El Ibex 35 ha cerrado el año con una subida del 3,66% con lo que suma ya dos ejercicios consecutivos al alza y se sitúa como el índice más rentable entre los principales de Europa. Pese a que el alza acumulada desde enero está lejos del 21,4% de subida en 2013, el IBEX ha batido a sus homólogos europeos, ya que el DAX de Fráncfort ha subido un 2,65% y el MIB de Milán, un 0,23%, en tanto que los parqués de París y Londres han cerrado con pérdidas anuales, del 0,54% y del 2,71%, respectivamente. El indicador se ha movido entre el mínimo anual de 9.669 alcanzado el 16 de octubre y el máximo de 11.187 del 19 de junio.
La bolsa española comenzaba el año con buen pie y se sobreponía a la crisis de las divisas de países emergentes, la desaceleración de China o la retirada de los estímulos monetarios en Estados Unidos, donde los principales indicadores de Wall Street comenzaban a encadenar máximos históricos. Los resultados empresariales han servido de sostén a la renta variable, pero también el mercado de deuda soberana, donde la prima de riesgo se apeó de los 200 puntos básicos y comenzó una ininterrumpida trayectoria bajista hasta cerrar en 113.
La prima de riesgo se apeó de los 200 puntos básicos y comenzó una ininterrumpida trayectoria bajista hasta cerrar en 113
Impermeable a todos los reveses, la bolsa española cerraba el primer trimestre con un repunte del 4,27%, pese al cambio de gobierno en Italia, los planes para ampliar el plazo del plan de rescate a Grecia o las tensiones entre Ucrania y Rusia. A ello también contribuía la esperanza de los inversores acerca de que el Banco Central Europeo (BCE) se decidiera a adoptar medidas para combatir la inflación y estimular la economía con medidas no convencionales, como la compra de deuda si fuera necesario. A mitad de año, la revalorización del Ibex 35 alcanzaba el 10,15%, y sólo en junio ganó un 1,16% gracias a que el BCE volvió a reducir los tipos de interés hasta el mínimo del 0,15%, a la mejoría de los indicadores macroeconómicos y a los máximos de Wall Street.
Siete meses de ganancias
En verano, el Ibex rompió una racha de siete meses de ganancias por culpa de la amenaza de una suspensión de pagos en Argentina y por la delicada situación de los bancos portugueses, aunque también influyó el mal sabor de boca que dejó el caso Gowex, empresa que cotizaba en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y que se demostró había falseado durante años sus cuentas.
De nuevo fue el BCE el que permitió al Ibex cerrar agosto sin pérdidas, cada vez más cerca la posibilidad de que el organismo comprara deuda pública; en septiembre, una segunda bajada de tipos hasta el mínimo histórico del 0,05% conseguía mitigar la incertidumbre que despertó el referéndum escocés, pero no ocultaron la evidente desaceleración del crecimiento en la zona del euro, y sobre todo en Alemania.
Los esperados y muy satisfactorios resultados de los tests de estrés a la banca europea, que las entidades españolas pasaron con holgura, no fueron suficiente para frenar el pánico desatado por la crisis del ébola y la posibilidad de que Grecia abandonara el programa de ayuda europeo.
Compra de deuda
Pese a la rotunda oposición del Bundesbank, el BCE reiteraba su disposición a comprar deuda soberana para combatir la baja inflación, pero este empujón no conseguía frenar el miedo de los inversores a los efectos de una pronunciada caída del precio del petróleo, actualmente en mínimos de cinco años. Este dato, junto con la crisis política en Grecia, que el 25 de enero votará en unas elecciones que podrían otorgar el Gobierno al partido Syriza, partidario de renegociar la deuda e incluso salir del euro, hundían el Ibex un 4,56% en diciembre, en su peor mes desde junio de 2013.
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