Cada vez utilizamos el teléfono móvil para más cosas: saber cómo llegar a un sitio, pedir comida, reservar un taxi, escuchar música, comunicarnos cara a cara con nuestros amigos… Hay momentos en los que la duración de la batería supone un verdadero quebradero de cabeza.
Con esta idea trabajaron Rafael Vázquez, Yong Li y María Moreno tras conocerse en la incubadora Demium startups. Así nació Bat2Go, una pequeña empresa que se encarga de proveer de baterías portátiles a sus usuarios utilizando el concepto de sharing, tan de moda últimamente tras la irrupción de patinetes y coches compartidos en las ciudades.
“Vimos que en países como China ya existía este concepto, y creímos que España sería un buen lugar para traerlo”, comenta Moreno a este periódico. Nacida en junio de este año, con tan solo tres meses de vida Bat2Go ya cuenta con 80 puntos de carga en Madrid, y justo este septiembre se ha instalado en Barcelona: “A final de mes esperamos tener 50 puntos allí”.
El sistema funciona de forma parecida a como se alquilan los medios de transporte mencionados: el usuario se descarga la aplicación y se registra. A partir de ahí le aparece un mapa donde puede localizar dónde están la máquina que contiene la batería. “Sólo hay que acercarse y escanear el código QR. La máquina expulsa entonces una batería automáticamente”.
La primera vez que se use el sistema Bat2Go regala 30 minutos gratis. La siguiente media hora cuesta 50 céntimos, y a partir de ahí un céntimo cada minuto, con un máximo de cuatro euros por día. “Tenemos bonos mensuales por 9,99 euros y anuales por 29,99”, apunta Moreno.
Localización
Las baterías se pueden encontrar en sitios de lo más variados. Desde tiendas a bares, pasando incluso por discotecas, los usuarios pueden cargar su móvil hasta en 80 puntos distintos en Madrid. “Cuando terminan lo único que tienen que hacer es acercarse a otro punto de carga y dejarlas allí. La máquina se encarga de recargarlas”.
Este sistema ahorra el típico problema que se presenta cuando el porcentaje de la batería del móvil roza sus niveles más bajos y el camarero oye aquello de “¿te importa ponerme a cargar el móvil en la barra?”. “El responsable en ese caso es el bar si al móvil le cae agua o le pasa cualquier cosa, algo que se elimina con nuestro sistema”, explica Moreno, madrileña de 27 años.
“Intentamos buscar establecimientos con un horario amplio. Los dueños se benefician de dos maneras: la primera es que se llevan una parte de la facturación, y la segunda es que les llega un público que antes no tenían por qué conocerlos”.
Uno de los primeros quebraderos de cabeza es qué pasaría si alguien saca una batería de la máquina expendedora y no la devolviese. “Las baterías no se pueden cargar en casa, y si a las 72 horas no la has devuelto se te cobran 24 euros en tu cuenta”, puntualiza Moreno.
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