Los precios de la vivienda, como los del resto de mercado, no paran de subir. En septiembre, el coste en España rebasó el umbral 'sostenible' por primera vez desde 2012 y en julio, los precios subieron un 5,6%, acercándose a su récord. Una realidad que está llevando a que inmobiliarias y constructoras tomen medidas para tratar de abaratar los precios y así mantener las ventas. Entre otras, como el tope del alquiler que tantos quebraderos de cabeza está dando, se está popularizando una, al menos en algunos países: poner a la venta viviendas en 'obra gris'. O lo que es lo mismo, a medio construir.
Desde hace unos años en algunos países de Sudamérica, como Colombia, México y Venezuela, se está poniendo de moda poner a la venta las viviendas sin puertas, con las tuberías a la vista, las paredes sin terminar…. También lo han hecho en algunas zonas de Europa, como Polonia.
En España parece que poco a poco se va introduciendo esta forma de vender pisos para abaratar costes, al menos ligeramente. Los portales inmobiliarios todavía no tienen constancia de que esto esté ocurriendo como un fenómeno en nuestro país, pero en algunas webs se puede ver que ya hay ofertas de este tipo. No son muchas y el estado de las mismas es mejor que las de otros países (en nuestro caso, siempre cumplen los requisitos de habitabilidad), pero sí suponen un reflejo de la adaptación del mercado.
Tanto el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Sigfrido Herráez, como fuentes del portal inmobiliario Idealista, manifiestan a Vozpópuli que estas ventas se enfrentan a "muchos impedimentos legales", al menos en nuestro país. "Tenemos dudas del formato que tendría la venta, cómo se obtendría la licencia de primera ocupación y las posibilidades de financiación de una vivienda en estas condiciones. Y aunque no dudamos de que pudiera haber algún caso aislado, en ningún caso podríamos hablar de una tendencia en el mercado", explican desde el portal inmobiliario.
Algo parecido confirma el decano de COAM. "En nuestro país, estas construcciones chocan con la ilegalidad, porque para que una vivienda pueda ponerse a la venta, tiene que cumplir los requisitos de habitabilidad y conseguir las correspondientes licencias". Añade que las ofertas que hay de este tipo han tenido que cumplir unos mínimos que en otros países no se exigen.
Este es precisamente el motivo por el que es muy complicado que este fenómeno se instaure en España con la misma fuerza que en otros países de Sudamérica. "Es cierto que se están vendiendo casas sin acabar del todo, pero siempre tiene que ser cumpliendo la legalidad. Por ejemplo, en España no se pueden vender casas sin ventanas ni puertas. Además, se exige que los acabados exteriores sí estén terminados. Entre otras cosas. Sí se permite, por ejemplo, y cada vez es más común, que los acabados interiores se queden sin terminar, porque sí abarata. Pero no ocurre, ni ocurrirá, como en otros países", explica.
¿Abaratar costes?
El motivo que lleva a que algunos países estén tomando esta medida es, supuestamente, abaratar costes. Según estudios de algunas constructoras sudamericanas el ahorro de comprar en esta fase (a medias entre la fase inicial y el acabado final), puede alcanzar el 20%. También esgrimen que esta fórmula "acelera los procesos de construcción" y permite a cada cliente adaptar los acabados y presupuestos de su hogar a su gusto.
Según Sigfrido Herráiz, este último es el único beneficio que encuentra en vender las casas en el momento de 'obra gris'. "Eso de que abarata los costes, es un poco mentira. En realidad, lo único que se consigue es dilatar en el tiempo el gasto, y puede parecer que la inversión es menor. Pero no es así. Pongamos el ejemplo de las ventanas. Es muchísimo más barato comprar 100 ventanas para 100 viviendas que una solo para una vivienda individual. Lo mismo con el resto. Y ya no hablemos de la pobreza estética que supone que cada casa sea una de manera distinta. Eso en España se cuida bastante".
Aunque haya algunos casos puntuales en España, es muy poco probable que esta tendencia del sector de la vivienda arraigue con la misma fuerza que fuera de nuestras fronteras por los problemas legales, porque a los clientes es probable que no les compense económicamente y porque en los exteriores hay que cumplir unas pautas estéticas.
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