El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, mantiene como hace un mes que la guerra de Ucrania no afecta al mercado de trabajo español. Tampoco ve la inflación española, más elevada que la de los países de nuestro entorno, preocupante, y llama a fijarse en la subyacente, descontando la electricidad y otros efectos, que a su juicio sí es equiparable a la de otros países, lo que en cualquier caso cree que se va a arreglar con el nuevo sistema que se está acordando con Bruselas.
Así lo ha sostenido en La Sexta, y ha recordado que febrero fue un buen mes y ha asegurado que a su juicio se mantuvo esa tendencia hasta mediados de marzo, cuando se dieron unos "días regulares", para volver a la normalidad a finales del mes. "Tuvimos un bache en los días centrales de marzo como resultado de las movilizaciones de los transportistas, que afectó al sector y a otros vinculados, y por el mal clima que afectó a la construcción", ha dicho.
En esto ha coincidido con el secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo, que ha considerado "fundamental" el efecto de la huelga del transporte para la ralentización en los días centrales del mes. Pero es que el propio Escrivá ha admitido que una vez que el Gobierno anunció las medidas -que había retrasado-, los datos empezaron a mejorar. Este progreso es realmente efectivo el mismo 29 de marzo, el día que finalmente el Gobierno aprobó el Plan de Choque contra la guerra, pero ya se percibía cuando por fin concretó medidas en su última reunión con el transporte, a pesar de ser al final de la semana anterior.
En marzo, el número de afiliados avanzó en cerca de 10.000 y superó por primera vez el nivel prepandemia. Un análisis de los datos de afiliación diaria de marzo muestra, sin embargo, el impacto del paro del transporte. Los tradicionales repunte y caída a mediados y finales de mes, respectivamente, no operan como es habitual, ni su saldo sale como positivo. El lunes 14 de marzo, día en que empezó el paro del transporte, había 81.762 afiliados más que el 1 de marzo. Sin embargo, el 31 de marzo había 83.924 afiliados menos que el 14 de marzo, un saldo negativo de 2.162 y una pérdida de más de 80.000. Esta tendencia difiere de la de 2019, cuando el 14 de marzo había 136.639 afiliados más que el 1 de marzo, y el 31 de marzo, 51.503 menos que el 14 de marzo, es decir, un saldo positivo de 85.136.
Así, se observa si se compara este marzo con el de 2019, el ejercicio que pone el Gobierno de ejemplo como comparativa prepandémica, y cuyo mes de marzo es similar al de este año: la Semana Santa tiene lugar a mediados de abril en los dos ejercicios, y el último día que se cuenta en marzo de este año para la afiliación fue jueves, por viernes en 2019. Jugaría incluso a favor de 2022 que el día 14 fue lunes, por jueves en 2019. Se trata de una comparativa de meses similares, subraya José Antonio Herce, consultor en longevidad y pensiones en LoRIS, quien, a diferencia de Escrivá, sí que cree que hay también efecto de la guerra y del IPC.
En este sentido, el repunte de afiliación de mediados de mes es este año más suave que el que suele registrarse. De los citados 81.762 afiliados más de este año a los 136.639 de 2019, lo que abundaría en el impacto de la guerra y de los precios de la energía, antes de que empezara el paro del transporte.
Si se compara esta tendencia con marzo de otro año que tampoco coincidiera con Semana Santa, el caso de marzo de 2017, se ve un repunte de 99.468 afiliaciones el 15 de marzo y una caída de 64.271 el 31, con un saldo positivo de 35.197.
Florentino Felgueroso, investigador asociado de Fedea especializado en el mercado de trabajo, cree que, con toda cautela, el efecto del paro del transporte se traslada a la afiliación, y advierte de que nos encontramos en meses cruciales, en los que lo que se suele crecer entre febrero y julio se traslada al final del año.
Crecen los ERTE no Covid
En lo que respecta a los ERTE, los trabajadores en ERTE no Covid crecen en marzo en 3.587. Un total de 17.162 trabajadores se encontraban en marzo en un ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas y de producción (ETOP) no relacionadas con la pandemia, frente a los 13.575 contabilizados a cierre de febrero, un 26,4% más.
Los afectados por este tipo de ERTE se concentran, sobre todo, en actividades industriales. El mayor número de trabajadores en ERTE no Covid lo registra la fabricación de vehículos de motor, que al finalizar marzo tenía a 4.894 trabajadores en ERTE, fundamentalmente por la falta de componentes, lo que está obligando a algunas marcas a parar temporalmente la producción. Le siguen la fabricación de otros productos minerales no metálicos, con 1.059 trabajadores en ERTE, y la metalurgia, sector en el que 864 de sus trabajadores se encuentran suspendidos de empleo. Sin embargo, Arroyo ha advertido de que todavía no están registrados la mayoría de los ERTE por la guerra.
Tanto Escrivá como Arroyo han insistido en que el Gobierno no se plantea desligar las pensiones del IPC a pesar de su espiral creciente, ni siquiera las mas altas, como ha apuntado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
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