El llamado ‘comité de sabios’ tiene previsto presentar este viernes su informe sobre la reforma de las pensiones para que el Gobierno lo traslade al Pacto de Toledo, se discuta entre las diferentes fuerzas políticas y se inicie un largo trámite parlamentario que mantendrá la reforma en el escaparate de la actualidad hasta fin de año. El Gobierno tiene que sacarla adelante para aprobar uno de los principales deberes que le ha puesto la Comisión Europea y ha empezado ya a asumir que no va a tener más remedio que hacerlo solo con los votos del PP y, si acaso, de los nacionalistas catalanes. “Estoy dispuesto a asumir en solitario el coste político derivado de las grandes reformas”, dejó caer hace quince días Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados.
Izquierda Unida no tiene margen para apoyar la reforma a espaldas de los sindicatos y ha encontrado ya una palanca para intentar el sorpasso electoral en las europeas
Ignacio Fernández Toxo (Comisiones Obreras) y Cándido Méndez (UGT) han trasladado ya por separado al coordinador general de IU, Cayo Lara, y al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no van a tragar con esta reforma. La dirección de Izquierda Unida ha tomado buena nota de ello porque aspira a superar a los socialistas en los comicios europeos previstos para dentro de un año y ha encontrado una oportunidad de oro que va a llevarle a convertir su oposición a los cambios legislativos que prepara el Gobierno en el eje troncal de su campaña.
“El Gobierno ya sabe que no puede contar con nosotros, estamos en completo desacuerdo con la reforma y en ello coincidimos con los sindicatos. Además, el debate en el Congreso va a coincidir de lleno con la precampaña para las europeas”, admite un alto dirigente de IU.
La reforma va a resumirse en el ajuste de la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida de los beneficiarios y en la desaparición del IPC como referencia exclusiva para su revalorización
La actitud de la formación que coordina Cayo Lara provocará un efecto arrastre porque uno de los graves problemas a los que se enfrenta Alfredo Pérez Rubalcaba dentro del PSOE arranca de las voces crecientes que le exigen que radicalice su oposición para no seguir cediendo espacio electoral a Izquierda Unida y arriesgarse a sufrir en las europeas un sorpasso muy complicado de gestionar después en las autonómicas, municipales y generales de 2015.
La reforma de las pensiones toca una de las fibras sociales más sensibles y condiciona más de nueve millones de votos, a los que les puede resultar indigesto el llamado factor de sostenibilidad. En síntesis, va a resumirse, al final, en el ajuste de la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida de sus beneficiarios y en la desaparición de la inflación como referencia exclusiva para su revalorización.
El Pacto de Toledo, que tradicionalmente se ha guiado por un alto entendimiento entre las fuerzas políticas en él representadas tiene, en esta ocasión, un alto peligro de naufragar. IU lo supedita todo a sus intereses políticos y a la actitud de los sindicatos, mientras que el PSOE se justifica para anticipar su más que probable rechazo a la reforma con el argumento de que el PP se abstuvo cuando José Luis Rodríguez Zapatero, cuatro meses antes de dejar el Gobierno, alargó la edad de jubilación hasta los 67 años y abrió las puertas de par en par a un nuevo cálculo de las pensiones.
Las pensiones consumen este año más de 121.000 millones, muy por delante de los 37.000 del servicio de la deuda y los 27.000 del paro
En estos momentos, la partida total dedicada a esas prestaciones, 121.557 millones anuales, es la más alta del presupuesto, muy por delante de la destinada a pagar los intereses de la deuda, 37.000 millones, y el paro, 27.000.
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