Viernes negro en los mercados europeos pero, sobre todo, en el español. De hecho, no hubo un día más negativo para el Ibex-35 en su ya larga historia: lo que no consiguieron los atentados del 11-S y el 11-M ni la quiebra de Lehman Brothers lo ha logrado el Brexit, la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea. El índice selectivo de la Bolsa española se dejó nada menos que un 12,35%. Traducido a términos de capitalización, algo más de 55.000 millones de euros se han esfumado del mercado, un equivalente al 5% del PIB. Y todo en una sola sesión.
La jornada no deparaba nada bueno antes incluso de comenzar. En los minutos previos a abrirse el mercado, los resultados del referéndum británico estaban más que confirmados, lo que quedaba reflejado en los futuros del Ibex-35, que llegaron a desplomarse más de un 16%.
La apertura mostró un tono más “amable”, con descensos de algo más del 7%, pero sólo se debía a que la mayor parte de los grandes valores eran incapaces de marcar precio, debido a la imposibilidad de casar el aluvión de órdenes de venta con las de compra. Según fueron finalizando las subastas de volatilidad de los respectivos valores, los números rojos fueron en aumento.
Y afectaron principalmente a los valores financieros, aunque la peor parada, con diferencia, fue IAG. La matriz de Iberia y British Airways (también de Vueling y Air Lingus) cerró la sesión con un espectacular desplome del 26,86%. Fue prácticamente la única compañía de las que cotiza en la Bolsa española que admitió oficialmente los efectos del Brexit en sus previsiones. A menos, apuntó que ya no se cumpliría su perspectiva de superar en 2016 los resultados de 2015.
El holding de aerolíneas era uno de los valores marcados en corto por inversores y analistas ante del referéndum británico. También lo fueron Santander y Sabadell, con una notable exposición al Reino Unido debido a las adquisiciones de entidades financieras locales. Ambos perdieron más de un 19% al cierre de la jornada, aunque no fueron los valores de su sector que más perdieron. Peor comportamiento registraron Bankia, que perdió cerca de un 21%, y Liberbank, con descensos cercanos al 22%. Caixabank se dejó un 18,1% y BBVA capeó algo mejor el temporal, lo que no evitó que se desplomara más de un 16%.
El desplome de los valores más "británicos"
En esa línea también estuvo Telefónica, sobre la que también estaban todos los focos por su filial británica O2. Iberdrola y Ferrovial, que cuentan con Reino Unido como el primero de sus mercados, se contaron igualmente entre los más penalizados de la sesión. La eléctrica se dejó más de un 10% mientras que el grupo constructor controlado por la familia Del Pino perdió más de un 9%.
Tal fue la sacudida bursátil que tan sólo tres valores de todo el Mercado Continuo lograron acabar la sesión en positivo. Tal honor fue compartido por Naturhouse, San José y Cementos Portland (condicionada por el anuncio de una OPA de exclusión a cargo de su matriz, FCC).
La Bolsa española fue de lejos la más castigada de las principales en Europa. París cerró con descensos del 8% mientras que las pérdidas de Francfort se aproximaron al 7%. Paradójicamente, la menos afectada por este escenario fue la Bolsa de Londres, que cerró con caídas del 3,1%.
Calvario para la libra
En cambio, la libra sí sufrió de lo lindo por la decisión mayoritaria de los británicos de separarse de la Unión Europea. Y de qué manera. La divisa se situó en sus mínimos de las últimas tres décadas frente al dólar, que actuó como valor refugio de los mercados junto al oro. Posteriormente, moderó sus retrocesos. Al cierre de la sesión de las bolsas europeas, su descenso superaba el 9%.
Los inversores también escaparon de la renta fija, lo que hizo que la prima de riesgo española se disparara. Antes de que abrieran los mercados de renta variable, el diferencial con el bono alemán a 10 años se situó en 180 puntos básicos, aunque al cierre estaba por debajo de la cota de 170.
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