Han pasado poco más de tres meses desde que el Ayuntamiento de Madrid, con Manuela Carmena al frente, autorizó la entrada de los patinetes eléctricos a la capital, y ya son más de veinte las empresas que se reparten el mercado. Compañías internacionales -como Uber o Lime- y pequeñas startups despliegan su flota cada mañana -entre las seis y las siete- por las zonas en las que están autorizadas a operar, fuera y/o dentro de la almendra de la M-30.
El kicksharing, como se conoce al alquiler de este tipo de medio de transporte, es una tendencia mundial que ha despertado el apetito de inversores y emprendedores en Madrid tras las fuertes medidas anti-contaminación adoptadas por el Ayuntamiento. Pero, más allá de la rentabilidad, la inseguridad que sufren estos vehículos en la capital se ha convertido en un lastre importante. Fuentes del sector señalan a Vozpópuli que de los casi 10.000 patinetes eléctricos que circulan por la ciudad, más de 3.000 ya se han robado.
Dichas fuentes estiman que cada día desaparecen más de 100 patinetes y durante el primer mes, las perdidas por robos y vandalismo no bajaron del 20%, principalmente en barrios periféricos de la ciudad. "Hay zonas en las que en 24 horas hemos perdido el 80% de los patinetes", reconocen desde una plataforma internacional con importante presencia en España.
Los barrios con más robos
Varias empresas coinciden en situar a Madrid como la ciudad con más número de robos, por delante de otras capitales del mundo conocidas por su inseguridad, como Río de Janeiro (Brasil). Y aunque reconocen que los robos se perpetran en cualquier lugar y a plena luz del día -puesto que los patinetes se recogen por la noche para cargarlos-, los barrios más conflictivos son Orcasitas (Usera), Pan Bendito (Carabanchel), San Cristóbal (Villaverde) o algunas zonas de Vallecas.
"El índice de robo de patinetes eléctricos en Madrid es preocupantemente alto, superior al que se da en ciudades europeas. Estamos trabajando para encontrar soluciones a esta situación y nos gustaría hacerlo en colaboración con el Ayuntamiento y el resto de operadores", señala un portavoz de Jump (Uber).
Cada día desaparecen más de 100 patinetes y durante el primer mes, las perdidas por robos y vandalismo no bajaron del 20%, principalmente en barrios periféricos de la ciudad
Ahora muchas de estas empresas piden al Ayuntamiento que se reduzcan las licencias en estos barrios conflictivos y que no se les obligue a desplegarse en esas zonas, donde hay poca demanda y un alto índice de robos. Además, puntualizan que no sólo son bandas organizadas o grupos delictivos, también hay particulares que roban el patinete para uso propio. "Hemos visto cómo abuelos habían robado un patín y lo tenían embalado para que no se localizara", cuenta como anécdota.
De igual forma, el 'modus operandi' es muy variado, aunque en la mayor parte de los casos "arrancan o desatornillan el GPS que todos los vehículos llevan integrado, lo tiran en una papelera o en la misma calle, y se llevan el patinete en una furgoneta". Después "acaban en chatarrerías, revenden las baterías por 100 euros o terminan en otros países como Rumanía".
El 'rescate', una oportunidad de negocio
El problema al que se enfrentan las empresas de ridesharing no es sólo la facilidad con la que se extrae este localizador, también las dificultades para recuperar el patinete una vez detectado el robo. "Si el patinete se encuentra en una propiedad privada, no podemos entrar y hay que llamar a la Policía", explican desde una de las empresas afectadas. Además, esto se suma a que "un GPS funciona muy bien cuando estás en la calle, pero dentro de un edificio no coge señal aunque no se lo quiten".
Esto ha provocado que otras empresas especializadas en seguridad hayan visto una oportunidad de negocio en el sector. Es el caso de Centinela, una compañía española con sede en León dedicada inicialmente al rescate de maquinaria de obra robada que ahora presta sus servicios a varias empresas de patinetes. "Colocamos un dispositivo propio -mucho más especializado que no pierde la señal- en un lugar desconocido para los delincuentes", explican fuentes de la compañía.
La empresa madrileña Eskay es una de sus clientes y se muestra satisfecha con la mejora que han experimentado en materia de seguridad: "El 99% de los robos los recuperamos", señalan a Vozpópuli. Sin embargo, desde Centinela lamentan que muchos otros no decidieran incorporar su sistema: "Advertí que con el GPS era muy fácil robar los vehículos, pero muy pocos me creyeron. Ahora mantenemos conversaciones con varios, pero la pena es que no nos llamaran antes", añaden.
Las empresas con menos músculo financiero "han perdido muchos patinetes, facturan menos y ahora no tienen dinero ni para reponerlos ni para contratar a una empresa de seguridad"
Según dicen, son las empresas con menos músculo financiero -muchas de ellas startups- las que más están sufriendo porque "han perdido muchos patinetes y ahora no tienen dinero para reponerlos ni para contratar a la empresa de seguridad. Además, facturan la mitad porque tienen menos patinetes en la calle". "El problema es estratosférico", sentencian.
Esta empresa se ha aliado, a su vez, con otra en Madrid llamada Seal Servicio, formada por un grupo de personas dedicadas a acudir a las localizaciones indicadas por Centinela para recuperar los patinetes robados junto a la Policía o la Guardia Civil. Seal Servicio asegura que presta servicio a empresas internacionales y nacionales, como Conga, Eskay o Buny; aunque en las operaciones suelen encontrar varios de diferentes marcas: "El otro día sacamos entre 50 y 60 patinetes de una casa".
No obstante, pocas reconocen que acuden a este tipo de compañías, algunas lo desmienten y casi todas aseguran que recuperan y mantienen los patinetes de forma interna. De hecho, algunas consideran "perjudicial" que "dos o tres empresas" se encarguen de la seguridad de todo el sector, y siembran la duda de si los robos podrían ser provocados para aumentar el negocio.
Sin embargo, otra fuente del sector informa a este medio de que parte de los robos provienen de los propios empleados de las empresas de recogida, recarga y despliegue de los patinetes, llamados 'hunters', que se llevan los monopatines para "vender las piezas a la competencia como repuestos".
En lo que sí coinciden todos los agentes es en que existe un problema en el sector que se debe atajar cuanto antes y piden al Ayuntamiento de Madrid una solución, que podría pasar por "aumentar las redadas" por parte de los fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y "agilizar la investigación" sobre estos grupos delictivos.
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