El Gobierno abonaría el camino a una Superliga europea de fútbol como la que lidera el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, bajo una condición: que se abra completamente a las ligas nacionales. Así lo trasladan a Vozpópuli fuentes cercanas a las partes, que inciden en que las conversaciones llevan teniendo lugar al más alto nivel, entre el ministerio de Cultura y Deportes y representantes de la empresa con sede en España y liderada por los dos mayores clubes a nivel nacional, el propio Madrid y el FC Barcelona.
Fuentes cercanas a la empresa de la Superliga apuntan que desde hace tiempo existen negociaciones en torno a un nuevo formato que consiga un equilibrio entre lo que sus impulsores estiman que relanzaría el negocio y una mayor apertura hacia las competiciones nacionales, temerosas de que la nueva liga europea les devalúe significativamente.
Por el momento, el único formato presentado oficialmente por la Superliga es el de una competición de 20 equipos con hasta 15 clubes fijos, si bien todos ellos han trasladado ya al Parlamento Europeo su compromiso de renunciar a sus cupos en favor de un nuevo formato más abierto. "Hay espacio para mejorar las competiciones existentes, pero bajo el amparo del marco actual de FIFA y UEFA y con una negociación a todas las partes", se limitan a afirmar oficialmente desde el Consejo Superior de Deportes. Otras fuentes piden no perder de vista que el Gobierno -y la Federación Española de Fútbol- se juegan, en su relación con la UEFA, las opciones de albergar el Mundial 2030.
En cualquier caso, de acuerdo a las fuentes consultadas, las conversaciones entre el Gobierno y los dirigentes de la Superliga han tenido sus vaivenes pero nunca se han terminado de romper. En el último tiempo, entre otras cuestiones, el Ejecutivo concedió a las directivas del Barça, Madrid y Athletic de Bilbao, como equipos que no son SAD, la posibilidad de sortear exigencias de aval de la actual ley del deporte ante el impacto sobrevenido de la pandemia. Más recientemente, el propio Consejo Superior de Deportes se desmarcó del acuerdo a 50 años antiSuperliga de La Liga con el fondo de inversión CVC.
Y esta semana, el PSOE y el PP, en el marco de sus negociaciones para sacar adelante la nueva Ley del Deporte, acordaron finalmente que se retire una enmienda que hubiera permitido a La Liga (y la Real Federación Española de fútbol) expulsar de sus competiciones a los clubes que lancen un nuevo torneo, como la Superliga. "Para la participación en competiciones de carácter profesional, las licencias deberán ser visadas, previamente a su expedición, por la liga profesional correspondiente", reza el documento del proyecto de ley que vería la luz después de que los populares hayan accedido a incluir la siguiente cláusula. "El otorgamiento de la licencia nunca podrá quedar condicionada a la participación en otras competiciones o actividades deportivas".
Un verdadero balón de oxígeno para el Real Madrid y el FC Barcelona, ya que les asegura que podrán seguir jugando La Liga y la Copa del Rey -y por tanto, contar un colchón económico- ante las represalias que pueda tomar la UEFA contra la Superliga una vez se expida sobre su choque de competencias el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, algo previsto para principios de 2023.
Florentino busca encerrar a la UEFA
En la vista del juicio en Luxemburgo la intervención con mayor recorrido, la de la Comisión Europea, ha dejado argumentos a favor y en contra del bando liderado por el propio Florentino Pérez. Por un lado, la representación de Bruselas ha espetado que el actual ente rector del fútbol europeo no tiene potestad para tomar represalias contra los futbolistas, lo que allanaría el camino para que las estrellas de los clubes de la Superliga no se vean disuadidos de abandonarlos para jugar con sus selecciones.
Por el otro, la Comisión sí que ha abierto la puerta a que el organismo que preside Aleksander Ceferin pueda expulsar de sus competiciones -como la Champions- a los equipos asociados que emprendan la organización de otros torneos. Los represaliados, que consideran que la UEFA se estaría extralimitando en el ejercicio de sus competencias, reclaman un período de transición de entre dos y tres años para satisfacer su derecho a la libertad de empresa -y sortear los problemas económicos que supondría en estos momentos para una institución como el Barcelona no jugar la Champions-.
Una permanencia de los clubes de la Superliga en las ligas nacionales podría volverse en cualquier caso una encerrona para la UEFA: el argumento del mérito deportivo se volvería en su contra, al tiempo que la Copa de Europa perdería previsiblemente valor
Una permanencia de los clubes de la Superliga en las ligas nacionales podría volverse en cualquier caso una encerrona para la UEFA: el argumento del mérito deportivo se volvería en su contra, al tiempo que la Copa de Europa perdería previsiblemente valor. Según un informe de la consultora KPMG para La Liga, el fútbol español perdería hasta 2.000 millones de euros por temporada a consecuencia de la pérdida de interés que le provocaría una competición como la Superliga -incluso, aunque esta se jugara entre semana-.
En contrapartida, fuentes financieras cercanas a la empresa liderada por Florentino Pérez apuntan que el torneo duplicaría el actual negocio de la Copa de Europa, lo que luego acabaría revirtiendo en las ligas y copas nacionales.
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