Álvaro Nadal está dispuesto a plantear batalla hasta el final a las grandes eléctricas a cuenta de la energía nuclear. El ministro de Energía ha reiterado su negativa a revisar el régimen fiscal de las centrales e incluso ha ido más lejos al dudar del argumento de la ausencia de rentabilidad empleado por las empresas para justificar su reivindicación.
"Las decisiones empresariales no pueden determinar el cierre de las centrales. Sería como decir que las empresas fijarán la política energética del país, cosa que corresponde al Gobierno", aseguró el ministro. Tras un almuerzo organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), Nadal ha puesto en duda que el negocio de las nucleares no sea rentable para las compañías, el principal argumento que éstas emplean para solicitar una menor carga fiscal.
"La nuclear es más rentable de los que están diciendo. Las empresas están en su papel, tienen que decir que pierden dinero para conseguir pagar menos impuestos. Y siempre lo dirán", insistió Nadal que, incluso, ha llegado a decir que los números que ponen las empresas encima de la mesa son discutibles. "Puedo asegurar que los resultados operativos son positivos. Pero algunas empresas amortizan la deuda acortando la vida útil de las centrales y cada una se financia de una forma. Hay mucha ingeniería contable por medio".
El ministro también aseguró que ha pedido en repetidas oportunidades las cuentas del negocio nuclear a las empresas y que éstas no las han presentado. "Es normal la tensión entre el regulador y el regulado. Para mí lo más fácil es decir que sí a todo y que todos estén contentos". Y se mostró pesimista sobre la posibilidad de llegar a un punto que satisfaga todos lo intereses. "Es difícil que vayamos a ponernos de acuerdo".
Nadal defendió el actual mix energético y consideró que será suficiente para alcanzar los compromisos para 2020, esto es, que el 20% de la energía provenga de fuentes renovables. "Con las últimas subastas y la que se realizará en breve lo cumpliremos. Pero ya tenemos que mirar más adelante, a 2030, y necesitamos de todas las fuentes". El ministro admitió que las energías tradicionales cada vez tendrán menos peso aunque "el proceso deberá realizarse de una manera ordenada. Esto tiene que ser una transición y no un salto".
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