Ser empresario catalán a favor de la independencia pero no mezclar sus finanzas personales con la deuda catalana o manejar su patrimonio a través de entramados societarios internacionales no está tan reñido como pudiera parecer en quienes se han mostrado tan fervientemente seguidores del proceso soberanista.
El ejemplo de los Carulla puede que sea uno de los más paradigmáticos. Dueños de Agrolimen, un grupo internacional que abarca nombres tan conocidos en España como las pastillas de caldo Gallina Blanca o las marcas de comida rápida Pans and Company o Bocatta, constituyen una de las sagas de empresarios catalanes que han apoyado el proceso independentista de manera más abierta. Por lo menos Artur Carulla, que cuenta con una participación de referencia en el diario pronacionalista Ara y al que se le ha relacionado con las entidades proindependentistas Ómnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana.
Son conocidas las presiones que ejerció Arturo Carulla a mediados de septiembre para que el comunicado del Círculo de Economía rebajara su tono en contra de Mas
Son conocidas las presiones que ejerció a mediados de septiembre para que el comunicado del Círculo de Economía, un lobby catalán de empresarios, economistas y directivos, no incluyera en su texto final que la declaración de independencia sería “un brindis al sol”, frase que finalmente desapareció, así como otras expresiones igualmente despectivas con el proceso iniciado por Artur Mas, que fue clave de las elecciones catalanas que se celebraron a finales de ese mes.
En una familia tan abiertamente partidaria del proceso independentista sorprende que en sus sicav no tengan posiciones de deuda catalana y que se dediquen por completo a participaciones de fondos internacionales. Marilin Sicav y Cartera Bintitres Sicav son las dos sociedades donde aparecen las hermanas de Arturo Carulla.
En la primera, que cuenta con un patrimonio bajo gestión de 10 millones de euros, según los datos del tercer trimestre de este año del registro de la CNMV, aparecen como consejeras María, Aurelia y Montserrat. Y en la segunda, que tiene 2,41 millones de euros en activos bajo gestión (casi al límite del mínimo legal) Montserrat también figura como presidenta. Ambas sicav tienen un perfil de riesgo alto e invierten solo en otras instituciones de inversión colectiva.
Este dinero invertido en estas dos sociedades no es el único patrimonio que manejan los Carulla, que aparecen en el decimoctavo lugar de las cien familias más ricas de España de la lista Forbes, con 2.100 millones de euros. Una parte de su participación en el holding familiar lo realizan a través de dos sociedades domiciliadas en Holanda, Venelpark y Merimare Investment Amsterdam, por los beneficios fiscales que comporta.
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