Economía

El Gobierno se prepara por si Moody’s rebaja el rating de España a bono basura

El Ejecutivo aprueba una nueva regulación para que las aseguradoras sigan comprando y manteniendo deuda pública española incluso si pierde el grado de inversión. Según cálculos del mercado, el recorte del rating podría provocar la huida inmediata de 50.000 M. de los bonos del Reino de España.

El Gobierno se prepara para la posibilidad de que Moody’s rebaje el rating del Reino de España a bono basura o high yield. El Ministerio de Economía es consciente de que una degradación crediticia supondría la rescritura de numerosas leyes y contratos para que se pudiesen seguir empleando los bonos españoles. Muchos fondos, sociedades e instituciones tendrían que deshacer sus posiciones en deuda española al convertirse ésta oficialmente en una inversión de riesgo.   

Por si acaso, el Consejo de Ministros aprobó el jueves una orden ministerial en el BOE para que las aseguradoras, una de las principales tenedoras de deuda pública, puedan seguir comprando y mantener en sus carteras bonos del Estado español por encima del grado C, dos escalones menos que el bono basura.

Las compañías de seguros mantienen buena parte de sus pasivos en renta fija de calidad. A partir de ahora, se flexibilizan los criterios permitiendo que las aseguradoras suscriban o renueven instrumentos de deuda pública española que cuenten con calificación crediticia de los Grupos 4 ó 5, esto es, justo un nivel mayor que el C y por tanto ya en el territorio de la inversión de riesgo.

La medida también afecta a fondos de inversión, de pensiones y, en general, a la renta fija privada, los depósitos y las permutas de flujos ciertos siempre que no registren un rating inferior en más de un grado respecto a la deuda pública española.    

Este cambio se enmarca dentro de la nueva normativa europea. En todo el continente se intenta desligar la evolución del rating de la marcha del negocio asegurador. Es decir, se trata de un sector solvente que invierte a vencimiento, por ejemplo a 30 años, y que por lo tanto no necesita ajustar una cartera de deuda simplemente porque en un momento determinado durante esos 30 años se produzcan fluctuaciones en el valor.

Tal iniciativa supone una vuelta de tuerca más de Bruselas para intentar que las agencias de rating pierdan influencia. Los europeos han amenazado a las tres principales calificadoras con iniciar una guerra, crearles competencia y legislarlas duramente. Consideran que presentan un sesgo demasiado favorable a los anglosajones y perjudicial para el euro, por lo que toman decisiones que empeoran la situación europea y que no tienen en cuenta los fundamentales a medio y largo plazo. De hecho, el BCE ya acepta cualquier activo con soporte público, sin importar la calificación crediticia.

Standard & Poor’s anunció el miércoles un descenso de dos escalones en su valoración de la deuda pública española hasta el BBB, un punto por encima del high yield. Y nos colocó con perspectivas negativas y, por consiguiente, bajo la amenaza de una revisión a la baja.

No obstante, el mercado se tomó el anuncio con cierta tranquilidad porque el BCE tiene preparados sus OMT o Transacciones Monetarias al Contado, que servirán para comprar títulos a corto plazo del país que lo pida.

Sin embargo, Moody’s ha aplazado su decisión sobre la nota de España a la espera de lo que suceda con el rescate. El exvicepresidente de la agencia escribió hace unos días que las finanzas españolas están estructuradas como un esquema Ponzi y que precisan el crecimiento. “Un corte de su financiación sería fatal. (…) Me preocupa que el rescate de España supere la capacidad de los mecanismos establecidos”, afirmó Mahoney.

Esta agencia americana podría dejarnos en el bono basura y provocar una estampida de los inversores. La deuda española representa entre un 2 y un 10 por ciento de las carteras de deuda pública y buena parte tendría que vender al perder el nivel de inversión. Fuentes del mercado valoran la posible huida de la deuda pública española en hasta 50.000 millones, una cifra asumible pero suficiente para provocar un pánico.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya había intentado negociar con la agencia de calificación Moody’s que retrase su valoración. Pero Rajoy está demorando mucho la petición de ayuda europea, en parte entorpecido por Alemania, en parte porque con el apoyo de Francia e Italia intenta conseguir las mejores condiciones. Con la prima de riesgo en unos 400 puntos, el Estado español puede aguantar bastante tiempo. A menos que Moody’s ataque de nuevo y desestabilice los mercados.   

El miércoles Standard & Poor’s argumentó que la profundidad de la recesión, el creciente desempleo y los recortes van a generar en España mayor descontento social y aumentar las tensiones con las autonomías. Además, puso en duda que finalmente haya una mutualización de los costes del rescate bancario y advirtió de los riesgos de que el presupuesto no se cumpla. Así que a Moody’s no le faltarán tampoco razones para propinar un nuevo tajo al rating hispano pese a que Europa ya haya desplegado un mecanismo de salvamento… Eso sí, todavía en discusión. 

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