El número de ocupados en España se situó en 21.056.700 a cierre del segundo trimestre del año, según la Encuesta de Población Activa que elabora el Instituto Nacional de Estadística. Es la cifra más elevada de toda la serie histórica de la EPA. En los últimos doce meses, el empleo ha aumentado en 588.700 personas, un 2,88%. De esta cifra, el 89,1%, cerca de 525.000 personas, corresponde al sector privado y casi 64.000 (el 10,9%), al sector público.
Aunque sigue habiendo 2.762.500 parados, el equivalente al 11,6% de la población activa, las cifras parecen indicar que las ofertas de trabajo no han faltado, al menos entre los meses de abril y junio. Otra cosa bien diferente puede que hayan sido las ganas de trabajar.
Hurgando en los datos pormenorizados que ofrece el INE de la EPA del segundo trimestre se puede comprobar que apenas un 9,6% de los ocupados, dos millones, manifiesta su deseo de trabajar más horas de las que lo hace semanalmente. Un 85% de los españoles (cerca de 18 millones de ocupados) está satisfecho con el tiempo que dedica al trabajo y, por tanto, no quiere modificar sus condiciones actuales, y apenas un 5,4% quiere trabajar menos horas, eso sí, aceptando la reducción proporcional de su salario.
El número medio de horas efectivas trabajadas por los ocupados en el momento de realizarse la encuesta por parte del INE fue de 36, la cifra más baja en un segundo trimestre de los últimos diez años. En 2013, el peor año para el mercado laboral del pasado reciente, se trabajaron en el mismo periodo una media de 37,4 horas, las mismas que en 2018, hace apenas cinco años.
Según las cifras del INE, en el año 2013, por ejemplo, uno de cada seis ocupados manifestaba su deseo de trabajar más horas
El porcentaje de trabajadores que querrían ampliar su jornada laboral, el 9,6% del total de ocupados, es el también el dato más bajo de los últimos diez años. Según las cifras del INE, en el año 2013, por ejemplo, uno de cada seis ocupados manifestaba su deseo de trabajar más horas: en total hubo 2,996 millones de trabajadores que declararon esa aspiración en la encuesta trimestral. Entonces había “solamente” 17,16 millones de ocupados en España, después de que en el primer trimestre de ese año se sobrepasasen los seis millones de desempleados y la tasa de paro rozara el 27% de la población activa.
Dos años después, en 2015 el porcentaje estaba en el 14,2%. En junio de ese año había todavía 5.149.000 parados, con una tasa del 22,37%, a pesar de haber descendido 2,1 puntos porcentuales en los últimos doce meses.
Puede que en la buena marcha del mercado laboral esté la justificación de los datos actuales. Cuanto mejor funciona la economía de un país menores son las preocupaciones laborales de sus ciudadanos. Basta con mirar los resultados de los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para comprobar esa máxima.
Un 12,3% de las mujeres desearía ampliar el tiempo de trabajo por solo un 7,3% de los hombres
Todo lo contrario sucede cuando las sombras del desempleo acechan en todas las actividades económicas, como ocurrió en el trienio 2013-2015, donde la gente no solo se conformaba con mantener su estatus laboral, sino que estaba dispuesto a trabajar más horas si así se lo hubieran requerido sus empresas.
La propensión a querer trabajar más horas efectivas es más fuerte en las mujeres que en los hombres. Las primeras absorben el 60% del total. Hay 1,2 millones de mujeres que quieren ampliar su jornada laboral, por 816.000 hombres. Es cierto que hay más mujeres trabajando con contratos a tiempo parcial que hombres y con otras condiciones más precarias. Un 12,3% de las mujeres desearía ampliar el tiempo de trabajo por solo un 7,3% de los hombres. El porcentaje de mujeres que estaría dispuesto a reducir su jornada laboral a cambio de reducir tambin su salario es idéntico al de hombres: el 5,4%.
Como es lógico pensar los deseos de trabajar más horas se concentran en los más jóvenes. Según el INE, el 20,6% de los ocupados de entre 16 y 19 años quiere trabajar más horas y también el 18,7% de los de entre 20 y 24 años. A partir de los 35 años, los porcentajes bajan por debajo de la media (el 9,6%), hasta situarse en el 6,3% para los mayores de 55 años.
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