Que si no lo conozco ni he hablado con él; que si (Federer) está mal asesorado, que si no es bueno que en la toma de decisiones del tenis entre gente de otros deportes (como Piqué). El ya casi constante cruce de declaraciones entre el futbolista del Barça e incipiente empresario, Gerard Piqué, y Su Majestad del tenis, Roger Federer, pone al descubierto no solo la desconfianza que genera la irrupción empresarial del futbolista en el mundo del tenis sino también un verdadero duelo empresarial de marcas a una y otra banda con un botín de por medio que supera los 2.700 millones de euros.
Esa es la cantidad que se ha comprometido a invertir Piqué y su grupo inversor Kosmos Consulting en la promoción de su formato de Copa Davis o histórica Copa Mundial del Tenis por países. El evento se estrenará el próximo mes en Madrid y concentrará lo que antes se jugaba en un año en apenas una semana, al más puro estilo Mundial de Fútbol, con un coste de 100 millones anuales durante 25 años, a lo largo de los cuales Piqué espera crecientes rentabilidades.
En la inversión, el futbolista catalán, ya próximo a abandonar la actividad deportiva (tiene 32 años) y volcado en lo empresarial, tiene el apoyo de Rakuten (la marca japonesa que, junto a Nike, ha disparado la facturación del Barça), Adecco, la marca de raquetas Head (rival de la marca Wilson de Federer), la televisión catarí BeIN e incluso de La Liga española de fútbol, además del apoyo de su esposa y celebridad internacional, Shakira, como artista del evento, y de la Federación Internacional de Tenis.
La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital de España aportarán además 5 millones anuales cada una, con una previsión de 40 millones en ingresos para la ciudad. Los organizadores han llegado a cifrar en 200 millones el volumen global de ingresos para la primera edición. Expertos de la gestión deportiva consideran que la inversión es importante pero que la tensión que puede generar el nuevo formato y su proyección global, tendencialmente similar a la del Mundial de Fútbol o la Champions League, puede disparar la facturación, sobre todo por la vía de los derechos televisivos, respecto al anterior formato de partidos a lo largo de todo el año.
Guerra empresarial con el rey del circuito
La aventura de Piqué cuenta además tras idas y venidas, con el respaldo de la gran mayoría de las figuras del tenis, incluido el serbio Novak Djokovic, pero no de Su Majestad, Roger Federer, quien además está ya próximo a su retirada (tiene 38 años).
Es precisamente esa actual situación de Federer el meollo del conflicto. Considerado por expertos del sector como el rey de las marcas en el deporte, el helvético fía ya buena parte de su visibilidad y negocios a un calendario mucho más selectivo en el que tiene un creciente peso la Copa Laver que él mismo lleva tres años impulsando (este año se celebró en Ginebra y el que viene en Boston) y de la que será gran protagonista todo el tiempo que quiera.
La Laver Cup se presenta como un incipiente activo empresarial para un Federer que hoy ingresa unos 80 millones anuales en patrocinios
Se trata en sí de un torneo de tres días que enfrenta a una selección de jugadores de Europa con otra del Resto del Mundo y que ya funciona como torneo oficial para el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Ha tenido muy buena acogida entre los tenistas hasta el momento toda vez que reporta, en tres días de juego, tanto o más dinero que ganar uno de los importantes 'Masters 1000'.
Así las cosas, la Copa Laver ha emergido como un incipiente activo empresarial para un Federer que hoy ingresa unos 80 millones anuales en patrocinios sujetos a una determinada visibilidad en favor de marcas como Rólex, Mercedes-Benz, Credit Suisse, la teleco suiza Sunrise, Moet & Chandon, la alimentaria Barilla y la firma de aviones privados, NetJets. Varias de ellas son los patrocinadores principales de la Laver Cup.
Solapamiento
El apretado calendario de los tenistas y sus estrictas rutinas físicas augura así que la batalla entre Piqué y Federer solo ha comenzado. El torneo del suizo se ha hecho un hueco ya en septiembre, mientras que el del catalán se ha fijado en principio para noviembre, apenas dos meses después, con el objetivo de ser el broche de oro de la temporada.
Ambos competirán por la visibilidad de los 'torneos por equipos' con la diferencia de que la competición de Piqué está precedida por la Copa de Maestros, menos exigente para los tenistas pero también mucho más 'tardía' en el agotador calendario de la ATP que el Abierto de Estados Unidos que precede a la apuesta de Federer.
El futbolista catalán, en cualquier caso, ha dejado igualmente la puerta abierta a cambiar la fecha de su torneo en el futuro, e incluso se ha especulado sobre la posibilidad de trasladarlo justamente a septiembre, el mes de la competición del helvético, a tenor de los reclamos de calendario de los tenistas.
Federer, por su parte, tiene de su lado el velado apoyo de la ATP, que a partir de enero de 2020, justo antes del Abierto de Australia, prevé celebrar la primera edición de una 'Copa Mundial de Tenis' con un formato similar a la Copa Davis de Piqué y el aliciente de premios económicos y puntos para el ranking. El suizo, que no participará de la Copa Davis en Madrid, ya ha confirmado su presencia en el torneo que se estrenará en Australia.
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