Ómicron disparó el absentismo laboral por enfermedad hasta la cifra más alta de toda la pandemia y de toda la serie histórica del Instituto Nacional de Estadística (INE), que comenzó a recoger estos datos en 2008. La Encuesta de Población Activa (EPA) muestra que entre enero y marzo un total de 980.200 trabajadores no acudieron a su puesto de trabajo por motivos de salud, 141.900 más que en el primer trimestre de 2021, cuando se alcanzó la cifra récord de 838.300 ocupados 'ausentes'.
La cifra también supera en 167.800 personas el absentismo por enfermedad, accidente o incapacidad temporal del cuatro trimestre de 2021, cuando estalló esta nueva variante de la covid-19 en España. El avance de Ómicron en España fue dejando récord diarios de positivos por coronavirus a su paso, llegándose a superar el máximo de 179.000 casos diarios en el mes de enero. Aunque sus síntomas fueran leves, tenían que iniciar un periodo de aislamiento de un mínimo de siete días desde el inicio de los síntomas o del positivo, en el caso de los asintomáticos.
Además, otro aspecto a tener en cuenta es el teletrabajo, que cada vez ha ido perdiendo más peso en las empresas, lo que favorece al absentismo laboral por causas médicas. La EPA refleja que en el primer trimestre de este año sólo trabajaron desde su domicilio más de la mitad de los días 1,5 millones de ocupados, el 7,5% del total. Esta cifra es sólo la mitad de la registrada en el segundo trimestre de 2020, cuando teletrabajaron 3 millones de personas (16,2% del total) con el inicio de la pandemia.
Ómicron, azote de la economía y de la Atención Primaria
La variante ómicron ha sido la más contagiosa desde que comenzase la pandemia de coronavirus. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) notificó un récord mundial de contagios la tercera semana de enero, cuando se registraron 21 millones de casos a lo largo y ancho del globo. Por esas mismas fechas, España marcó también su récord de casos covid. El 12 de enero, se sumaron 179.125 nuevos contagios a los registros de Sanidad, una cifra sin precedentes.
Mientras ómicron batía récord de contagios, los hospitales aguantaban el tipo. Una menor letalidad de la variante y que las vacunas surtieron efecto permitieron contener la presión asistencial. Ello explica por qué, con cifras de contagios muy inferiores, los centros hospitalarios se colapsaban en olas anteriores. Sin embargo, los que sí sufrieron a este enemigo silencioso fueron los centros de Atención Primaria y la economía de nuestro país.
Los centros de Salud no daban abasto en realizar test y tramitar bajas laborales. Es más, el nivel de saturación y estrés fue tal que algunos profesionales sanitarios afirmaron que habían tenido que reducir a la medicación para resistir el día a día. Se formaron colas interminables a las puertas de los centros de Atención Primaria. Esta situación llevó a comunidades autónomas como Madrid a permitir que las bajas laborales pudieran tramitarse por vía telefónica.
Bastaba llamar al número habilitado por la comunidad autónoma correspondiente, notificar que se había dado positivo en coronavirus -valía incluso un test realizado en casa- y el operador tramitaba inmediatamente la baja laboral. Si bien es cierto que esta medida ayudó a descongestionar los centros de Salud, también impulsó el absentismo laboral, que, como demuestran los datos del INE, batió récords en la anterior ola de covid. Una ola que, en términos sanitarios, fue de las más leves.
El absentismo laboral provocado por ómicron y las anteriores obligaciones de cuarentena han provocado un impacto en la economía que todavía no ha sido calculado. Según los datos de la Seguridad Social, el absentismo laboral, en un período normal, puede conducir a pérdidas en la economía de más de 10 mil millones de euros.
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