Causó sorpresa hace unos días la entrada en el accionariado de Indra de Amber Capital, la compañía que posee el 29,7% de Prisa. Lo hacía además a pocas fechas de la Junta de Accionistas de la empresa tecnológica y en un momento de escalada bélica internacional que ha llevado al dueño del fondo, Joseph Oughourlian, a concluir que esta inversión puede ser rentable. El razonamiento tiene lógica: cuanto más inviertan los países en defenderse, más posibilidades hay de ganar dinero en el sector.
Desde Amber –en conversación con Vozpópuli-, sostienen que la participación de Indra ha perdido valor durante los últimos cinco años por la mala gestión de la compañía y que, al igual que sus homólogas europeas se han revalorizado, la española también tiene potencial para hacerlo.
Detrás de la explicación oficial existen otras derivadas que se deben tener en cuenta. La principal está relacionada con la intención del Ejecutivo de tomar el control de Indra para alinearla con los intereses del Estado. En otras palabras: los de Moncloa. Por esta razón, el Consejo de Ministros autorizó el pasado 22 de febrero a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para que incrementara su peso en la empresa tecnológica hasta el 28%.
También por este motivo se impulsó desde las filas socialistas la destitución de Fernando Abril-Martorell como presidente de Indra, aunque eso sucedió algo antes. En concreto, en mayo de 2021. Varios medios se hicieron eco de las desavenencias que existían entre el primer ejecutivo del grupo y Moncloa.
Unos meses después, el pasado abril, se produjo la dimisión de Cristina Ruiz como consejera delegada de Indra. Curiosamente, el Gobierno socialista, que ha hecho de la ‘igualdad’ una de sus prioridades, conducía a la dimisión a una de las pocas directoras de operaciones del Ibex 35.
El quejido de los independientes
Los consejeros independientes de Indra no han sido ajenos a este tipo de movimientos y, de hecho, presionaron para evitar que el sucesor de Abril-Martorell, Marc Murtra, adquiriera poderes ejecutivos. El objetivo era mantener cierto equilibrio de poder en la cotizada y no dejar sin voz a los accionistas minoritarios, según explican fuentes de la empresa.
Esto retrasó el plan de Sánchez y los suyos para tomar el control del órgano de gobierno de Indra, si bien no hizo que el Ejecutivo renunciara a su plan. La pieza de caza mayor –Abril-Martorell- la había conseguido. La consejera delegada se marchó un tiempo después de su cese. Lo siguiente era tratar de aumentar el peso específico de SEPI frente a los ‘vocales independientes’ del Consejo y frente a las posibles acometidas de los fondos de inversión del accionariado.
¿Qué ha pasado en los últimos tiempos y hasta las vísperas de la Junta de Accionistas? Quizás la primera gran noticia significativa fue la adquisición del 5% del capital por parte de SAPA Plalencia. La empresa vasca de Defensa ha reclamado la entrada en el Consejo de Indra de Jokin Aperribay.
SAPA formalizó el pasado septiembre la compra de la empresa de motores de aeronaves ITP a Rolls Royce. Desde hace unos meses, se ha especulado con la posibilidad de que Indra pueda adquirir un porcentaje de este fabricante industrial, algo a lo que Abril-Martorell se oponía. Sea como sea, en este asunto existe un posible punto de confluencia entre Indra y su socio vasco.
La SEPI se refuerza
Hace unos días, la SEPI hacía oficial el nombre del tercer consejero que propondrá para Indra. Algo a lo que tiene derecho tras haber crecido hasta el 25% del accionariado durante los últimos meses. El vocal será el economista Juan Moscoso. Próximo a los socialistas. No es ningún secreto.
Se unirá en el órgano a Antonio Cuevas y a Miguel Sebastián, que deberán renovar en su cargo en la Junta de Accionistas del próximo jueves y que no se espera que tengan problema para hacerlo pese a la oposición –revelada por Expansión- del fondo soberano noruego (Norges Bank, 3,6%). Esta medida de protesta se ha interpretado dentro de Indra como una forma de alzar la voz ante las maniobras de Moncloa para incrementar su peso en el grupo tecnológico. Entre medias, la familia March vendió sus acciones ante el cariz de la hoja de ruta trazada por el Gobierno.
La guinda del pastel la ha puesto Oughourlian, que ha invertido 300 millones de euros en Prisa en los últimos años y que ha sido víctima –como el resto de los socios- de la constante pérdida de valor de los títulos de la editora de El País y la Cadena SER. Eso le ha llevado, entre otras cosas, a adquirir con su propio capital una parte de los títulos.
Oughourlian cuenta con una buena relación con el Ejecutivo y, de hecho, designó como consejero dominical de Prisa a Miguel Barroso, una de las personas más influyentes en la ‘Corte socialista’.
Oughourlian también mantiene con el presidente de Indra un buen trato desde hace unos años –reconocen desde el fondo-. ¿Y qué relación tiene el líder de la tecnológica española con los socialistas?
Murtra -ingeniero industrial- fue director general de Red.es, así como la de director de Gabinete del Ministro de Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de España. Esta última, con Joan Clos (PSC) de ministro del ramo.
Entre los consejeros independientes de Indra, existe la sospecha de que más temprano que tarde adquirirá la presidencia ejecutiva de Indra, lo que reforzará todavía más a la SEPI y al Gobierno dentro de la compañía tecnológica. La duda es si Amber Capital también designará a un vocal.
De momento, desde el fondo aseguran que no tienen previsto proponerlo. Entre otras cosas, porque no han alcanzado el 8% del capital (tienen el 4,1%). Amber no oculta su intención de crecer en el accionariado a través de compras de pequeños paquetes de acciones, aunque para rebasar el listón del 5% necesitará del beneplácito de Defensa, según recordaba este martes el diario La Información.
Pero en caso de que finalmente alcance ese listón, su presencia en el Consejo no perjudicaría, precisamente, los planes de Murtra. Lo contrario sería muy sorprendente.
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