La sangre no ha llegado al río finalmente en los mercados. La apertura era demoledora desde los primeros minutos, con el Ibex cayendo a plomo más de 3% y la deuda portuguesa repuntando en rentabilidad más de 100 puntos básicos, hasta superar el 8%. La dimisión, ayer, de su ministro de Finanzas acercaba la posibilidad de un segundo rescate y por la mañana, la agencia de calificación Moody´s aparecía ‘oportunamente’ para hundir aún más en la miseria a Bankia, Novagalicia y Catalunya Caixa. En teoría, nada nuevo, pero la convulsión fue de las que asustan.
Los bancos medianos, que ayer y anteayer habían protagonizado una espectacular subida, ante la posibilidad de que algunas modificaciones legales les permitan mejorar sus ratios de capital, evitando nuevas provisiones, corregían con dureza parte de las posiciones ganadas en estos días. Por supuesto, los índices de la Bolsa portuguesa y española eran los peores del concierto europeo, en un día en el que todo se teñía de rojo.
Pero al final, la crisis en Egipto, que por la mañana presagiaba tintes trágicos, parecía suavizarse y la reunión de los líderes europeos en Bruselas calmaba algo los ánimos. España, al menos, corregía con claridad sus descensos y finalizaba al cierre sólo un 1,56% a la baja, reduciendo al máximo las pérdidas del día. No en vano, hoy se conocían, además, índices de confianza del consumidor positivos. La sensación de que las cosas están mejorando algo podía ser defendida un día más, por tanto.
Constructoras suben
El Ibex finalizó en 7.763,80 puntos. Las peores compañías fueron Banco Popular (-546%), Acciona (-3,24%), Gas Natural (-3,20%), Enagás (-2,56%), Dia (-2,54%), Sacyr (-2,25%), REE (-2,24%) y Santander (-2,23%). En el lado opuesto, FCC (2,04%) y OHL (1,94%) lograron anotarse ganancias de cierto alcance.
El PSI de Lisboa acabó un 5,31% a la baja, mientras el Cac 40 o el Dax se dejaron un 1,03% cada uno. Wall Stree abría moderadamente al alza, lo que contribuía también a suavizar los miedos.
En deuda, el 10 años finalizaba en el 4,77%, sólo 9 puntos básicos por encima de la apertura, lo que dejaba la prima de riesgo en 311 puntos. Cotas, por tanto, no dramáticas. El bono luso acababa en el 7,44%, en un desplome casi sin precedentes, aunque también corrigiendo parte del desplome que le había colocado por encima del 8%.
En definitiva, se trata de un día más en el que los mercados sobrerreaccionan. En los últimos meses puede comprobarse cómo los índices no han variado en exceso, aunque los altibajos han sido enormes.
Una circunstancia que tiene en las mega inyecciones de liquidez al principal motivo. Los bancos tienen más dinero que nunca procedente de los bancos centrales, depositados en deuda soberana. Un susto como el portugués provoca un movimiento vendedor mucho mayor de lo justificado, de la misma manera que después las recuperaciones suelen ser igual de bruscas.
Hay mucha más especulación que miedo real, ya que no está en riesgo ni la estabilidad del euro ni tampoco se teme que alguna entidad financiera pueda colapsar el sistema financiero, ante unos bancos centrales totalmente avizores. Se trata, simplemente, de un exceso de liquidez que ha traído un exceso de volatilidad. Hoy ha sido un día más. Ha habido muchos así y seguramente habrá más en el futuro.
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