La primera ministra británica, Liz Truss, sigue dispuesta a sacar adelante su polémico plan económico, basado en una gran rebaja de impuestos sin disminuir el gasto público. Trus cuenta con el creciente rechazo de algunos conservadores, que critican que quiera recortar los subsidios sociales para reducir la deuda pública. La ministra del Interior, Suella Braverman, ha acusado a varios parlamentarios, entre ellos el exministro Michael Gove, de orquestar "un golpe" contra Truss, que la habría forzado a eliminar el lunes una parte clave de su estrategia, la reducción del 45 al 40 % de la banda alta del impuesto sobre la renta.
Otra aliada de la líder conservadora, Kemi Badenoch, ministra de Comercio Internacional, reprochó a los diputados díscolos, incluida Penny Mordaunt, líder de la Cámara de los Comunes (representante del Gobierno en esa institución), haber "lanzado granadas" al Ejecutivo en pleno congreso de la formación. En otro signo del caos en el Gobierno, Badenoch acusó después a Braverman de haber hecho comentarios "incendiarios" que potencialmente atizan las divisiones en el partido. Truss cerrará el miércoles la cita anual de los tories en Birmingham (centro de Inglaterra) con un discurso en el que se espera que vuelva a defender su radical plan de crecimiento aunque suscite oposición.
No se subirán subsidios sociales
La última polémica en el seno de la formación gobernante viene dada porque Truss estudia revocar la promesa electoral de subir los subsidios sociales en línea con la inflación, que ronda el 10% en el Reino Unido, y basarse en cambio en el incremento medio de los salarios, un porcentaje más bajo. En declaraciones a la BBC, la primera ministra, que asumió el cargo el 6 de septiembre en sustitución de Boris Johnson, sostuvo que, aunque está "comprometida a apoyar a los más vulnerables", es importante mantener la "responsabilidad fiscal", sin descartar el recorte en términos reales de los ingresos a los pobres.
Muchos diputados conservadores, que se arriesgan a perder su escaño en las próximas elecciones, han advertido de que no votarán en el Parlamento a favor de esa medida contra las rentas bajas cuando al mismo tiempo habrá incentivos fiscales para empresas y el sector financiero. "Vamos a tener que tomar decisiones sobre cómo reducir la deuda neta en relación al producto interior bruto (PIB) a medio plazo", afirmó la líder "tory" en la entrevista.
"Tenemos que ver estos asuntos en conjunto, hemos de ser fiscalmente responsables", declaró, después de que su plan fiscal presentado el 23 de septiembre causara el caos en los mercados financieros por la falta de previsiones de crecimiento y de una hoja de ruta para reducir la deuda. El ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, indicó el lunes que podría adelantar a este mes la presentación de su plan económico completo, en lugar de hacerlo en la fecha programada del 23 de noviembre, para calmar a los inversores, en otra capitulación de un Gobierno que aún no ha cumplido un mes.
En un artículo hoy en The Daily Telegraph, Truss asegura que tiene un plan claro para el Reino Unido, aunque admite que está dispuesta a "escuchar". "Hemos de alejarnos de la política de distribución (de la riqueza) y trabajar juntos para construir una economía de alto crecimiento y bajos impuestos", para ampliar el tamaño del pastel, escribe. "Quiero convencer al público. Quiero ganarme sus corazones y mentes, porque realmente creo que mi plan es el adecuado para el país", insiste.
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