Economía

El gran escollo que frena la implantación de la reducción de la jornada laboral en España

El firme propósito de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas se ha encontrado con un detractor que no se esperaba: el sector turístico

  • La vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz -

A Yolanda Díaz le crecen los enanos. Su firme propuesta de reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas se ha encontrado con un detractor que no se esperaba: el sector turístico. Los trabajadores del turismo han mostrado su completo rechazo a esta iniciativa, "notablemente lesiva para las empresas del conjunto de subsectores que dependen de la actividad turística", por las consecuencias que pueden producirse.

Son principalmente dos datos los que utilizan para criticar la medida de Yolanda Díaz. Por un lado, el impacto en las horas laborales, y por otro lado, el coste económico que puede suponer para las empresas del sector. Según detalla Exceltur en una carta abierta contra la ministra de Trabajo y su propuesta, reducir la jornada laboral en el turismo supondría una pérdida de 5,7 millones de horas semanales de los trabajadores asalariados, lo que sumaría 294,6 millones de horas al año, de las cuales el 75,4% de las mismas se producen en posiciones en las que no se pueden compensar por un uso más eficiente del tiempo de trabajo.

Por supuesto, la iniciativa tendría también repercusiones económicas. Según los cálculos de la asociación, la medida tendría un coste anual de 2.348 millones de euros para las empresas de los distintos subsectores relacionados con la actividad turística, "derivados de la necesidad de suplir las horas reducidas en las posiciones donde no es posible compensarlas por un uso más eficiente del tiempo de trabajo", según denuncian.

Esta es precisamente una de las grandes problemáticas que resaltan en Exceltur: en este sector, menos horas trabajadas no se suplen con más eficacia de los trabajadores, solo con más personal. Según explican desde el sector, "dicho coste está calculado bajo el supuesto de que las empresas pudieran encontrar trabajadores formados para complementar las horas reducidas (lo que no se produce en el contexto actual) y de que tienen el tamaño suficiente para adaptar y gestionar con flexibilidad sus turnos". Es decir, que si finalmente les obligan a reducir la jornada laboral, la única consecuencia será reducir ventas y por lo tanto, perder dinero.

Por otro lado, Exceltur calcula que los costes laborales totales se incrementarían un 4,9% y los beneficios anuales se reducirían, de media, un 8,1%. En este sentido, el subsector que más sufriría es el de la restauración, pues supondría una merma del 19,1% de sus beneficios.

¿Por qué sufre más el turismo la reducción de la jornada laboral?

El sector turístico asegura que es uno de los más afectados por esta posibilidad de reducir la jornada laboral. Yolanda Díaz ha explicado en repetidas ocasiones que la medida no afectará a los costes de las empresas porque, defiende, el menor número de horas trabajadas puede verse compensado por un aumento en la misma cantidad de la productividad de los trabajadores.

Pero esto no se aplica al sector turístico, porque el efecto del aumento de la productividad depende de la actividad que se realice. "Las empresas turísticas presentan en muchas ocasiones una serie de rasgos propios, diferentes de muchos otros sectores de actividad económica, que explican el impacto diferencial que tendría la medida sobre ellas", argumentan.

Principalmente, aluden a tres características concretas. Por un lado, los horarios de la mayor parte de actividades turísticas están marcados por los hábitos de comportamiento de sus usuarios. Esto exige la necesidad de disponer de personal en esos momentos en los que se demanda su consumo. Es decir, la mayor parte de servicios turísticos son presencialistas y necesitan trabajadores para prestar sus servicios en los momentos en los que pide el cliente, y no cuando quiera el empresario.

Por otro lado, recurren al propio concepto de productividad para explicar por qué no funcionaría en el sector del turismo: en la mayor parte de las profesiones turísticas la productividad no puede generarse por un uso más eficiente del tiempo de trabajo, sino por prestar un mejor servicio. Por ejemplo, las ganancias en productividad de un camarero no está en servir más mesas en el mismo tiempo, sino en servir platos y bebidas de mayor valor, y las de un piloto no está en llevar más rápido un determinado número de pasajeros, sino en hacerlo en aviones con más servicios.

Por último, apuntan a que un 93,9% de las empresas de la cadena de valor turística son pymes, que tienen una menor capacidad de ajustar turnos y horarios de trabajo para aplicar la reducción de la jornada laboral.

Con este panorama, el sector turístico se posiciona como parte fundamental en la negociación de la jornada laboral y los trabajadores del sector aprietan al sector, ya que "desaconsejan la implantación" de la reducción de la jornada laboral por sus negativos efectos.

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