Con los últimos datos de la Oficina Estadística Europea, la tasa de paro desestacionalizada de la UE era en marzo del 6%, la de la Eurozona, del 6,5%, y la de España, del 11,7%. Únicamente Grecia tenía un nivel de paro de dos dígitos, pero inferior, incluso, al de España. En marzo de 2023, la situación era aún peor. La UE tenía un desempleo del 6%; la Eurozona, del 6,6% y España, del 12,6%. Y estos porcentajes cuando, tanto en la UE como en España, se siguen batiendo récords de ocupados.
La economía española está acostumbrada a convivir con unos niveles de paro muy superiores a los que soportan el resto de países de la Unión Europea, con la excepción de Grecia, con absoluta normalidad, sin preocupaciones extraordinarias. En el caso de los jóvenes de menos de 25 años, nuestra tasa era del 27,2% en marzo pasado, mientras en la UE estaba en el 14,6% y en la Eurozona, en el 14,1%. En Alemania era del 5,8%.
Mientras el Gobierno español, y en especial el Ministerio de Trabajo, tratan de no vincular los altísimos niveles paro de nuestro país a la generosidad de las prestaciones por desempleo, el Banco de España y la Comisión Europea insisten en que existe una correlación clara entre ambos parámetros. Buena prueba de ellos es que la última reforma laboral, que ha modificado las cuantías y la duración de los subsidios, ha venido obligada por Europa.
Eurostat tiene un indicador poco conocido que mide los incentivos que tiene un trabajador de cualquier país de la Unión Europea (y de algunos otros) para decidirse entre aceptar una oferta de trabajo en niveles salariales bajos o continuar percibiendo la prestación correspondiente de desempleo: es la llamada trampa del desempleo.
"Trampa del desempleo"
Tal y como señala la Comisión Europea, “la trampa del desempleo mide el porcentaje de ingresos brutos que se pierden en mayores impuestos y cotizaciones sociales, unido a la pérdida de la prestación por desempleo cuando una personas pasa a tener un trabajo”. Mientras el dato de la media de la Unión Europea es del 74,4%, en España asciende al 82,2%, según la estadística correspondiente al año 2023, la última publicada por Eurostat.
El problema viene de antaño. Las últimas medidas tomadas por el Gobierno de Pedro Sánchez no han hecho más que disuadir aún más a los parados de salir de la zona de confort que garantiza durante algún tiempo la prestación. En el año 2005, primer dato de Eurostat sobre este asunto, la trampa de desempleo en España era del 80,2%. Hoy, casi dos decenios después, ha subido dos puntos porcentuales.
España es el octavo peor país de una estadística que abarca a treinta y tres estados. El incentivo que tiene un trabajador español para dejar de percibir la prestación por desempleo y volver al mercado laboral es de apenas un 17,8% (la diferencia entre 100 y la trampa del desempleo), cuando en la Unión Europea es del 25,6% y en la Eurozona, del 23,8%. En otras palabras, el español que decida reincorporarse al mercado laboral ganará apenas un 17,8% más de lo que percibía del Servicio Público de Empleo Estatal. Poco aliciente para la mayoría de los beneficiarios.
Hay países en peor situación que España de acuerdo con las cifras de Eurostat. En Lituania, por ejemplo, la “trampa del desempleo” es del 102,8%. En este caso, el coste de oportunidad de ir a trabajar es superior a los ingresos que se perciben cobrando el desempleo, lo que disuade a las personas en su vuelta al mercado laboral. Algo similar sucede en Bélgica (94,4%) o Luxemburgo (91,9%), aunque en estos dos últimos países la tasa de paro, del 5,5 y 5,6%, respectivamente, no es tan preocupante como en España.
Países que menos incentivan los subsidios
En mejor situación que España se encuentran, pues, 25 de los 33 países examinados por Eurostat. Se da la circunstancia de que Grecia, el segundo con mayor nivel de paro de la Unión Europea después de España, es la economía con menor “trampa del desempleo”: el 42,6%. Es decir. Un trabajador griego que esté cobrando la correspondiente prestación por desempleo en su país, tiene un incentivo para volver a trabajar de ganar un 57,4% más de lo que ingresa en el paro.
Otro casos similares se dan en Rumanía, con una trampa del desempleo del 52,5%; Irlanda, 53,6%; Polonia, 59,8%; Estados Unidos, 59,9%, Turquía (61,5%). Además de España, pocos incentivos tienen los desempleados de Croacia (86,2%), Islandia (84,9%), Dinamarca (84,5), Bulgaria (82,4%) o Letonia (82,7%), todos ellos en peor situación que España. Entre las grandes economías europeas, España está a la cola, con el peor registro. Solo Italia se acerca algo (81,1%). Francia tiene un 74,1% y Alemania, un 73,1%.
Según un informe de la Dirección General para Asuntos Económicos y Financieros, las prestaciones por desempleo proporcionan una seguridad de ingresos durante el tiempo que se permanece sin trabajar, pero pueden, al mismo tiempo, desincentivar la búsqueda de trabajo y presionar al alza los niveles salariales.
Este trabajo, del año 2003, añade que “en el modelo de búsqueda, unas prestaciones de desempleo más elevadas aumentan el salario de reserva, de modo que los desempleados reciben menos ofertas de trabajo con salarios superiores a éste. Como resultado se reduce la salida del desempleo”.
Otra de sus conclusiones señala que, “en determinadas condiciones, los modelos estándar de la teoría de la búsqueda predicen que un aumento de la cuantía y de la duración de las prestaciones por desempleo conduce a periodos de desempleo más largos”.
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