La Coorporación Mondragón, uno de los conglomerados de cooperativas más importante de España, defiende que el modelo de compañías de economía social (cooperativas y sociedades laborales), en las que los trabajadores son a la vez propietarios de la empresa, puede salvar de la crisis que ha originado el coronavirus a muchas empresas en dificultades.
Tanto es así, que las patronales del sector, la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES) y la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA), están manteniendo reuniones con el Ministerio de Industria y con el Ministerio de Trabajo para llegar a un acuerdo con el Gobierno y que se incentive, desde el punto de vista normativo, la conversión de empresas (Sociedades Anónimas y Sociedades Limitadas) en cooperativas.
"El Ministerio de Industria está contemplando la posibilidad de impulsar procesos de cooperativización y transformación de empresas de capital en empresas sociales", explica a Alfonso Echanove, consultor de la firma de consultoría y legal LKS Next, perteneciente al grupo Mondragón, en conversación con Vozpópuli.
Echanove destaca que en épocas de crisis, como ocurrió en 2008, "las fórmulas cooperativas y de economía social han sido mucho más resistentes", algo que certificó la Unión Europea en un informe del año 2013, añade.
Ventajas de las cooperativas
Esto se debe, por un lado, a su propia naturaleza de economía social muy centrada en las personas y a que los trabajadores, al ser a la vez propietarios, toman decisiones con más facilidad. "En una empresa en la que ahora haya pérdida de actividad, hay un choque entre el interés del propietario y el interés de los trabajadores, que es mantener el empleo", pero este choque de intereses no se produce si los trabajadores son a la vez propietarios.
"Los trabajadores que son dueños tienen flexibilidad para tomar medidas que, en otras ocasiones, pueden enquistarse en la negociación entre patronal y sindicatos", apunta.
Influye también "el arraigo al territorio", algo que se tiende a favorecerse después de un shock económico como el actual.
Proceso de conversión
Para poder convertir una empresa de capital en una empresa social lo primero que hay que atender es a la viabilidad. "Si la actividad no es viable no hay fórmula de que salga adelante", advierte Echanove.
"Para la puesta en marcha de una cooperativa es importante también que haya un contexto favorecedor que empezaría con la propia normativa -posibilitando, por ejemplo, que los trabajadores capitalicen la prestación por desempleo para entrar en el capital de la empresa-. Hay un proceso también muy importante que es la negociación entre el propietario actual -que tiene que acceder a que los trabajadores se queden con la empresa- y los propietarios futuros o trabajadores. Cuando hay activos, hay que negociar eso también", explica.
Las reconversiones al modelo de cooperativa se han producido sobre todo históricamente en el sector industrial y el sector servicios, tanto en empresas grandes como talleres medianos o pymes. En opinión del experto de LKS, el perfil actual podría ser el de "un taller industrial de tamaño medio".
La flexibilidad, su fuerte
Echanove explica que dentro del Grupo Mondragón tienen distintas medidas de flexibilidad que han aplicado durante el confinamiento.
Por ejemplo, contaban ya antes de la crisis con calendarios móviles que les permiten adaptar sus horarios de trabajo y recuperar las horas después (algo que el Gobierno tuvo que legislar para el resto de compañías y que aquí ya existía).
Se fomenta también la reubicación de personas. "Al ser un grupo muy diversificado, igual cooperativas de industria o automoción ahora están dañadas, pero otras no. Se puede reubicar a los socios en cualquier cooperativa del grupo, lo que permite que no se pierdan puestos de trabajo".
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