La agencia de calificación Moody's ha advertido a España de que sin la reforma de las pensiones de 2013, “que mejoró significativamente la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones” español, será clave que el Gobierno dé pasos concretos para garantizar la sostenibilidad al tiempo que se esfuerza en garantizar las pensiones futuras.
Tanto esa reforma como la de 2011, implementadas en años de crisis financiera, subieron la edad de jubilación de 65 a 67 años, incrementaron el periodo sobre el que se calcula la contribución, introdujeron un nuevo factor de sostenibilidad -que ligaba el valor de las pensiones con el aumento de la esperanza de vida-, y reemplazaron el anterior mecanismo que vinculaba la revaloración de las pensiones con el IPC por el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP), restringido por ley.
Todos esos cambios acercaban al sistema de pensiones español al equilibrio financiero, señala Moody's, aunque para lograrlos era necesario "dejar que el mecanismo funcionara sin trabas".
Durante los años en los que el país ha estado en deflación (2014-2016), los pensionistas no han notado tanto el impacto de esta medida porque el IPR ha permitido una revalorización mínima del 0,25%, que no quedaba lejos de la inflación. Pero la presión social al conocerse que el valor de las pensiones caerá con este mecanismo en el futuro cercano ha hecho que se posponga o cuestione esta vía.
La caída prevista del valor real de las pensiones ha pesado en la aceptación pública de las reformas y algunas medidas clave se han pospuesto
En concreto, la introducción del factor de sostenibilidad se ha pospuesto de 2019 a 2023 y, en su lugar, el Gobierno baraja volver a vincular la revalorización de las pensiones a la inflación este año y el siguiente.
Desafíos para España
Los retos principales a los que se enfrenta España, según Moody's, son su capacidad de cumplir con sus objetivos fiscales, fijados en su Programa de Estabilidad anual, y la reducción de los niveles de deuda, que a cierre de 2017 “suponía un 98,1% del PIB, frente al mínimo del 36% que representaba hace diez años”.
El número de pensionistas está aumentando (pronto se jubilará la generación del baby boom) y la tasa de reposición en España (el porcentaje de la última nómina que supone la pensión) es relativamente alta en comparación con la media de la Unión Europea, avisa la agencia de calificación estadounidense, que prevé que esta tasa baje un 31% entre 2016 y 2070. A pesar de esa reducción, la tasa de reposición española “seguirá siendo ligeramente más alta que la media de la zona euro”.
Aunque se ha creado empleo en el país, no han aumentado al mismo ritmo las contribuciones al sistema de pensiones. Las razones principales son, por un lado, que en los nuevos empleos los salarios son bajos (con lo que las aportaciones al sistema son reducidas también) y, por otro lado, que los programas de incentivo al empleo del Gobierno comprenden bonificaciones que reducen la contribución.
Por todo ello, "la pregunta de si los desequilibrios estructurales del sistema de Seguridad Social se abordan con éxito seguirá siendo un importante motor de la dinámicas fiscales", concluye Mooyd's.
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