Aunque este fue el peor julio de la serie histórica en empleo, España lució unas cifras de paro menos negativas, con 11.000 desempleados menos que en junio. Las sospechas, que apuntaban a los fijos discontinuos, se han confirmado. Los datos del SEPE publicados una semana después desvelan que en realidad el paro oculto sufrió un fuerte crecimiento, de casi 100.000 personas.
Se trata de los demandantes de empleo con relación laboral, donde se incluye a los afectados por un ERTE, a los adscritos al sistema de colaboración social, y a los fijos discontinuos inactivos. Desde Fedea han explicado en varias ocasiones que los primeros, tras la pandemia, se mantienen estancados en menos de 10.000 personas; mientras que los segundos son un colectivo minoritario.
Sin embargo, desde que entró en vigor la reforma laboral en 2022, las empresas se han visto obligadas a sustituir contratos temporales por indefinidos, recurriendo masivamente al fijo discontinuo. Éste es el más semejante al contrato temporal al permitir al empresario desactivar durante temporadas de menos actividad al trabajador, dejándole sin empleo ni sueldo.
En esos periodos, si ha cotizado lo suficiente, el trabajador puede incluso cobrar una prestación por desempleo. Sin embargo, el SEPE no lo contabiliza como parado, sino que lo incluye en otra casilla: demandante de empleo con relación laboral. En julio este colectivo aumentó en 97.297 personas, hasta las 762.591. Son máximos del periodo postpandemia y postreforma.
Los fijos discontinuos y el paro
El fijo discontinuo abunda en sectores como la hostelería y el turismo, pero también en la educación, con el fin de evitar las vacaciones pagadas. Precisamente, el sector servicios creó menos empleo de lo habitual en julio (15.249 empleos) y la educación perdió 122.551. Esto dejó un saldo negativo total en el mercado laboral de 9.783 empleos, que no se vio reflejado en el paro.
El hecho de que las empresas estén recurriendo masivamente al contrato fijo discontinuo está permitiendo a España lucir una reducción del desempleo que, en realidad, no es tal. "Desde 2008 no teníamos datos tan bajos de paro", aseguró la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el pasado 2 de agosto, cuando se publicaron los datos de empleo y paro.
En julio el paro registrado que comunica oficialmente el Ministerio de Trabajo bajó en 10.830 personas, hasta las 2.550.237. Sin embargo, si se suma a los demandantes de empleo con relación laboral, donde se encasilla a todos los fijos discontinuos con su contrato inactivo, la cifra 'total de parados se eleva a 3.312.828. Esto es lo que Fedea ha acuñado como "paro efectivo".
En julio de 2019, el periodo que se suele tomar como referencia por las distorsiones que provocó la pandemia después, el número de parados efectivos (tanto los registrados como los demandantes con relación laboral) fue 3.305.964. Son unos 7.000 menos que ahora. Es decir, España tiene más paro "efectivo" que antes de la pandemia, pese a que las cifras oficiales digan lo contrario.
En cualquier caso, la reforma laboral no ha evitado que España sea el país de la Unión Europea con más paro de la Unión Europea y también el único con una tasa de doble dígito, superior al 10%. Grecia, el segundo con más desempleo, lo bajó en junio al 9,6%, siete décimas en un mes. España, sin embargo, siguió en el 11,5%, sólo una décima por debajo del nivel que tenía en mayo.
La Comisión Europea ya contemplaba hace unos meses que esto pasaría. Según sus últimas proyecciones anuales publicadas, España se enrocará como el país con más tasa de paro (en relación a la población activa) de la Unión Europea al menos dos años más, y el desempleo seguirá siendo de doble dígito al menos otro año.
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