Nuevo varapalo a la economía española y su lenta recuperación. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se suma a la oleada de revisiones a la baja y recorta su previsión de crecimiento económico para España hasta el 4,5% este año, frente al 6,8% que había estimado en septiembre.
De esta forma, la OCDE augura que el PIB crecerá dos puntos menos de lo estimado por el Gobierno, que mantiene sus previsiones en el 6,5% para este año contra la opinión de todos los organismos internacionales y expertos. El Ministerio de Economía se resiste a revisar su cuadro macroeconómico, en el que se basan los Presupuestos Generales del Estado para 2022.
En su informe de Perspectivas Económicas publicado este miércoles, la OCDE también reduce sus expectativas para 2022 al 5,5%, lo que se traduce en 1,1 puntos menos de lo anticipado hace poco más de dos meses y también se sitúa lejos del 7% del Gobierno. La consecuencia es que España no volverá a recuperar el niveles precrisis hasta el primer trimestre de 2023, un año en el que la progresión del producto interior bruto (PIB) debería ser del 3,8%.
De locomotora a vagón de cola
Así lo avanzaba también la Comisión Europea (CE) hace unas semanas, advirtiendo que España será el último país de la UE en salir de la crisis. De esta forma, España ha pasado de figurar como la locomotora a ser el vagón de cola de Europa en medio año. Ahora la OCDE ratifica que se quedará por debajo incluso del 5,2% esperado en el conjunto de la zona euro este año y destaca el buen comportamiento de la economía francesa, con una progresión del 6,8%.
La principal razón es el fiasco con los datos del PIB del segundo trimestre que el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los que generó un gran optimismo en julio al avanzar un crecimiento del 2,8% y que meses después rectificó (hasta el 1,1%). Esa revisión de 1,7 puntos llegó días después de las previsiones que la OCDE formuló en septiembre, por lo que era de esperar un enfriamiento del crecimiento previsto por el organismo internacional.
A este fiasco se sumó el del tercer trimestre, cuando el PIB sólo creció un 2% por la contracción inesperada en el consumo de los hogares, con lo que los expertos coinciden en que resulta prácticamente imposible que la estimación del Ejecutivo se ajuste a la realidad. En este contexto, la OCDE hace una serie de recomendaciones a España, entre ellas que aproveche los 70.000 millones de euros pendientes de recibir desde Europa para incrementar su potencial de crecimiento.
La OCDE espera una subida promedio de los precios del 2,9% este año, que se intensificará en 2022
Este buen uso de los fondos -al que también apeló este martes el gobernador del Banco de España en el Senado-, junto a la vacunación, es la gran 'baza' que el Gobierno tiene a su favor ante los diferentes riesgos a los que se enfrenta: la inflación, los cuellos de botella en la producción y la escasez de materias primas. A este se suma un tercer riesgo, la nueva variante del virus, que ya ha llevado al Consejo General de Economistas a rebajar -una vez más- tres décimas su previsión de crecimiento para este año.
Sobre la incesante escalada de la inflación por los precios de la energía, la OCDE opina que este año acabará en el 2,9% (con los datos del INE hasta noviembre, la media del año se sitúa en el 2,8%) y en 2022 se incrementará al 3,2% por el "efecto arrastre". No obstante, ya en 2023, el alza de precios se moderará hasta el 1,5%.
La OCDE también sugiere a España que avance en la reforma laboral para corregir la fuerte dualidad del mercado de trabajo entre los que tienen un empleo asegurado y los precarios, y que en la reforma de las pensiones garantice su sostenibilidad financiera a largo plazo, ya que duda de que eso sea posible con la propuesta avanzada por el Ejecutivo.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico prevé que la tasa de paro regrese al 14,2% en 2022 y siga cayendo hasta situarse en el 13,6% en 2023. Sin embargo, el informe incide en la importante tasa de desempleo de larga duración, que asciende al 32% y su reducción avanza a paso lento. La pasada semana, Bruselas también calificó de "crítica" la situación del empleo en España por esta razón.
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