La decisión está tomada. Nissan ha comunicado a su directiva y al Ministerio de Industria que cerrará la planta de montaje de Barcelona, según adelanta la Cadena Ser.
El fatal desenlace, sobre el que ya venía especulándose, supone el despido de al menos a 3.000 empleados directos, y deja en el aire otros 20.000 puestos de trabajo indirectos.
Los trabajadores de la compañía y las administraciones públicas han apurado hasta el final para intentar convencer a la dirección de no cerrar la planta.
La presentación este miércoles de la nueva estructura operativa de la alianza automovilística Renault-Nissan-Mitsubishi ha supuesto otro jarro de agua fría para los intereses españoles, ya que la marca francesa centrará su operativa en Europa, entre otros territorios, y la nipona será el referente en China, Norteamérica y Japón.
Varios medios nipones han publicado estos días que la multinacional tenía intención de cerrar su planta catalana y que trasladará su producción a fábricas de Renault. Pese a todo, la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha confiado hasta el último momento en que aún existía margen para que renuncie a cerrar Barcelona.
Según ha dicho Maroto, Nissan no había calculado el coste de abandonar los terrenos de la planta de Zona Franca, que debe dejar en las mismas condiciones en las que se los encontraron.
Huelga y protestas en Bruselas
Por su parte, el vicepresidente del Ejecutivo catalán, Pere Aragonès, ha subrayado este mismo miércoles que la producción de Nissan en Cataluña "es totalmente viable si todo el mundo se compromete", al tiempo que los trabajadores de la factoría han continuado la huelga indefinida, que suma ya 23 días, y las movilizaciones.
Esta mañana, los sindicatos han llevado la protesta ante la sede de la Unión Europea y el consulado de Japón en Barcelona, donde han desplegado una gran pancarta con el lema "Nissan: Basta de mentiras! Exigimos un futuro real".
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