Todos a una, como en Fuenteovejuna. La banca de inversión se juega mucho en la histórica jornada del 18 de septiembre, donde los escoceses votarán si quieren seguir formando parte o no del Reino Unido. La nación al norte de Inglaterra es una tradicional potencia financiera, origen de importantes bancos como Lloyds, Royal Bank of Scotland o fondos de inversión como Aberdeen Asset Management. Según la revista 'The Banker', el tamaño de su sector financiero multiplica por 12 su PIB.
Pero no es éste el principal problema. Al fin y al cabo, estas entidades cotizan y trabajan básicamente desde la City de Londres y sólo tendrían que mover su sede oficial al sur del muro de Trajano. Lo más importante de todo, según los analistas, es la enorme incertidumbre e inseguridad que se crearía si los escoceses decidieran romper su unión de 300 años. ¿Qué moneda usarían? ¿Cómo se repartiría la deuda? ¿Qué ocurriría con sus empresas? ¿Y con los escoceses viviendo en el resto del Estado, y viceversa? Demasiadas dudas para el capital, que por definición es miedoso. La semana pasada, la sola mención de una subida en el apoyo al independentismo sacudió los futuros de la libra.
Por eso, la banca de inversión ha salido en tromba a avisar sobre los peligros de la secesión. Muy activo está el banco norteamericano Citi, que asegura que "el voto estará apretado pero Escocia dirá por poco que no, a pesar de que las últimas encuestas demandan más atención de los inversores. Un 'sí' supondría un revés para la marca UK: incertidumbre política y económica que duraría varios años (...) El crecimiento del PIB también podría verse golpeado". Para Citi, banca, seguros, gestores de fondos y las utilities (electricidad, gas...) serían los más afectados.
Banca, seguros, gestores de fondos y utilities (electricidad o gas) serían los sectores más afectados por un portazo escocés
Además, aseguran, incluso aunque saliera el no el escenario del referéndum sería sustituido por una situación de 'neverendum' (juego de palabras, algo que nunca termina), como en el caso catalán. Una situación de inestabilidad manifiesta: "La combinación de más movimiento independentista escocés, el ascenso del UKIP, la alta probabilidad de un cambio en el Gobierno tras las elecciones de 2015, y el posible referéndum para salir de la UE en 2017, creemos que los riesgos políticos británicos han sido infraestimados".
¿Qué pasaría en Westminster?
Otro banco norteamericano, Bank of America Merryl Lynch, emitió en el fin de semana otro informe donde arrojaba otras dudas de relevancia sobre el futuro político de un Reino Unido sin Escocia: "Con las próximas elecciones generales previstas para mayo de 2015, no está claro qué ocurriría con los 59 escaños (de 650) de Escocia. Una opción es que, como Escocia no sería independiente hasta marzo de 2016 de manera formal, los escaños escoceses deberían ser ocupados de forma habitual, aunque sólo por 10 meses, después de lo cual desaparecerían".
La otra opción que recoge BoF-ML es que "los escaños escoceses no contaran para las elecciones de Reino Unido, lo cual acabaría con las opciones materiales de los laboristas de ganar". Efectivamente, el Partido Laborista liderado por Ed Miliband está mucho más interesado que los tories en que los escoceses, políticamente más de izquierdas que los ingleses, no abandonen la Unión.
Por último, señalan en el banco de inversión las dificultades que tendría el Bank of England, autoridad monetaria competente para todo el Estado, a la hora de establecer los nuevos datos macro que afectarían al país, tales como la inflación o el PIB real. Lo más difícil, aseguran, sería hacer las predicciones económicas, a las que tendría que restar la marcha de un 8% de la población. No obstante, estas implicaciones serían "limitadas".
Las hipotecas de los escoceses sufrirían
En 'Financial Times' también participan en esta acción unionista de última hora, después de haber ignorado la posibilidad de una Escocia independiente durante meses. Una información de este mismo martes aseguraba que los costes hipotecarios de los escoceses subirían radicalmente con la independencia. Esto sí que da miedo a cualquiera.
El diario londinense cita a David Hollingworth, director de la inmobiliaria London & Country Mortgages, que asegura que "si tienes que afrontar un cambio en la divisa y la regulación, eso puede complicar las cosas hasta el punto de que los pequeños fondos decidan que no merece la pena seguir en el mercado". Por ello, asegura, los prestamistas minoristas, que en UK tienen una importancia relevante, marcharían en el caso de un 'sí'. Por su parte Ray Boulger, director de John Charcol (otro fondo inmobiliario), aseguró que el coste de las nuevas hipotecas subiría rápidamente debido a que subiría el coste de la financiación del nuevo Estado escocés, por ejemplo con los swaps que los prestamistas utilicen para fijar los tipos a los que prestan las hipotecas. Así, aseguran, la pérdida de competencia supondría mayores intereses, y unos costes más elevados para los que quisieran hacerse con una vivienda a crédito.
Por otra parte, UBS ha anunciado una huída de depósitos bancarios, mientras Deutsche Bank vaticina una crisis bancaria. En cualquier caso, todas estas previsiones vienen de fuera de Escocia y muchas ellas del deslegitimado Londres. Muchos escoceses ya no creen en estas amenazas.
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