Economía

España volverá a quedarse corta en jubilación: 10 países rondarán los 70 años en 2070

El aumento de la edad de jubilación a 67 años en 2027 hará que España se sitúe entre los seis países de la UE con una edad de retiro más avanzada en 2030, pero si no hay nuevos cambios quedará por detrás de 8 países en 2050 y de diez en 2070

La edad de jubilación está hoy en 65,6 años y llegará a 67 años en el año 2027 gracias a la reforma del sistema que hizo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Eso hará que España se sitúe entre los seis países de toda la UE con la edad de retiro más avanzada en el año 2030, algo necesario dado el progresivo envejecimiento de la población. Pero en ese momento echará el freno, mientras que otros países seguirán incrementando el tiempo de trabajo de sus ciudadanos. Y eso hará que España vuelva a quedarse por detrás de 10 países en el año 2070.

Así se desprende del último 'Ageing Report' de la Comisión Europea, que recoge los cambios que irán haciendo todos los países europeos en los próximos años. En el caso de España, el informe tiene en cuenta los efectos de las dos últimas reformas, a pesar de que el Gobierno de Mariano Rajoy aparcó el cambio que él mismo propuso en 2013 para conseguir el apoyo del PNV para salvar los Presupuestos de 2018. Y la llegada al poder del PSOE sentencia a muerte lo poco que quedaba de esta reforma.

Sí se mantendrá, en cambio, la del año 2011, que incluía, entre otras cosas, el aumento progresivo de la edad de jubilación a los 67 años en 2027. Este aumento hará que España se sitúe entre los 6 países de la UE con la edad de jubilación más avanzada en el año 2030. Hoy 12 países nos superan. Eso sí, sin nuevas reformas, en el año 2050 nos volverán a superar 8 países y en el año 2070, 10 países.

Hacia los 70 años

Dinamarca, Italia, Grecia, Chipre, Países Bajos y Finlandia tendrán una edad de jubilación de, al menos, 70 años. En Dinamarca, por ejemplo, llegará a los 74 años. Así que España perderá los avances logrados si no sigue avanzando en este sentido. Este debate es importante ahora que el Pacto de Toledo está a punto de cerrar las recomendaciones que deberán guiar una nueva reforma. El sistema tiene retos muy grandes por delante y necesita cambios capaces de asegurar su sostenibilidad y suficiencia.

Esta semana la Comisión del Congreso retomará las negociaciones y podría cerrar la controvertida recomendación que tantas diferencias y discusiones ha generado durante estos meses. Hoy todos los partidos están de acuerdo en recuperar el IPC como referencia para actualizar las pensiones, hasta el PP, que ya solo reclama una excepción para cuando las cosas vengan mal dadas y el sistema no pueda afrontar un gasto así. Quedan más flecos por resolver, pero ninguno tan complicado como éste.

Lo cierto es que son muchos los expertos que reclaman a España que siga subiendo la edad de jubilación, sobre todo ahora que se da casi por hecho la derogación de la reforma de 2013. Hace solo unos días pudimos leer en Vozpopuli la opinión de Rafael Doménech, responsable de Análisis Macroeconómico del BBVA y todo un experto en la materia. Doménech es un firme defensor de las cuentas nocionales, con una edad de jubilación flexible que anime a la prolongación de la vida laboral.

El Banco de España ha recomendado también en varias ocasiones seguir elevando la edad de jubilación y llevarla, por ejemplo, a los 70 años, como están haciendo otros países europeos. Hace unos meses publicó un amplio informe sobre el sistema de pensiones, con el que quiso poner sobre la mesa las diferentes alternativas que existen para abordar la futura reforma. Una de ellas es precisamente el aumento de este límite a los 70 años, para que el sistema se pareciera más al de otros países como Suecia, Portugal o Finlandia.

Casi todos los países tienen en cuenta la inflación para actualizar las pensiones, pero vinculada a otros parámetros como el PIB o los salarios

En cualquier caso, la edad de jubilación no es la única diferencia que tiene España con otros países europeos. La casi segura vuelta al IPC como referencia para actualizar las pensiones también separa a España del resto. Hoy por hoy hay solo cuatro países que siguen utilizando sólo el IPC: Francia, Italia, Hungría y Austria. Y Francia va a dejar de hacerlo. Lo cierto es que casi todos usan la inflación, pero siempre lo vinculan a otro parámetro.

Por ejemplo, Bélgica sigue utilizando el IPC, pero también la evolución del coste de la vida del país. Y hay una clara tendencia a combinar la evolución de los precios con la de los salarios. Es algo que ya hacen Bulgaria, Croacia, Rumanía, la República Checa, Chipre, Letonia, Malta, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia y Finlandia. Reino Unido va un poco más allá y utiliza la inflación, los salarios y el PIB. 

Estonia, por ejemplo, utiliza también los precios, pero los vincula a las cotizaciones sociales. Y Grecia y Portugal mezclan los precios y el PIB. Irlanda no tiene una regla fijada y el resto utilizan, sobre todo, los salarios. Dinamarca, Luxemburgo, Países Bajos, Suecia y Noruega utilizan sólo la evolución de los sueldos de los ciudadanos. Y Alemania utiliza los salarios y el factor de sostenibilidad.

Calcular la pensión

También hay diferencias importantes a la hora de calcular la pensión, puesto que la gran mayoría de los países (19) usa toda la vida laboral. En España, en cambio, solo se usan los últimos 25 años de cotización y hasta hace poco se utilizaban los últimos 15. Precisamente este es uno de los factores que hace que aquí la tasa de sustitución (nivel de pensión respecto al último salario) sea mucho más elevada que en otros países.

Dinamarca y Países Bajos tampoco usan toda la vida laboral, sino los años de residencia. Irlanda utiliza una tarifa plana, Francia los 25 mejores años de la carrera laboral, Malta los 10 mejores años de los últimos 41, Portugal toda la vida laboral siempre que no supere los 40 años y Eslovenia los mejores 24 años consecutivos. De hecho ésta es otra de las grandes demandas de los expertos, que se use toda la vida laboral para calcular la pensión.

Lo que está claro es que el Gobierno tendrá que presentar sí o sí una nueva reforma. De momento, los ministros aún están aterrizando en sus nuevos puestos, aunque Magdalena Valerio, la elegida por Pedro Sánchez para pilotar esta reforma, ya ha dicho que el problema del sistema es de ingresos y no de gastos y que habrá que crear nuevos impuestos y tocar los que ya existen para asegurar que el sistema cuenta con los recursos necesarios. Veremos si se atreven a tocar de nuevo algunos de estos parámetros.

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