Los españoles no logran equiparar su nivel de vida con la media de la Unión Europea (UE) desde 2008. En aquel momento, el consumo individual real (AIC, por sus siglas en inglés) en España, entendido como el mejor indicador para medir el nivel de vida real de los hogares y comparar el bienestar entre países, era similar al del promedio de la UE.
Este consumo per cápita real incluye todos los bienes y servicios de consumo adquiridos directamente por los hogares, pero también los servicios prestados por instituciones sin fines de lucro y gobiernos (por ejemplo, sanidad y educación), para poder comparar de forma homogénea entre países.
El índice que elabora la oficina estadística de la Comisión Europea, Eurostat, representan volúmenes reales en la medida en que las cifras se han ajustado teniendo en cuenta las diferencias de nivel de precios entre países utilizando las Paridades de Poder Adquisitivo (PPA).
Este índice se expresa en relación con la media de la Unión Europea, entendiendo que ésta es siempre 100. Esto significa que si el consumo per cápita de un país es superior a 100, es superior al de la media de la UE, y viceversa.
Con todo, Eurostat explica que aunque el PIB per cápita es un indicador importante y ampliamente utilizado del nivel de bienestar económico de los países, el consumo per cápita puede ser más útil para comparar ese bienestar de los consumidores entre países.
Desde la Gran Recesión España se mantiene por debajo de la media europea y, además, con la pandemia, ha empeorado este indicador. En 2022, el último dato publicado por Eurostat, el consumo individual real de los españoles se situaba un 15% por debajo del promedio de la UE, cuando en 2019 sólo estaba un 9% por debajo.
Por contra, las otras grandes economías de la Eurozona registraron un consumo individual efectivo más próximo o incluso superior al del promedio de la UE. Además, los ciudadanos de estos países mantuvieron un nivel de vida muy similar al que tenían antes de la pandemia.
En Alemania estaba un 19% por encima de la media y sólo tres décimas por debajo del nivel que tenía en 2019. En Francia, el consumo per cápita en 2022 fue un 9% superior al promedio de la UE, igual que ocurría antes de la pandemia. En Italia, se situó sólo una décima por debajo del promedio y del nivel precovid.
En 2022, nueve países de la UE registraron un consumo per cápita superior al promedio de la UE. Los niveles más altos se registraron en Luxemburgo (38% por encima de la media de la UE), Alemania (19%) y Austria (18%). Les siguen Países Bajos (16%), Bélgica (15%), Dinamarca (11%), Francia (9%), Finlandia (9%) y Suecia (8%).
Por el contrario, un total de 18 países de la UE registraron en 2022 un consumo per cápita inferior al promedio de la UE. Los niveles más bajos se registraron en Bulgaria (33% por debajo del promedio de la UE), Hungría (28%) y Eslovaquia (27%), seguidos de Croacia (25%), Grecia (22%), Estonia (21%), Letonia (20%) y República Checa (17%). España es el décimo país con más brecha negativa respecto a la media (del 15%).
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