La gran banca avanza en su proyecto de constituir un 'banco malo' integrado por empresas excesivamente endeudadas pero que, a juicio de las entidades, tienen viabilidad. El plan se encuentra en plena fase de discusión por parte de los técnicos del Santander, BBVA, Popular, Sabadell, Caixabank y Bankia que, hasta el momento, sólo han encontrado un punto de acuerdo: la gestión de este futuro fondo debe estar gestionado por una firma independiente y externa a las entidades. La banca negocia ya con N+1 y McKinsey para que una de estas dos entidades se convierta en el gestor del futuro 'banco malo' de empresas, según confirman fuentes del sector.
Ambas firmas participaron como asesores de la reforma de la ley concursal, impulsada por la banca. De hecho, tanto N+1 como McKinsey participaron en la elaboración del proyecto Midas que suponía la constitución de un vehículo de gestión para la tenencia de participaciones en capital resultantes de procesos de reestructuración de deuda. En definitiva, el futuro 'banco malo' que negocia ahora la banca. Como idearios del proyecto, tanto N+1 como McKinsey quieren ser el gestor de esta nueva sociedad. En la elección será determinante el precio de las comisiones que exige cada una de las firmas. De momento, la propuesta de 'fee' presentada tanto por el banco de inversión como por la consultora distan bastante de los cálculos de la banca.
Las negociaciones con N+1 y McKinsey caminan en paralelo a las reuniones que están manteniendo los técnicos de las seis principales entidades para diseñar el entramado de este vehículo, que aglutinará la deuda no sostenible, convertida en capital, de empresas en dificultades. "De esta manera, se saca lo malo de las empresas, que se considera que tienen futuro, para que puedan volver a tener acceso a la financiación", se precisa desde el sector.
Hasta la fecha, las entidades han puesto en marcha una prueba piloto en la que ya hay incluidas un total de 30 empresas susceptibles de formar parte de este 'banco malo' cuando esté constituido. Una cifra que no ha parado de crecer desde que comenzaron las negociaciones entre la banca. "Se empezó con 5 empresas (como adelantó este martes Expansión), después se pasó a 15, más tarde 20 y ahora la cifra alcanza ya 30. Probablemente, la lista crezca en las próximas semanas", explican fuentes conocedoras del proceso.
Cada entidad detecta internamente el perfil de empresas que pueda ser susceptible de incorporarse a este fondo. En principio, todas las compañías cuyo endeudamiento supere más de seis veces su ebitda (beneficio antes de impuestos) son candidatas a entrar, porque los bancos consideran que no son viables en esas circunstancias. Hasta el momento, no hay un número definido de empresas que aportará cada entidad. Además, en algunos casos, habrá varios bancos que sean acreedores de las empresas que puedan entrar a este banco malo.
Sin embargo, la mayor pelea en la constitución del futuro 'banco malo' de empresas parece centrarse en el reparto de poder entre las seis entidades que negocian su constitución. Ningún banco parece dispuesto a ceder más porcentaje que el resto. "Quien tenga mayor participación tendrá más capacidad para evacuar empresas en el futuro vehículo", aseguran entre alguno de los participantes. Además, pese a que la gestión será independiente, el nuevo vehículo tendrá un consejo cuya composición estará definida en función del reparto final de poder.
La banca quiere tener implementado este proyecto antes del verano. Sin embargo, desde algunas entidades son conscientes de su dificultad y reconocen que podría demorarse hasta el tercer trimestre.
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