El miedo a que el Gobierno suba los impuestos o a que cree una nueva figura tributaria para las grandes fortunas ha incentivado la fuga de capitales del país: en los cuatro primeros meses del año salieron de España 27.100 millones de euros, frente a los 700 millones que habían salido en el mismo periodo del año anterior.
La razón no es sólo la crisis que ha provocado el coronavirus, señalan los expertos consultados por Vozpópuli, sino que el principal motivo es el temor a que se produzcan reformas fiscales, como la que armonizaría el Impuesto de Patrimonio y el de Sucesiones y Donaciones en todo el país, ya anunciada por distintos miembros del Gobierno.
"Las estrategias de planificación fiscal ante este tributo (el de Patrimonio) son habituales y presumiblemente se incrementarían; de hecho, algunos datos parecen reflejar que ya se estarían desarrollando con cierta intensidad, ante el anuncio de un cambio fiscal importante", reconocen algunos economistas e investigadores de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), como Julio López Laborda, Jorge Onrubia, José Ignacio Conde Ruiz, Alicia Coronil o Ricardo Martínez Rico, entre otros.
Onrubia, profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid, explica a Vozpópuli que "el saldo neto de movimientos de capitales tiene en cuenta tanto lo que los residentes españoles invierten fuera de España, como lo que los extranjeros invierten en España en un mismo periodo. Pero es obvio que se trata de un movimiento de salidas netas de capital que, en una etapa como la actual, refleja algo más que la situación económica del país, pues tampoco la del resto de países (Unión Europea y resto de desarrollados y no desarrollados) parece que sea especialmente atractiva".
Destino Luxemburgo e Irlanda
El dinero que sale se dirige a destinos fiscales más atractivos, como Luxemburgo e Irlanda, apunta, y su salida se ha acelerado especialmente desde el mes de abril, en el que salieron de España 16.300 de los 27.100 millones. La mayoría de las salidas (unos 22.000 millones) procedían de préstamos y depósitos personales, según los últimos datos publicados por el Banco de España.
"Son indicadores que no implican causalidad, sino indicios, claros, pero indicios", apunta Onrubia y añade que para poder establecer causalidad habría que "introducir variables adicionales, como el clima y la fragilidad política que afecta a la estabilidad del Gobierno, a su capacidad para pactar medidas de apoyo amplio necesarias para la recuperación, a la evolución económica general y sectorial, al éxito de las negociaciones con la UE, etc.", para lo que se necesita "algo más de horizonte temporal".
En cualquier caso, no es la primera vez que se producen en este año movimientos de este tipo. "Otros indicadores detectados ya empezaron a identificarse en enero, tras la formación del gobierno entre PSOE-Unidas Podemos y el anuncio de medidas fiscales, incluida una posible armonización de la fiscalidad dependiente de las comunidades autónomas: han aumentado las donaciones entre familiares en comunidades autónomas con baja fiscalidad en Sucesiones y Donaciones", recuerda el profesor.
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