Los Impuestos Especiales se han situado en el centro del debate desde que la pasada semana la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, dijera que no descarta tocarlos para ayudar a financiar las pensiones. Según Valerio, el problema de la Seguridad Social es de ingresos, no de gastos, y hay que hacer una profunda revisión del sistema fiscal para obtener más ingresos y destinarlos al pago de prestaciones mientras haya déficit.
Valerio dijo que el Gobierno tiene en mente tocar varios impuestos, como los Especiales, la tasa Google ideada por el Ejecutivo del PP, el impuesto a la banca y la figura que gravará las transacciones financieras. Tampoco descartó la posibilidad de tocar la imposición general. De hecho, en el Presupuesto alternativo de Sánchez el PSOE proponía mejorar la recaudación de Sociedades, IRPF e Hidrocarburos.
¿Pero tiene margen España para tocar los Especiales de nuevo? Los sectores dicen que no, como era de esperar, pero si comparamos los ingresos de tabaco y alcohol y de los impuestos medioambientales del año 2016, vemos que España recaudó casi 7.300 millones menos que la media ponderada de la UE-28. En concreto, ingresó 573 millones de euros de menos por tabaco y alcohol y 6.706 millones menos por impuestos medioambientales, según las cifras facilitadas por los técnicos de Hacienda, Gestha, a este periódico.
España tiene algo de margen en tabaco y alcohol, pero sobre todo en impuestos medioambientales
Las cifras evidencian que donde más espacio tiene España para mejorar sus ingresos es en los impuestos medioambientales, figuras que, según la definición europea, gravan la polución, el transporte, la energía o el uso de recursos naturales. De hecho, las instituciones europeas llevan años pidiendo a España que aumente la recaudación por esta vía.
En el Presupuesto alternativo que ya hemos mencionado, el partido de Pedro Sánchez quería equiparar los tipos del gravamen del gasóleo y la gasolina de forma escalonada para conseguir 600 millones solo en 2018 y acabar mejorando la recaudación de esta figura en 2.140 millones al año. Eso acortaría la distancia con Europa, aunque es verdad que los países del entorno tienen muchas figuras que no existen en España y que explican gran parte del desfase.
En cambio, si atendemos al conjunto de los Impuestos Especiales en los distintos países europeos, la diferencia entre España y la media de la UE-28 se accorta. ¿Por qué? Porque muchas comunidades autónomas tienen pequeñas figuras propias que se incluyen entre los Impuestos Especiales aunque no afectan al alcohol al tabaco o al medio ambiente y que elevan el conjunto de la tributación. Al mirar al conjunto de estas figuras, al diferencia entre España y la UE baja a 2.400 millones.
Impuestos disuasorios
Aún así, lo cierto es que los Impuestos Especiales cumplen más funciones que la simple recaudación. Por ejemplo, el aumento de las tasas del tabaco o de las bebidas alcohólicas actúan como impuestos disuasorios. Por otro lado, los impuestos a la energía con fines de mejora de infraestructuras, políticas energéticas o control del consumo para desplazar unas energías a otras.
Por ello, los sectores castigados por los Impuestos Especiales responden con gran sensibilidad a la subida de estos impuestos. Por ejemplo, el sector del tabaco se defiende ante esta posibilidad asegurando que es el quinto mayor contribuyente del Estado con una recaudación fiscal que suma unos 9.000 millones de euros al año, el equivalente al 5% del total de los ingresos del Estado y al 34% de los impuestos especiales.
Los representantes del sector recuerdan a Vozpópuli que el tabaco es el producto de consumo con mayor carga fiscal de España: el 77% del precio de venta al público (PVP) equivale a impuestos, una tasa superior a otros productos sometidos al régimen de los impuestos especiales como los carburantes (47%), el alcohol (43%) o la electricidad (21%).
Los sectores recuerdan al Gobierno que tocar estos impuestos no siempre significa más recaudación
Una alerta que también se replica en el sector de las bebidas alcohólicas. Una de sus mayores preocupaciones es el efecto que está teniendo el cambio legislativo de finales de 2016 que incrementó un 5% los impuestos para las bebidas destiladas. “Aunque los primeros meses ese incremento sí supuso una mayor regulación para las arcas públicas, se está comprobando que a largo plazo eso no es así”, apunta Bosco Torremocha, director de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE)
Según las cifras que maneja FEBE, la recaudación del Estado durante el primer cuatrimestre de 2018 ha caído un 9,4% respecto al año anterior. “Con una subida de un 5% de impuestos, la recaudación está cayendo casi un 10%, lo que demuestra que subir los impuestos no es garantía directa de recaudar más”, ha comentado Torremocha.
El presidente de Febe también se ha dirigido al nuevo Gobierno para solicitarle que no olvide que los sectores que han sacado a España de la crisis han sido la agricultura, el turismo y la hostelería. Bosco Torremocha pide al nuevo gobierno de Pedro Sánchez, “una mayor estabilidad impositiva”.
El presidente de Febe ha recordado que, en caso del sector de las bebidas espirituosas, su valor para la economía española es de 7.585 millones de euros, un 0,17% del PIB. Hay 3.800 centros de producción en toda España, el 80% pymes y empresas familiares. Por ello, reclama prudencia por el impacto que puede tener una asfixia impositiva.
Los hidrocarburos y el azúcar
El sector de los hidrocarburos también pide prudencia. “La gasolina y el gasóleo son los productos energéticos que más impuestos soportan”, destacan desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos. Según sus cifras, la fiscalidad representa el mayor componente del precio en el surtidor. A los impuestos hay que añadir el coste de la gasolina y el gasóleo, como segundo componente, y otros costes de distribución y comercialización, en tercer lugar.
Los impuestos sobre los carburantes representan en la actualidad aproximadamente el 50% del precio final. En el caso de la gasolina, los impuestos suponen un 53% precio de venta al público y un 48% en el caso del gasóleo.
El azúcar es otro productos que podría estar en la diana del Gobierno para disuadir de su consumo. Una fenómeno que enciende la alarma de un sector que pasa por un momento muy duro. Desde Azucarera, segunda productora de azúcar en España, se oponen a la subida de impuestos a las bebidas azucaradas porque “se trata de una medida cuya eficacia no está demostrada si lo que se pretende es promover una alimentación más saludable o reducir el consumo de las mismas”, destacan desde la compañía.
Como representante del este sector, Azucarera alerta que las actividades que integran el sector remolachero-azucarero y su cadena de valor son un elemento clave en la dinamización económica y la generación de empleo en Castilla y León. El azúcar se une al tabaco, el alcohol y los hidrocarburos en esta negativa a la subida de los Impuestos Especiales. Aunque todos los sectores son conscientes de que son el objetivo número en estos momentos para aumentar la recaudación.
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