Economía

Un ministro de Economía sin galones y una vicepresidenta poderosa para la legislatura del caos

Las dificultades para sustituir a Calviño por otro vicepresidente económico han llevado a Sánchez a optar por el tándem político y técnico que conforman Montero y Cuerpo

Un ministro de Economía técnico y una todopoderosa vicepresidenta política. Así queda armada la arquitectura definitiva del Gobierno de coalición, al menos durante la primera mitad de 2024. La renovación de la Comisión Europea en junio puede acarrear nuevos retoques, si Pedro Sánchez logra colocar otro alfil (Teresa Ribera) en Bruselas. Hasta entonces el técnico Carlos Cuerpo portará la cartera de Economía a secas, sin vicepresidencia asociada, mientras que María Jesús Montero concentrará el máximo poder de su carrera, como mano derecha del presidente en Moncloa y en Ferraz.

Sánchez tenía dos alternativas para reemplazar a Nadia Calviño. La hasta ahora vicepresidenta económica, que ocupará en breve su sillón de presidenta en el BEI, atesoraba tres virtudes demasiado potentes: un compacto perfil técnico, contactos bien engrasados en las instituciones europeas y un afilado colmillo político.

La primera opción consistía en hacer un gran fichaje. En la agenda personal del presidente estaban anotados dos candidatos con nivel: David Vegara y José Manuel Campa. Los dos tienen en común su cercanía a Moncloa y su experiencia en las altas esferas de la administración. Un tercer economista completó a última hora la terna: Ángel Ubide, asesor esporádico de Sánchez, con buena imagen en el exterior.

Sánchez era consciente de que los tres difícilmente aceptarían una cartera ministerial sin una vicepresidencia adjunta, teniendo en cuenta sus actuales desempeños profesionales y el grosor de sus nóminas. Campa preside la Autoridad Bancaria Europea; Vegara tiene un cargo bien pagado en el consejo del Sabadell; y Ubide cuenta con una nómina más abultada aún en un fondo de inversión (Citadel, afincado en Washington.

Pero, además, hay un factor común que generaba rechazo en los tres: el difícil panorama que afronta el ala socialista del Gobierno. La presión constante y asfixiante que ejercerán los socios en la coalición y en el Parlamento eleva considerablemente las posibilidades de que la nueva legislatura sea un caos.

La segunda alternativa de Sánchez pasaba por reforzar más aún los poderes de María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE y a quien ya regaló la vicepresidencia cuarta al formar el Ejecutivo. Esta salida implicaba nombrar un ministro de Economía sin más galones. Montero no podía ostentar la vicepresidencia económica que dejaba Calviño por la sencilla razón de que no habla inglés, una herramienta imprescindible para defender los intereses españoles en Bruselas.

A Cuerpo le tocará tirar de colmillo para afrontar una legislatura espinosa por las demandas de los socios de Gobierno, con un horizonte de enfriamiento económico. Y sin la ayuda ya del BCE, que tantos quebraderos de cabeza le ha ahorrado durante su etapa en el Tesoro.

Las dificultades políticas que se avecinan en la legislatura acabaron inclinando la balanza de Sánchez a favor de la opción Montero. Y en ese 'pack' encaja como un guante la figura de Carlos Cuerpo. El nuevo ministro de Economía habla inglés y francés, y tiene muy buena formación. En 2008 se sacó la plaza de Técnico Economista del Estado. Antes había cursado la licenciatura de Economía en la Universidad de Extremadura y un máster en la London School of Economics.

Cuerpo tiene dos factores en su favor. Uno: ya conoce por dentro la administración (ha pasado por la AIReF, el Ministerio de Economía y la Secretaría General del Tesoro). Y dos: tampoco es un desconocido en la Comisión Europea y el Europarlamento; al contrario, en los últimos dos años ha viajado habitualmente a la capital belga por sus responsabilidades como jefe del Tesoro.

Los retos del nuevo ministro de Economía

En este puesto, Cuerpo ha logrado encauzar sin demasiados sobresaltos las colocaciones de deuda del Estado. Ahora bien, el Tesoro ha contado con la ayuda inestimable del Banco Central Europeo, que ha mantenido a raya la prima de riesgo española gracias a las compras constantes de bonos. Al economista tampoco se le conocen polémicas, siempre se ha movido en un plano estrictamente técnico, manteniéndose aislado de la política.

En la hemeroteca apenas hay una excepción, pero significativa. Hace sólo dos días, Cuerpo concedió una entrevista a Cinco Días y regaló el siguiente titular: la condonación a Cataluña “contribuye a la sostenibilidad de la deuda del Estado”. De la declaración se deduce que el secretario del Tesoro ya sabía que portaría en breve la cartera de ministro, lo cual implica pisar, cuando toca, el barro de la política. Que se lo digan a su predecesora, Nadia Calviño, que llegó de Bruselas a Madrid como una tecnócrata y se marcha ahora a Luxemburgo como la política que más ha enseñado los dientes para defender a Sánchez.

A Cuerpo también le tocará tirar de colmillo para afrontar una legislatura espinosa, por las demandas actuales y futuras de Sumar, Bildu, ERC y Bildu. Y todo en un panorama de enfriamiento económico, y sin la ayuda ya fundamental del BCE, que tantos quebraderos de cabeza le ha ahorrado durante su etapa en el Tesoro.

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