La carrera por seguir reduciendo el déficit público y salir este año del procedimiento de déficit excesivo podría complicarse en los próximos meses. El acuerdo con el PNV para subir las pensiones en línea con el IPC y la inesperada escalada de precios del petróleo tras la ruptura del pacto nuclear de Estados Unidos podrían dar un buen disgusto al Gobierno. La subida de pensiones costará 1.500 millones más y el encarecimiento del crudo, si se mantiene en los 75 dólares por barril, podría elevar cuatro décimas el desfase.
Así consta en el Programa de Estabilidad que el Gobierno actualizó el pasado mes de abril y envió a las autoridades comunitarias. En el documento, el Gobierno realiza un análisis de sensibilidad respecto a posibles cambios en las hipótesis considerados en el escenario base, que incluye estimaciones sobre los tipos de interés a corto y largo plazo, el tipo de cambio, crecimiento del PIB mundial, de la zona euro, el volumen de las importaciones, los mercados de exportación y el precio del petróleo.
El Gobierno explica que el precio de este elemento influye en los agregados macroeconómicos al variar el coste de la energía. España es, además, un país netamente importador que se ve afectado por los 'shocks' de estos precios por dos vías: los costes de producción y el saldo de la balanza corriente. Precisamente por eso, el Gobierno analiza cómo se verían afectados los principales agregados macroeconómicos ante un aumento de este componente, que es justo lo que está ocurriendo.
Menos crecimiento y más déficit
¿A qué conclusión llega? Asegura que si el precio se mantiene en el entorno de los 75 dólares por barril, un nivel que ya se ha superado estos días, el PIB, el consumo, el empleo, el déficit y la deuda se comportarán peor de lo plasmado en el cuadro macroeconómico oficial. El efecto en la economía será de 7 décimas, es decir, unos 8.000 millones de euros, y de ocho en el caso del empleo. El déficit, por su parte, podría elevarse cuatro décimas y la deuda aumentar en más de un punto.
Si estos impactos se materializan, España puede verse en problemas. Lo cierto es que el Gobierno sigue insistiendo en que el objetivo de déficit del 2,2% es posible, pero casi todos los organismos económicos lo dan por perdido. Este mismo miércoles la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) insistió en que va a ser difícil cumplir en 2018 y 2019. Y hace unos días la Comisión Europea elevó el desfase al 2,6% en sus últimas previsiones que, además, no incluyen el último acuerdo de pensiones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó en abril su tradicional Fiscal Monitor, donde situó el desfase en el 2,5%, pero aquí, de nuevo, no se recoge el impacto de los 1.500 millones que gastará el Gobierno en pensiones por el acuerdo con PNV. En algunos servicios económicos nacionales, como el de BBVA, también consideran que el déficit se puede ir al 2,6% o 2,7% al final de año.
En el peor de los escenarios, España se mantendría en 2018 como el único país que sigue en el procedimiento de déficit excesivo
Si damos todas estas previsiones por buenas y sumamos el impacto de las pensiones y el crudo, el déficit podría volver a rondar el 3% del PIB en 2018 y España se mantendría un año más en el procedimiento de déficit excesivo. ¿Lo bueno? Que parece que el procedimiento que habría que aplicar al salir del brazo correctivo de la Comisión podría ser mucho más exigente. ¿Lo malo? España volvería a ser, como en 2017, el único país en esta situación.
Y quizá lo peor de todo es la pérdida de credibilidad que sufriría el país. España logró cumplir el objetivo de déficit en 2017 tras años de incumplimientos y volver a fallar supondría dar un paso atrás. Además, en este caso la falta de previsión sería mucho más grave por la importancia que tiene en Europa dejar atrás la barrera del 3% de déficit.
Preocupación por el crudo
Los expertos, de hecho, empiezan a preocuparse. El director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Ángel de la Fuente, cree que es un poco prematuro calcular el impacto del encarecimiento del crudo en la economía porque su efecto podría diluirse en el corto plazo, aunque reconoce que, si se mantiene en el tiempo, será malo para el PIB y para el déficit. "Sin duda", sostiene.
Desde BBVA, el economista jefe para España, Miguel Cardoso, explica que, cuando el precio del crudo sube por un ‘shock’ de oferta cada incremento del 10% suele costar medio punto de crecimiento. Y esto, a su vez, haría que el déficit se redujera dos o tres décimas menos de lo previsto.
Lo que está claro es que el escenario es ahora un poco más complicado que hace unos meses y que el Gobierno tendrá que vigilar muy de cerca la recaudación para asegurarse de que los ingresos evolucionan bien y permiten lo pactado. Si no es así, habrá que tomar de nuevo medidas para ajustar las cuentas.
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