Los mercados emergentes están volviendo a ser una gran preocupación, como ocurriera en la década de los 90. Algo que parecía olvidado, ya que en recientes ejercicios estas economías en desarrollo han brillado ante la crisis del euro y EE UU. Sin embargo, el peso argentino ha vuelto a depreciarse y también Australia ha dejado caer que quiere que su moneda caiga más. Eso, unido a una cierta debilidad en las recientes cifras manufactureras chinas han constituido una tormenta perfecta. Es la mayor caída de las monedas periféricas en cinco años.
España era el peor mercado de los principales europeos, debido a esa exposición a Latinoamérica y ese tirón de las exportaciones del que tanto se ha presumido en meses recientes.
A media sesión, el Ibex se dejaba un 2,80%, dejando claramente atrás la cota de los 10.000 puntos que con tanta pujanza se había superado en este inicio de 2014.
La presión vendedora era bastante indiscriminada, con Gamesa, Mapfre, FCC, BBVA y Telefónica como peores compañías, más de un 4% a la baja.
Ninguna compañía del índice selectivo escapaba del papel. Ebro Foods y Amadeus, con un 1% a la baja, eran las menos castigadas.
El EuroStoxx 50 cedía un 1%, mientras el Dax, el Cac o el FT 100 cedían entre medio y un punto porcentual. Claramente en rojo, pero sin dramas. Sólo Milán se dejaba un 1,5%.
En renta fija, también había ventas. El 10 años español elevaba su tipo de interés hasta el 3,80%, lo que devolvía la prima de riesgo por encima de los 200 puntos básicos.
Más del 8%
En Argentina, el peso sufrió su mayor depreciación en un día desde la crisis de 2002 y cerró en 7,75 unidades por dólar, una caída del 8,54%. Un auténtico desplome que hace sospechar de maniobras por parte del Gobierno argentino que, sin embargo, desmiente estar devaluando de manera encubierta e incluso afirma haber abierto investigaciones en casas de cambio, sospechosas de esta inflando el mercado negro a favor del dólar.
Pero el anuncio hecho de que la economía china se situó el año pasado en el 7,7 %, el nivel más bajo en quince años, no ayudaba en absoluto a los mercados emergentes. Encima, HSBC publicaba un informe afirmando que la actividad manufacturera del país asiático podía contraerse por primera vez en seis meses.
Por si fuera poco, la cifra semanal de solicitudes de subsidio de desempleo en EE.UU., aumentaron en 1.000 hasta las 326.000 la semana pasada, lo que acentuaba el proceso búsqueda de refugio de los capitales en el billete verde.
De esta manera, otras monedas como la lira turca sufrían, hasta caer a mínimos de cuatro años respecto al dólar. Otras monedas con clara dependencia del mercado asiático, como el peso chileno, o el real brasileño se dejaban más del 1%.
Evidentemente, otras divisas refugio como el franco suizo también avanzaban.
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