en su cesta de la compra.
Alejandro García-Gasco, responsable de viñedo en UPA, apunta que la industria está siguiendo una estrategia equivocada, ya que ha decidido vender barato, lo que supone devaluar un producto de muy buena calidad. Denuncia que los inversores cada vez más huyen del sector vitícola por las trabas de Sanidad y una rentabilidad cada vez menor: España posee 928.000 hectáreas dedicadas al vino cuando, hace menos de cinco años, el terreno utilizado era superior al millón. Señala que muchos agricultores han decidido dar el salto al olivar.
La crisis del vino ha provocado que cuatro provincias hayan solicitado -y recibido- fondos públicos para realizar una destilación de crisis. Lo que sorprende es que La Rioja, conocida en todo el mundo por sus vinos, está entre ellos. Cataluña, País Vasco y Extremadura son las otras tres que han recibido estas ayudas.
Desde la UPA señalan que los principales damnificados por esta crisis son los viticultores y los consumidores: "La bodega baja el precio de la uva al agricultor y se lo sube al consumidor". Mientras, los márgenes de beneficio de estas compañías siguen intactos, según la asociación.
Por último, García-Gasco apunta "al cambio climático" como una de las consecuencias de la crisis del vino, ya que en España se apuesta fuerte por el tinto cuando "ahora es posible tomarse un blanco fresquito en una terraza en invierno". Además, señala que Ribera del Duero no tiene tantos problemas por hacer vinos "con menos madera", lo que reduce su pesadez y se convierten en más fáciles de beber.
Vozpópuli se ha puesto en contacto con la bodega HABLA para conocer su punto de vista. Comparte el alarmismo de UPA: "Al disponer de nuestro propio viñedo hemos sufrido la subida descontrolada de costes como productores primarios". Estos productores de vino extremeños apuntan que en su caso no están sufriendo tanto la crisis, ya que "al tener integrado todo el proceso de elaboración del vino", pueden "repercutir ese incremento de los costes en el viñedo a lo largo del proceso de elaboración y mitigar los efectos en cierta medida". De ahí que consideren que los viticultores que venden la uva como materia prima "estarán sufriendo esta situación con una reducción de márgenes que afectará a la rentabilidad final de la producción".
Aunque el precio del vino ha subido, HABLA cuenta a Vozpópuli que la subida no se ha producido al mismo ritmo que los costes: "En 2022, el precio del vidrio se incrementó hasta un 50% y también aumentaron de forma descontrolada otros insumos que se aplican en el viñedo (desde fertilizantes, combustibles, energías, productos fitosanitarios). A pesar de que en 2023 se han mantenido estables, aún se arrastra el incremento de costes del año anterior que condiciona mucho el margen a nivel general". La apuesta de esta bodega ha sido mejorar "el valor de los productos" para así poder justificar la subida de precios.
Esta bodega reconoce que la venta de vino se ha reducido "en grandes superficies -en consumo doméstico", pero que en su caso ha habido una ligera mejoría "en hostelería y restauración". Desde HABLA consideran que quizá exista "una falta de la cultura del vino, sobre todo aplicado al perfil de público más joven", de ahí la bajada en la venta doméstica y un aumento en la hostelería, donde el público "es más maduro y experimentado".
Por último, al ser preguntados por 2024, desde HABLA auguran que "los costes se mantengan estables" para pode disfrutar de cierto "desahogo". Señalan que de haber un aumento de precios, será porque así lo marca "la calidad del viñedo y el comportamiento de los vinos en bodega durante su elaboración".
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación