Los bajistas. Buitres. Malvados especuladores. Terror de los países, de la deuda, los enfants terribles del mundo financiero. Pero si no fuese por ellos, no nos enteraríamos de que determinada empresa es una engañifa. Frecuentemente, tendemos a ver a estos profesionales como un lobo de Wall Street, es decir, gente que se dedica a engañar de forma torticera para que el precio de determinada acción caiga… pero nada más lejos de la realidad. Es más, hay muy pocos inversores bajistas operando en el mercado en comparación con lo que había antes de Lehman Brothers.
Está bien, pero ¿qué significa ser estar en corto?
Normalmente entendemos como lo lógico comprar acciones para venderlas posteriormente por un precio mayor. Cuando nos dicen que también se gana dinero cuando éstas caen de precio, la primera reacción es de estupefacción. ¿Cómo es posible ganar cuando algo pierde valor? Pues tan sencillo como lo siguiente. Imagínate que conoces a alguien que tiene acciones del BBVA. Posee 100 acciones que cotizan a 7€. Tú sabes que, en el momento en el que presente resultados, es posible que las acciones caigan. Tú crees que van a caer a 5€ –lo cual es mucho, pero es un ejemplo, por lo que nos vale–. La persona que tiene las acciones no tiene intención de deshacerse de ellas, pero no le importaría dejártelas, por lo que le pides a esa persona que te las presente, y tú las vendes –aunque realmente lo que vendes es una opción– al precio de mercado. Cuando caen al precio objetivo, las recompras, se las devuelves a la persona que te las ha prestado, y tú ganas el precio de la diferencia, si las vendiste a 7€ y las recompraste a 5€, ganas 2€ por acción. Si todavía no te has dado cuenta de la gracia del asunto, es que vendes acciones de otro al precio actual, las recompras a un precio más bajo, se las devuelves a quien te las ha dejado y ganas dinero con la diferencia entre el precio de las acciones en el momento que las vendiste y el momento que las compraste.
Los bajistas nos ayudan a hacernos una imagen más aproximada del precio real de mercado. Es conocido el famoso ataque a España del año 2012 en el que nuestra prima de riesgo ascendió a más de 600 puntos, y se atribuyó a los bajistas dicho ataque. Realmente los bajistas lo que hicieron fue detectar que España no cumplía con los requisitos de la troika –el malvado triunvirato Comisión Europea, BCE y FMI– y por tanto, que su deuda debía costar más. No fue un ataque coordinado, simplemente se detectó que España estaba pagando menos por su deuda de lo que debería. ¿Cuál es el problema? Que a veces esas realidades son demasiado crudas. Y durante aquel tiempo, hasta que España clarificó sus cuentas, subió tanto la prima de riesgo; España parecía estar sumida en un pozo sin fondo. Una vez que alcanzó precio de mercado, no hizo más que volver a la senda natural, y actualmente, nuestra deuda está a un precio aceptable y recuperando escalones en las agencias de calificación.
¿Y lo sucedido con Gowex?
Los buitres son aves que se alimentan de carroña, de animales muertos. Cumplen una función higiénica imprescindible en la naturaleza, limpian los cadáveres, y sobre todo, detectan qué animal está a punto de morir. Y es básicamente a lo que se dedican los “buitres”, buscan empresas moribundas para posteriormente aprovecharse de ellas. Cumplen una función necesaria en el mercado, y son mucho más eficaces que las comisiones de mercado de valores –que pueden tener ciertos intereses incompatibles– para detectar casos como el de Gowex. Gotham dijo que su acción valdría 0€ y que sería suspendida por la comisión del mercado de valores, y así fue. Gotham obtuvo sus beneficios en el tiempo que consiguió ponerse en corto, es decir, bajista, hasta que finalmente Gowex fue suspendida. Hizo dinero y además, denunció el caso.
¿Qué aportan los bajistas al mercado?
Los bajistas aportan liquidez a quien la necesita, es decir, dinero contante y sonante. Cuando una persona ve que ha hecho una inversión fallida y cree que va a perder dinero, le puede convenir prestar a cambio de intereses sus acciones a un bajista que se las coloque a un precio inferior, y así recuperar parte de su inversión. A priori, puede parecer que es un negocio ruinoso para el inversor, pero él es un alcista y tiene intención de mantener las acciones durante meses o años, por lo que realmente no ha perdido aún. Es una práctica que se lleva a cabo en muchos ámbitos, pero altamente demonizada por muchos sectores. De hecho, no hace demasiado tiempo, España prohibió las operaciones en corto por tratarlas de especulativas, pero sirven precisamente para detectar empresas fraudulentas, o cuyo precio está inflado y no corresponde al de mercado.
También está altamente demonizada por las ideologías de izquierdas, puesto que entienden que no se trata de economía real, sino de mera especulación, y piden tasar las operaciones en bolsa con la famosa Tasa Tobin. Pero si no fuera por los bajistas, hoy no habríamos conocido casos como el de Gowex o el de Enron. Si dependiésemos en su totalidad de organismos oficiales, algunas auditoras y políticos, quizá no nos enteraríamos de los casos más flagrantes de estafa, mentira y maquillaje financiero. Quizá aquí sí se cumple el principio de Adam Smith en el que el interés individual conduce al interés general.
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