La noticia llegó a Gran Canaria hace unos días. Mijail Tarasov, jefe de la oficina de la Agencia Federal de Pesca rusa en Marruecos, anunció que las reparaciones de los buques pesqueros rusos que operan en el Atlántico medio se llevarán a cabo en Casablanca en vez de en la isla canaria. Si el traslado de la 'base' de reparaciones se convierte en una realidad, supondrá un mazazo millonario para Gran Canaria, que lleva atendiendo a los marineros rusos desde los tiempos de la Unión Soviética.
En sus declaraciones, difundidas el 20 de octubre por la agencia rusa Tass, Tarasov asegura que en 2023 se abrirá un nuevo astillero en Casablanca que servirá como base de reparaciones. El representante culpa directamente a la "posición de la Unión Europea sobre la cuestión de la entrada de buques pesqueros rusos y la prohibición de su estancia en Las Palmas". Los paquetes de sanciones aplicados por Bruselas contra Moscú han ido restringiendo cada vez más el tráfico de los buques rusos en los puertos canarios.
Al principio, según explican desde la Asociación de Consignatarios y Estibadores de Buques de Las Palmas (Asocelpa), los buques pesqueros se salvaban de esta prohibición. Pese a ello, durante las primeras semanas hubo cierta confusión entre ministerios sobre si se podía permitir atracar a los pesqueros rusos en el Puerto de La Luz o no. Esta fue la situación que vivió el Aleksandr Mironenko, cuyo acceso fue denegado en un primer momento. Después de este episodio, sólo ha entrado otro buque al Puerto grancanario debido a una situación de emergencia. Ni siquiera se permite la entrada de aquellos navíos que hayan cambiado de bandera tras el inicio del conflicto, según explican desde la patronal.
La relación canario-soviética desde la Guerra Fría
En el Puerto de Las Palmas están familiarizados con los pesqueros rusos desde hace décadas. Esta peculiar relación comenzó a finales de los 60, en plena Guerra Fría entre la URSS y Estados Unidos. En 1967 se firmaron los primeros acuerdos para permitir el acceso de los buques soviéticos a los puertos españoles y viceversa. Dos años después, se extendió esta norma al Archipiélago. La intensidad de las relaciones se tradujo en la creación en 1971 de la empresa hispano-soviética Sovhispán, que actuó desde entonces como consignataria para la flota pesquera soviética y otras flotas.
Esta colaboración reportó grandes ingresos para la economía canaria durante décadas. No sólo generaban ingresos las reparaciones y el mantenimiento de los buques soviéticos en los astilleros, sino que se creó alrededor una actividad empresarial canaria de pequeños comercios dedicados al abastecimiento de estos pesqueros. También estaban los puestos de trabajo ofertados por la propia Sovhispán y los gastos de los tripulantes soviéticos en las tiendas locales.
La actividad soviético-canaria alcanzó su apogeo en los 80, con más de 1.750 entradas de las naves soviéticas en los puertos canarios, según el estudio 'Las relaciones hispano-soviéticas y la actividad empresarial de Sovhispán en los puertos canarios entre 1965-1991', de Yányshev Nesterova, publicado en 2016. A finales de la década de los 80, según este estudio, los gastos de los marineros y el suministro de víveres reportó unos 260 millones de pesetas al Puerto de Las Palmas y la misma cantidad al de Santa Cruz de Tenerife. La actividad disminuyó tras la desintegración de la URSS.
Hasta 200.000 € de ingresos por buque ruso
Antes de la aplicación de las sanciones, el Puerto de Las Palmas registraba entre 80 y 100 escalas de naves rusas al año, según Asocelpa. Cada una de ellas podía generar, grosso modo, entre 150.000 y 200.000 euros entre las tasas pagadas a la Autoridad Portuaria y los gastos relacionados directamente con el mantenimiento, abastecimiento y reparación del barco. A todo ello, además, hay que añadir el gasto de la tripulación en taxistas, alojamiento, restauración, traslados y otros servicios.
"Desde el minuto 0, Asocelpa ha hecho seguimiento a la aprobación de las sanciones (...) Ganar tráfico es un proceso muy lento y perderlo, muy rápido (...) No es la única línea de negocio del muelle, pero es muy importante. Que se pueda marchar genera una preocupación muy grande", señala la asociación.
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