España lleva desde 2012 fuera de la lista negra de países 'pirata' de Estados Unidos, el denominado Special 301 Report, aunque no fue hasta 2016 cuando la escalada de la piratería se estancó para comenzar un progresivo descenso que continúa hasta nuestros días. En gran parte, los causantes de este logro son Spotify y Netflix, que han pasado de ser catalogados como negocios con poco futuro -"¿quién va a pagar por algo que se consigue gratis?"- a ser el modelo a seguir por muchos sectores diferentes.
Este modelo permite ofrecer mucho contenido por un bajo coste, hasta el punto que ha conseguido revertir la creciente tendencia por hacer uso de contenidos pirateados: cada vez se roba menos creaciones y la gente está más dispuesta a pagar por series, películas o videojuegos. El modelo es tan exitoso que ya hay artistas que renuncian a sacar discos -los vuelcan en Spotify de manera directa- y ha logrado que la Academia del Cine se rinda ante su influencia: contra todo pronóstico -y con una pandemia de por medio-, ya permite nominar películas que no pasan por las salas.
En España, uno de cada tres hogares está suscrito a algún servicio de streaming, ya sea de videojuegos, películas o música. En Estados Unidos, donde nació este movimiento, el comportamiento de los consumidores está más asentado. Según un informe de Deloitte, el norteamericano medio está abonado a cuatro servicios de streaming de video, a dos de música y a tres de videojuegos.
Las cifras de la plataforma de streaming son para tener en cuenta: en apenas 7 años de vida, sus contenidos han logrado convencer a 4,5 millones de hogares españoles
Desde fabricantes de coches recién llegados al mercado como Lynk & Co hasta macroempresas como Disney, cada vez es más común ver cómo la suscripción 'tipo Netflix' se abre paso y gana importancia en los mercados. Las cifras de la plataforma de streaming son para tener en cuenta: en apenas 7 años de vida, sus contenidos han logrado convencer a 4,5 millones de hogares españoles, (en el mundo hay 221,85 millones de usuarios) lo que le permitió facturar en 2020, a través de las dos sociedades registradas en nuestro país, 26,5 millones de euros.
Con Spotify ocurre algo similar: apareció en 2006, en la época dorada de webs piratas como 'Emule' o 'Ares' y contra todo pronóstico, el pago de contenidos se acabó imponiendo al modelo pirata y gratuito que por entonces estaba absolutamente generalizado. Ahora, incluso pondrá su nombre al Camp Nou mediante un contrato de patrocinio millonario con los azulgrana. Tras su desembarco, a nuestro país han llegado otras plataformas similares, como Tidal o Amazon Music.
Estos pioneros han abierto un mundo a muchas empresas, que han visto cómo este modelo de negocio es ideal para sus sectores. Es el caso de Xbox (Microsoft), que trató de quitar a Sony parte de su dominio en el mundo de los videojuegos mediante el llamado Game Pass: por 12,95 euros al mes, es posible acceder a una biblioteca con más de 100 títulos. Playstation contraatacó deprisa con 'Playstation Now', la primera piedra de un proyecto que se consolidará en junio con su unificación con Playstation Plus.
La pandemia, la gran impulsora
La pandemia ha causado inseguridad económica en los consumidores y una pérdida de poder adquisitivo que se aprecia en el compromiso de las inversiones a medio y largo plazo. El ejemplo más claro se vive en el mundo de la automoción: las ventas no remontan porque los conductores no saben si podrán comprometerse a seguir pagando una letra durante los años venidos, por lo que estiran la vida útil su vehículo viejo durante más tiempo del deseable. El modelo Netflix ha traído la respuesta para estos usuarios.
Algunas compañías han querido aplicar de alquiler por subscripción, que es aún más flexible que el renting: Es el caso de Hyundai, que se ha inspirado en Netflix para apostar por un modelo de negocio en el que puedes llevarte un coche mediante un pago mensual para devolverlo en el mes que quieras, aunque sí tiene como mínimo una suscripción de tres meses. Algunos han hecho de este mecanismo su principal forma de operar. La recién aterrizada Lynk & Co permite comprar sus coches, pero se ha hecho conocida por ceder sus coches por 500 euros al mes durante el tiempo que el usuario quiera.
Las cifras de la plataforma de streaming son para tener en cuenta: en apenas 7 años de vida, sus contenidos han logrado convencer a 4,5 millones de hogares españoles
Otras empresas utilizan un mecanismo similar, aunque flexibilizan aún más su apuesta. Es el caso de Bipi, por ejemplo, que ofrece multitud de marcas. Otras empresas de alquiler clásico, como Sixt, han querido diversificar su negocio y dejar de ser una empresa que vive de la estacionalidad vacacional -muy afectada por las restricciones para viajar de la pandemia- mediante un mecanismo similar.
Los coches o los videojuegos son solo una parte del mundo que está explotando el sector de la suscripción. En A Coruña, por ejemplo, es posible suscribirse a una empresa de lavandería: por un precio fijo semanal, recogen y entregan la ropa lavada y/o planchada a domicilio. También es posible acceder a catálogos de libros, un número ilimitado de cafés e incluso tacos diarios. Las opciones cada vez son más diversas y todos quieren explotar el modelo de negocio que tanto han popularizado plataformas como Netflix o Spotify.
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