"La caja no es de nadie", repetía con insistencia Jaime Terceiro, quien durante buena parte de los años noventa presidió Caja Madrid. Llegó a la caja en 1988. Desde el primer día, agasajó con una caja de puros habanos y otra de bombones a cada consejero en todas las reuniones del máximo órgano de gobierno de Caja Madrid. Aquel gestó se convirtió en tradición una vez al mes, en cada cita del consejo. Aquella frase de Terceiro -"la caja no es de nadie", que ahora niega como matiza el tema de los puros y bombones ("había una caja para todos")- se descontroló no sólo en el día a día de sus sucesores Miguel Blesa y Rodrigo Rato, sino que terminó por gangrenar la gestión de gran parte de los antiguos gestores de las cajas.
Acostumbrados a no tener que dar cuentas a nadie, más que a unos representantes públicos que a la postre han sido beneficiarios de muchos de estos derroches, los Rato, Olivas, Gayoso, López Abad, Blesa... -y así hasta el más del centenar de ejecutivos y consejeros de cajas de ahorro imputados en la actualidad por la justicia en toda España- han despilfarrado dinero con alegría durante muchos años. Y no sólo en los años del boom en los que los beneficios no hacían más que crecer. Las 'buenas' costumbres vienen de antaño.
Los excesos crecieron al calor del ladrillo. "Los consejeros de muchas cajas eran como los coches de alta gama. Vivían 'full equiped", reconoce un antiguo responsable de una entidad. De los habanos y bombones de la época de Terceiro se pasó a las Visa 'black, a 50.000 euros al año, para los consejeros de Blesa. De Caja Madrid a Novacaixagalicia. Una de las dos cajas gallegas, Caixa Galicia, fue durante varios años propietaria de la pequeña isla de Sálvora, situada en la entrada de la ría de Arousa. La compró por 8,5 millones de euros y posteriormente traspasó su propiedad a la Xunta de Galicia y al Ministerio de Medio Ambiente. Sus directivos, por ejemplo, gozaban de hasta tres billetes de avión abiertos para regresar desde Madrid a Galicia en el horario que más les convenía. Así, la caja gallega pagaba sólo en vuelos (en business, por supuesto) en torno a 1.400 euros por un Madrid-La Coruña. Las prebendas para algunos ejecutivos incluían ayudas de 4.000 euros mensuales para el alquiler de casa o poder disfrutar de las bodegas propiedad de la entidad.
De Galicia a Alicante. Los que conocen las entrañas de la CAM aseguran que una de sus principales ruinas fue la existencia de los consejos de administración territoriales. Había uno en Valencia, otro en Murcia y otro en Alicante, cada uno de ellos formado por 20 personas, que por supuesto cobraban por asistir a las reuniones, en las que aprobaban sus propias actividades y decidían sobre parte de la obra social. Como premio tenían un viaje por todo lo alto o incluso dos cada año al extranjero y por España.
"Los consejeros de muchas cajas eran como los coches de alta gama. Vivían 'full equiped'", sostiene un antiguo responsable de una entidad
Otra de la CAM. Alguien decidió en la caja alicantina (una entidad que en sus buenos tiempos ganaba 200 millones de euros anuales) que tenía que ser más avanzada que la NASA tecnológicamente hablando. Sólo así se explica que se pagaran cien millones de euros por el sistema informático Alnova y su implantación durante cinco años. Pretendía ser la plataforma tecnológica de funcionamiento de red más avanzada de España. Su preocupación por los avances y por las redes también le llevó a estar presente en todas las redes sociales muy pronto (como casi todas las entidades ahora), pero a cambio de un caro asesoramiento externo de 300.000 euros al año.
De Alicante a Córdoba. Medio centenar de directivos de Cajasur (entonces de la Iglesia) y sus parejas viajaron 15 días en la Semana Santa de 2009 a Nueva York, donde se alojaron en hoteles de lujo y comieron en los mejores restaurantes. El regalo, que algunos disfrazaron de viaje de formación, costó varios cientos de miles de euros.
Estos "pecados", como define un ex consejero de la época de Rato, han terminado siendo la punta de un iceberg que ha llevado a la desaparición de las cajas de ahorro. "Son episodios escandalosos, sin duda, pero no suficientes para hundir una entidad. El gran agujero se fue gestando en el día a día", confirma.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) sospecha de 90 operaciones irregulares en Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y BMN, tras revisar, durante los últimos meses, múltiples operaciones realizadas en estas entidades a lo largo de los últimos años. El fondo de rescate encargará un estudio más exhaustivo de estas operaciones que han tenido un impacto patrimonial significativo en la entidad (atendiendo a conceptos tales como la cuenta de resultados, recursos propios o el volumen de negocio de la entidad) y que presenten indicios de irregularidad o no respondan a una finalidad económica lógica.
Para ello, el FROB ha prestado especial atención a las operaciones de financiación y refinanciación para la adquisición de inmuebles y/o participaciones en sociedades, renegociaciones de préstamos con reducción de garantías, operaciones de cancelación de deudas (sea por compraventa de activos y/o dación en pago o cualquier otra figura jurídica análoga), ventas de inmuebles adjudicados, pago de comisiones, operaciones de inversión (por ejemplo, en sociedades con precaria situación económica o patrimonial) operaciones de venta de inmuebles adjudicados, operaciones que hayan dado lugar a importantes pérdidas para la entidad, modificación de los contratos de directivos (retribuciones, planes de prejubilación y otros conceptos).
Autoconcesión de préstamos millonarios, indemnizaciones desorbitadas, aumento de las dietas, irregularidades en el mundo inmobiliario... los mismos excesos se repiten entre los gestores imputados
Este tipo de operaciones está llevando a los juzgados como imputados a muchos antiguos gestores de cajas. Más de cien. Los últimos en incorporarse a este particular club son los 15 miembros del consejo de administración de Caja Granada que premiaron a Ramón Martín López, ex director general de la caja granadina, en 2011 con una subida del 25% de su sueldo por la buena situación financiera de una entidad que tuvo que integrarse en BMN, entidad que ha recibido 750 millones en ayudas públicas. Pese a las decenas de autos, y las atrocidades financieras que aparecen en ellos, sólo tres directivos han pasado efímeramente por prisión: Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid; Roberto López Abad, ex director general de la CAM y Daniel Gil, ex responsable de empresas de la CAM.
Las investigaciones que se están llevando a cabo sobre los directivos bancarios, tanto en la Audiencia Nacional como en diferentes juzgados de instrucción o en el seno de la propia Fiscalía, tienen su origen en denuncias realizadas tanto por la Fiscalía como por el FROB, que depende del Ministerio de Economía y Competitividad, además de por partidos políticos (UPyD, principalmente) y asociaciones de afectados por las preferentes.
Catalunya Caixa, Caixa Penedés, Caja Madrid, Bancaja, Cajasur, CCM, Caja España-Duero, CAM, Caja Granada, Caja Segovia, Novagalicia y Banca Cívica han muerto salpicadas por los escándalos. "La caja no es de nadie", sostenía erróneamente Terceiro. El castigo a esta filosofía parece que tampoco.
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