Los operadores de telecomunicaciones estudian seriamente la posibilidad de usar satélites para dotar de cobertura espacial a los servicios de Internet de las Cosas que se avecinan.
"Han contactado con nosotros varios operadores de telecomunicaciones interesados en nuestra solución, y ya hemos tenido varias reuniones con ellos", explica Rafael Jordá Siquier, fundador y CEO de Open Cosmos, dedicada a operar la construcción, lanzamiento y gestión de nanosatélites para cualquier empresa, sea del sector que sea. Un extremo, el de los contactos con telecos, que ha podido confirmar Vozpópuli con al menos dos compañías, que han precisado no querer aparecer en el artículo.
Se trata de satélites del tamaño de un microondas y unos 30 ó 35 kilos de peso aproximadamente, con un coste que arranca en el millón de euros y puede alcanzar varios más. En cualquier caso, son cifras alejadas del coste de los satélites tradicionales, mucho más grandes, y con un coste estimado de entre 300 y 500 millones de euros. El modelo de Open Cosmos implica que el operador o empresas interesadas abonen una parte de la inversión para fabricarlo y ponerlo en órbita tras lo cual pasan a abonar una cuota a cambio de su uso y del trabajo para operarlos de la compañía. Así las cosas, Jordá explica que "hay distintos modelos de pago".
Los nanosatélites son más quirúrgicos, menos generales, de ahí que su coste sea menor. Además, pieden dar servicio en órbitas más bajas, por lo tienen una menor latencia -tiempo que pasa desde que se da una orden hasta que esta se ejecuta-. Por otra parte, el lanzamiento de varios satélites permite tener grandes zonas de cobertura cubiertas. Estas características los hacen muy interesantes para la inminente era de Internet de las Cosas (IoT), y en la cual los operadores están muy interesados. Servicios como la telemedicina o el coche autónomo son soluciones que requieren de una baja latencia, y esta clase de satélites son una solución tecnológica complementaria a las existentes para ofrecer los servicios IoT que se lancen en un futuro menos lejano de lo que se puede pensar.
Aseguradoras y energéticas
Una solución multisectorial, con tantas aplicaciones como permite la imaginación. Pensemos en dos industrias al azar, como puede ser la energética o la de los seguros.
"Una energética, un hedgefund u otros organismos monitorizando el cambio climático podrían estimar el volumen de extracción y almacenamiento de petróleo en una región concreta a partir de imágenes tomadas por estos satélites. Una aseguradora podría monitorizar el estado y desarrollo de grandes infraestructuras en cualquier sitio del mundo y los riesgos asociados, por ejemplo, a catastrofes medioambientales como incendios o inundaciones. Captar imágenes y utilizar distintos sensores en combinación con IA y Machine Learnig ofrece múltiples posibilidades", asegura Jordá.
Algo extrapolable al sector agrario. Un agricultor podría tener acceso a múltiples datos sobre el estado de un cultivo en concreto, y extraer conclusiones mediante Inteligencia Artificial y Machine Learning en torno a lo que debe o no debe hacer con el cultivo.
Una solución que ya ofrece la empresa israelí Manna, que combina imágenes satelitales con algoritmos para que los agricultores sepan qué zonas deben o no ser regadas, en qué momento, y cuándo hay hectáreas concretas a las que hay que prestar especial atención.
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