Era de esperar una fuerte caída de ventas en el sector del automóvil y así se ha confirmado tras comprobar las cifras registradas el pasado mes de marzo. El cierre total de la distribución y comercialización de vehículos desde mediados de mes, por la expansión de la pandemia del coronavirus y las restricciones del estado de alarma, ha supuesto un grave mazazo a las matriculaciones, colocando las cifras de marzo por debajo del nivel de los peores meses de la crisis económica.
Todos los segmentos recortan sus ventas, pero las ventas de turismos y vehículos comerciales ligeros pierden casi dos tercios de sus ventas habituales. En el caso de los turismos, se ha pasado de comercializar una media de 4.500 unidades diarias a registrar jornadas con 200 entregas.
Las matriculaciones de turismos y todoterrenos en marzo se quedaron en 37.644 unidades, un 69,3% menos que en el mismo mes del año anterior, con un día laborable más en 2020. El canal más afectado es el de alquiladores, al frenarse totalmente las actividades relacionadas con el turismo justo antes de la campaña de Semana Santa. Solo se han comercializado algo más de 500 unidades en los días del estado de alarma para este canal. Las ventas registradas en el canal de particulares y empresas en los últimos 15 días del mes, durante el obligado confinamiento, responden, casi con toda seguridad, a operaciones realizadas en los meses anteriores y que no se habían podido matricular.
En marzo se han matriculado 6.703 vehículos comerciales ligeros, un 67,2% menos que en el mismo mes del año pasado, lo que supone un importante descenso del 33,5% en el acumulado del año, con 36.284 unidades. El descenso de matriculaciones a causa de la crisis del coronavirus ha afectado a todos los canales que han visto reducidas sus ventas, especialmente el alquilador con una caída del 76,3%, y 959 unidades matriculadas. Y todo hace indicar que al menos abril y probablemente mayo arrojen cifras aún peores.
Las patronales, preocupadas
Desde Anfac, la patronal de los fabricantes, señalan que se va a necesitar un plan de choque de relanzamiento del sector que recoja medidas específicas para la automoción que sirva para recuperar rápidamente el mercado y la producción, con unos planes de ayuda a la compra que se centren ahora en la renovación integral del parque.
Faconauto, por su parte, cree que es esencial que se dejen de cometer los errores de coordinación y criterio entre el Gobierno y las comunidades autónomas que se están viendo, e incluso entre los diferentes ministerios, a la hora de poner en marcha medidas económicas y laborales tan necesarias para amortiguar el impacto de la pandemia, pero que están resultando unilaterales y que tendrán efectos negativos para las empresas, para los trabajadores y, por extensión, a la recuperación.
También Ganvam, la asociación nacional de vendedores de vehículos, muestran su gran preocupación, teniendo en cuenta que las redes de distribución operan con márgenes inferiores al 1% sobre la facturación, va a suponer que, lógicamente, el año está perdido, con las consecuencias que esto va a tener sobre el empleo. Aunque priorizan la salud, señalan que también hay que evitar la destrucción de puestos de trabajo para que la segunda prioridad, que es la economía, no colapse. Por eso, en lugar de que todos los ERTE terminen cuando acabe el estado de alarma, creen que sería bueno que se aceptara una reincorporación gradual del personal sometido a estos expedientes temporales, ajustándolo al ritmo de recuperación, precisamente para proteger a los trabajadores.
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