Los canjes de preferentes pueden tener mucha influencia en el capital de los bancos, empezando por la fuerte dilución que provocan. El mes que viene, los titulares de la CAM habrán culminado el cambio de estos activos por acciones de Banco Sabadell, por lo que en ese momento tendrán el 25% de la entidad. Otras compañías como Caixabank ya han maniobrado para tener algo más bajo control ese aluvión de nuevo papel en su capital, que puede provocar fuertes y no deseadas diluciones. Otras lo harán en el futuro.
La entidad que preside José Oliu finalizará pasado mañana el proceso de canje de preferentes de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), entidad que se adjudicó en subasta a finales del pasado año. La operación incluye 321 millones en obligaciones subordinadas emitidas entre 1988 y 2004 y otros 1.309 millones en preferentes que la CAM comercializó entre sus clientes entre los años 2001 y 2009. En total, 1.630 millones. La entidad obliga a un canje en acciones, a cambio de un cupón del 6% durante 4 años.
Para tal efecto, se pondrán en circulación 630 millones de nuevas acciones, sobre un total de 2.300 millones, un 27% del total. Todo indica que el proceso será masivo. Los partícipes tuvieron sobre la mesa la posibilidad de perder todo su dinero y pese a que las condiciones de la operación (acciones a un valor nominal de 2,3 euros frente los 1,4 de mercado, que implican una pérdida o corte de pelo implícito del 39%) no son del agrado del inversor, es una clara oportunidad de salida a una inversión que era absolutamente ilíquida.
Si el proceso tiene éxito, el banco tendrá nuevos accionistas que manejarán una amplia parte de su capital. Sin embargo, no se trata de inversores estables. Al contrario de lo que ocurrió anteriormente con los propios partícipes de preferentes de la entidad catalana, cuyo canje no ha repercutido en una caída acusada de la cotización, es probable que los titulares de la CAM quieran obtener liquidez lo antes posible, pese al atractivo cupón. Habrá que ver el comportamiento inmediato de la acción Sabadell.
Frenar la dilución por si acaso
Por su lado, Caixabank alargó el periodo de canje de sus preferentes, hasta 2015, elevando en medio punto, hasta el 7%, la remuneración de las mismas. Así lo comunicó en la Junta General Extraordinaria de junio, El proceso debería haber comenzado en dicho mes y finalizado el año que viene. Con este medida, disuade a los titulares a convertir sus participaciones en acciones de inmediato, algo que provocaría un efecto dilución en los accionistas, incluida la propia Caixa.
No en vano, la operación (el 30% de las preferentes convertidas en obligaciones necesariamente convertibles) suponía una ampliación superior al 15%. En un entorno en el que no está claro aun qué papel debe mantener La Caixa en Caixabank como accionista de relevancia, ante el inestable marco regulatorio, la entidad que preside Isidro Fainé ha ganado tiempo. Para diluirse siempre habrá tiempo.
Algo parecido hará, sin duda, Banco Popular. La entidad, muy presionada en Bolsa, con más de un 60% de caída anual, afronta hasta 2018 un canje de 1.128 millones en bonos convertibles procedentes de las preferentes tanto de Popular como de Pastor. Estos activos tienen dos ventanas de conversión al año. Popular vale 2.600 millones de euros en Bolsa, por lo que tiene más de un 40% de nuevas acciones, con el consiguiente efecto dilución. Sin duda, en las sucursales de Popular animarán a los tenedores a disfrutar el máximo de tiempo posible de estas preferentes. Aun así, el banco que preside Ángel Ron implementará, por cuestión de lógica, mecanismos para reforzar su capital. En esta semana se han escuchado insistentes rumores que dejaban caer una posible ampliación de unos 1.500 millones. Las especulaciones, no confirmadas, aseguraban que los accionistas de relevancia irían a la misma.
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