La pandemia y la desaceleración de la economía que ya se venía advirtiendo mantienen el paro en niveles elevados (175.000 desempleados más que hace un año y 313.000 más que en 2019). Lo más llamativo es que son los mayores de 50 años, casi un millón de personas, los que más dificultades tienen ahora en encontrar un empleo; y, lo que es peor, el 41% lleva más de dos años buscando desesperadamente trabajo, es decir, mucho antes de que se produjera la actual crisis económica y sanitaria.
Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre, el paro total en España ha crecido un 5,2% respecto al mismo periodo del año anterior (3,543 millones frente a 3,368 millones). Mientras, el desempleo de los trabajadores de más de 50 años ha aumentado un 16% (947.000 frente a 817.000), es decir, más del triple que el nacional; y es casi el doble del alza (8,4%) que se ha producido entre los jóvenes menores de 30 años (1,060 millones frente a 977.000). Son por tanto los mayores de 50 años los más afectados ahora en términos relativos ya que, a pesar de sus largas carreras profesionales y de cotizaciones así como de una dilatada experiencia, no pueden encontrar un nuevo empleo. Ni siquiera aceptando las actuales condiciones de precariedad laboral y salarial.
Se trata de datos muy sensibles, incluso políticamente, ya que muchos de ellos, con cargas familiares e incluso hipotecas, son precisamente los padres de los jóvenes que tampoco encuentran trabajo, ni siquiera su primer empleo, y que dependen de los ingresos de esta cohorte de mayores. Coinciden estos datos además con el anuncio del Gobierno de una nueva reforma de las pensiones que prevé desincentivar el adelanto de la prestación mediante la elevación de los coeficientes correctores. Lo que significa una nueva reducción de la prestación. Según los sindicatos, más del 80% de los pensionistas que anticipan la prestación proceden del paro.
Por tanto, esta cohorte de parados se encuentra en la edad más peligrosa imaginable en el sector privado porque su situación va a distorsionar la cuantía de la futura pensión. Ser mayor de 50 años supone una dificultad añadida para volver a la senda laboral y mucho menos con las anteriores condiciones salariales y de cotización. Es decir, mientras muchas empresas aligeran de mayores sus plantillas para reducir más sus costes laborales, el Gobierno quiere retardar la edad de jubilación real como elemento principal de la nueva reforma.
Muchos de ellos, con cargas familiares e incluso hipotecas, son precisamente los padres de los jóvenes que tampoco encuentran trabajo
Esta cifra, que se incrementará en los próximos meses como consecuencia de los ERES anunciados por las grandes entidades financieras y empresas ante el efecto de llamada de la reforma de las pensiones anunciada para el año próximo, representa el 27% de todos los desempleados (3,5 millones) frente al 24% del años anterior (817.000) o los 880.000 que había en 2019. Por tanto, más de cuatro de cada diez parados totales en España se encuentra en estos rango.
Por tramos de edad, el paro que más crece entre los trabajadores mayores se encuentra en el colectivo situado entre los 55 y 59 años. Sube un 20% anual (hasta los 346.200), y representa el 10% del conjunto de los parados nacionales frente al 8,6% del año anterior (289.100 parados) y el 9% de 2019 (305.000 desempleados). Por su parte, el desempleo entre quienes tienen entre 60 y 64 años, a las puertas de la jubilación, aumenta también un 18%, hasta las 201.300 personas. Representan el 6% del paro total mientras que hace un año la cifra era de 171.000 (5% del desempleo del país) y en 2019 se situó en 170.000. En cuanto a la cohorte situada entre los 50 y 54 años, la subida del paro es superior al 11,4% hasta los 383.000 frente a los 343.000 de 2019, y representa el 11% del desempleo en España frente al 10% en el segundo trimestre de 2020.
A partir de 65 años el paro crece levemente en unas 14.000 personas hasta sumar casi 17.000. Se trata de personas que no tienen cotizados los años suficientes para causar derecho a una pensión e intentan encontrar otro trabajo para sumar periodos.
Paro en edades inferiores
En cuanto a los demás parados por debajo de los 50 años, las cifras son mejores. Así, salvo entre los menores de 24 años, en que el paro crece un 17%, y la cohorte entre 45 y 49, en que aumenta un 5,6%, el número de desempleados ha descendido en el último año en el resto de tramos (desde los 30 años 44 años) con una media superior al 5%.
La tasa de paro (porcentaje de desempleados respecto a la población en edad laboral que tiene o busca trabajo activamente) también refleja este aumento entre los mayores de 50. Por tramos de edad, bajan todas las tasas respecto al año anterior hasta los 44 años en una media de dos puntos (entre 45 y 49 años se mantiene estable). Pero suben exponencialmente a partir de los 50 años. Crece en casi dos puntos en el colectivo de mayores entre 55 y 59 años (hasta el 13,47%) mientras que el alza es de un punto entre las cohortes de 50 a 54 años (hasta el 12,44%) y de 60 a 64 (cerca del 13%).
Esta complicada situación, en particular para los mayores de 50 años, se debe en gran parte al modelo de crecimiento de la economía española, ya que el sector de los servicios acapara el 75% del PIB y casi el 80% del empleo
Esta complicada situación para todos los parados y en particular para los mayores de 50 años se debe en gran parte al modelo de crecimiento de la economía española, ya que el sector de los servicios acapara el 75% del PIB y casi el 80% del empleo (sobre todo en la hostelería y el comercio). Es el sector más sensible a las crisis y a cualquier efecto estacional de alza o de caída así como al aumento de la precariedad. Todo esto se observa en el tiempo de búsqueda del empleo.
Así, de los 947.000 parados mayores de esos 50 años, hay 608.800 que llevan más de un año buscando activamente trabajo sin encontrarlo y representan el 18% del conjunto de los parados nacionales. Por tanto, el 65% de los mayores de esa edad son parados de larga duración. Esta situación no se produce en ningún otro tramo de edad de los demás desempleados.
De esos casi 609.000 parados de larga duración, 385.500, es decir, el 64% (uno de cada diez del conjunto nacional) lleva más de dos años sin encontrar un puesto. Por tanto, llevan en esta situación mucho antes de sobrevenir la pandemia. Son parados crónicos que han agotado la prestación por desempleo, que suelen vivir del subsidio si causan derecho y que tienen dificultad para anticipar la pensión o en llegar a la edad legal de jubilación. El resto de estos desempleados de larga duración mayores (223.300, un 31%) lleva entre uno y dos años en esta situación, es decir, una parte importante procede del ajuste laboral provocado por la pandemia y otra parte también es anterior.
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