"¿Qué pasó? No sé de lo que me pregunta, no me he enterado".
En la decena de oficinas de Bankia y Caixabank visitadas por este reportero bien podría decirse que pocos habían leído el periódico de este viernes más allá de los propios oficinistas bancarios.
"¿Y esto en qué me afectará? ¿Afectará a mi dinero?", pregunta en voz alta un cliente ante la pregunta de este periodista. "No no, no se preocupe, quizás haya que hacer algún trámite, tenga que ir a otra oficina o ya no me vea a mí, pero eso es todo", responde un empleado de una oficina de Caixabank en el centro de Madrid.
"Estamos acojonados", resume a este periodista otro empleado en medio del silencio de las oficinas covid. Tanto lo está que insiste en no dar su nombre.
Muchos aprovecharán para prejubilarse, algunos ya están haciendo cuentas de si les toca, pero otros quedarán literalmente en el camino"
Tres cuartos de lo mismo sucede en las oficinas de Bankia. "Mi opinión no es representativa de la de la empresa, así que prefiero no darla", se limita a responder una de sus directoras de oficinas.
"Nos enteramos por vosotros, los periodistas, no tenía ni idea de esto", confiesa el director de otra sucursal del banco participado por el Estado que pasará a formar la entidad bancaria del país por volumen de negocio.
"Ayer por la noche (por el jueves) me empezaron a llegar miles de wasaps con la noticia de la fusión, al principio pensé que era fake, pero luego con los hechos relevantes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores ya vi que la cosa iba en serio", comenta el director de otra oficina del sur de Madrid de Caixabank.
"Buena para el banco, mala para los empleados"
Superado el primer shock, los empleados consultados coinciden en el diagnóstico. "Esta fusión será buena para Caixabank, nos pondremos primeros en España y, sobre todo, en Madrid", afirma Álvaro, responsable de otra sucursal de la entidad catalana en la capital. "Ese es el lado bueno, que favorece a la entidad y es un forma de reforzarse ante el impacto del coronavirus, pero hay un lado malo y lo es para nosotros, los empleados. Es una fusión entre bancos ya grandes".
"Muchos aprovecharán para prejubilarse, algunos ya están haciendo cuentas, pero otros quedarán literalmente en el camino. Va a haber una limpia muy importante, me temo que nos solapamos muchísimo en las oficinas", dice por su parte José, supervisor de una oficina de Bankia en el centro de la capital.
"A centrarse en lo que depende de uno"
"Por la mañana ya nos estábamos pasando 'memes' en la oficina en los que aparece Fernando Simón diciendo: 'La fusión provocará entre 1 y 12.000 despidos'", dice otro director de Caixabank.
El nuevo banco sumaría inicialmente 51.536 trabajadores: 35.589 empleados del Grupo Caixabank y 15.947 de Bankia. El Expediente de Regulación Temporal de Empleo posterior a la fusión sería de entre 12.000 y 15.000 personas, informó este medio, uno de los ajustes de plantilla más voluminosos de la historia empresarial española reciente.
Hasta ahora aquí las salidas de trabajadores han sido pactadas, espero que ahora sea igual"
"Hay cierta preocupación, es normal, pero hasta ahora aquí las salidas de trabajadores han sido pactadas, espero que ahora sea igual", añade un responsable de oficina de Caixabank. "No sé como será en Bankia, pero en Caixabank un empleado es multiusos, sirve para vender móviles, coches o firmar hipotecas", asegura.
"En Bankia la mayoría somos supervivientes netos, estamos acostumbrados a estos movimientos. Cuando salen noticias como estas hay shock pero luego solo queda centrarse en lo que depende de uno", remarca otro responsable de oficinas del banco que tuvo que ser rescatado por el Estado en 2012 con 21.000 millones. "Trabajar y trabajar y cumplir día a día. La gente de nuevas está acojonada pero los que llevamos tiempo en esto sabemos que es lo que toca".
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación